Sólo hay tres jugadores que venden más camisetas que él en la NBA: Stephen Curry, LeBron James y Kobe Bryant. Es Kristaps Porzingis, rookie de los New York Knicks. Una explosión en popularidad en su carrera que sería inconcebible sin el trabajo que Aíto García Reneses desarrolló con él en el CB Sevilla desde que en la temporada 2012-2013 empezó a entrar en la dinámica del conjunto sevillano.
Es el último gran talento que ha conseguido poner en el escaparate mundial el técnico madrileño tras Pau Gasol, Ricky Rubio o Rudy Fernández. Visionario, capaz de hacer progresar a pasos agigantados al talento más joven, hoy tiene sus ojos en otro gigante tras hacer volar a Edy Tavares la temporada pasada. Porque Anzejs Pasecniks es el hombre que García Reneses tutela en el primer equipo amarillo.
El letón aterrizó este verano en la Isla después de completar la última temporada con el VEF Riga. Desde el inicio del curso comenzó a combinar entrenamientos con el primer equipo con los que la dirección deportiva del club tenía preparados para él. Su lugar, en principio, iba a ser el equipo filial que compite en la liga EBA. Pero, ahí, sólo ha jugado cuatro partidos donde ha promediado 19 puntos y 7,8 rebotes. Sus condiciones físicas -216 centímetros de altura- y aptitudes en la cancha han despertado el interés de García Reneses. Tanto que ha conseguido desplazar a Ovidijus Galdikas en la rotación del Herbalife y obliga al club a buscarle un destino al pívot lituano como cedido. Ahora es un fijo en el banquillo del club claretiano.
En el seno de la entidad están satisfechos con el trabajo que está realizando el jugador báltico en cada entrenamiento, tanto individual como con ambos grupos, EBA y ACB. Desde La Vega de San José señalan su humildad, vocación y predisposición como valores que ayudarán a su progresión. Algo que ha facilitado la adaptación de jugar en el mejor equipo de su país, para empezar a escalarar en uno de la cuarta división del baloncesto nacional, con la vista fija en despertar el interés del primer equipo. Algo que ya ha conseguido en estos meses.
"A la larga puede ser importante para el club. Va algo más retrasado en el físico, pero en la comprensión del baloncesto y en fundamentos va muy bien. En cuanto mejore su complexión física, lo hará su juego", aseguró el entrenador amarillo hace unos meses. Un contratiempo que el pívot de 19 años se encarga de trabajar cada mañana bajo la dirección de Juanjo Falcón, preparador físico del primer equipo. Sesiones de carga extra para ganar peso y musculatura, básico para el éxito de sus movimientos en la zona.
Mientras, el club se esfuerza para que el escudero de Porzingis en el Europeo sub 18 en 2013 -ambos estuvieron en el quinteto ideal- se aclimate, al igual que con el resto de chicos extranjeros que el club tiene en la cantera. Acumulando minutos y experiencia, su rostro empieza a ser reconocido en el Arena. Su momento está aún por llegar.
