Un telegrama cambió la vida de Aythami Ruano (Las Palmas de Gran Canaria, 1977). A los 17 años y tras haber destacado en el panorama local, regional y nacional del judo base, ese documento guardaba un giro radical. Ramón Domínguez, su maestro, le había aconsejado que enviara una solicitud de beca al Consejo Superior de Deportes para ingresar en el Centro de Alto Rendimiento. "La eché por echarla, porque realmente no tenía esperanzas en que me cogieran", narra. Sin embargo, la respuesta fue positiva. Estaba dentro.
En 1994 ingresa en el CAR de Sant Cugat. Los éxitos internacionales empiezan a caer con un oro en el Campeonato Europeo y una plata en el Mundial Júnior. Tras un par de años en Barcelona, se traslada al CAR de Madrid. En total, 8 años becado con los Juegos Olímpicos como meta final. Clasificado como quinto en el Europeo de 1998 y dentro de los nueve mejores del continente, su desquite llegó en 2000. En Polonia consigue el campeonato de Europa absoluto tras tumbar al turco Selim Tataroglu en la final del torneo. Sin embargo, esto no le permitió acudir a los Juegos Olímpicos de Sídney de ese verano. "Es una gran espina. Había otro español por delante en méritos en ese ciclo olímpico y sólo podía ir un representante por país", comenta, antes de añadir que estaba en su "mejor momento" deportivo.
Subcampeón de Europa en 2003, el billete olímpico para los Juegos Olímpicos de 2004 estaba ahí. Sin embargo, el coreano Kim Sung Beom rompió su sueño de llegar al medallero en el primer combate. La repesca no llegó y Aythami Ruano se volvió de Grecia de vacío. Ese año, abandona el CAR de Madrid y regresa a Gran Canaria. "Un ciclo olímpico más se me hacía demasiado y decidí volver", argumenta.
De vuelta hace una breve inclusión en la lucha canaria, para acabar enrolado en las filas del Vecinos Unidos de Firgas. Las lesiones le obligan a abandonar. "Fue una etapa muy bonita, pero el cuerpo no respondía ya", comenta. Desde entonces, el club y su familia -será padre por segunda vez- llenan su vida.
