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El Granca de siempre

El trabajo oscuro de Rabaseda en el último cuarto, clave para el devenir del partido Hasta los últimos diez minutos ninguno de los dos equipos se despegó en el electrónico

El Herbalife Gran Canaria echó una mirada al pasado para rebuscar entre sus recuerdos y encontrar en ellos la fórmula que siempre le ha ido bien en su historia. Porque en el partido 900 del conjunto grancanario en la ACB, el Granca tiró de casta, gallardía y eficacia para tumbar a un apuesto Bilbao Basket por 91-85. Un resultado que deja el cuarto triunfo consecutivo de los grancanarios en la Liga Endesa y el octavo si se cuentan en la racha las últimas cuatro victorias en la Eurocup. Todo antes de llegar a la cita con la Copa del Rey del próximo jueves frente al Valencia Basket en La Coruña.

Para empezar, un partido más Anzejs Pasecniks volvió a estar en el quinteto inicial del equipo de García Reneses. Su confianza en el joven cinco letón es plena. Pero fue precisamente por ahí, en la pintura, donde el Bilbao Basket encontró un filón. Bogris olió su timidez para hacerse fuerte en la zona con dos canastas consecutivas (2-7). Desperezado e intentando dejar atrás ese miedo inicial, sus prestaciones empezaron a mejorar. De esa manera comenzó a entonarse el Granca ante un rival que era una roca, firme en defensa y duro en ataque con Clevin Hannah y Georgios Bogris muy finos.

Tanto como Sasu Salin en los dos lanzamientos que realizó en las dos primeras jugadas donde el Granca precisó de su muñeca. El primero, tras rebote y asistencia de Pasecniks; el segundo, solo un par de segundos más tarde, después de aprovechar la falta que el Bilbao regaló en la jugada anterior (11-9). Una llamada que estimuló a la pareja que remaba en el equipo de Sito Alonso. El tándem sostenía a un Bilbao Basket generoso en el esfuerzo que era contrarrestado con un Granca eficaz en el lanzamiento y práctico en ataque. El partido caminaba por un cauce favorable al espectador en un partido dinámico, con alternancias en el marcador y sin ninguno de los dos equipos demostrando tanta superioridad como para distanciarse en el luminoso. El reparto de bofetones no cesaba. Si Bogris encestaba, luego lo hacía Savané; si Hannah volvía a meter, Newley respondía.

El más mínimo intento por escaparse en el marcados tenía su réplica casi inmediata. Dos tiros libres de Seeley ponían la máxima favorable a los claretianos hasta entonces con cuatro puntos (24-40). Una distancia que, en el mejor de los casos, el Bilbao Basket podía recortar en solo una jugada. Algo difícil, pero viable. Y eso mismo hicieron los hombres de negro. Dairis Bertans, prácticamente inédito en el partido, se sacó un triple con tiro adicional desde la frontal del perímetro (24-24). Como la cosa iba de retos y quién conseguía responder antes a la jugada anterior, Omic se picó. El arma: un mate a una mano en carrera desde la línea de fondo, como si se hubiera inspirado con Zach LaVine y Aaron Gordon en el concurso de mates de la NBA. El regalo extra llegó en forma de tiro libre adicional dentro (27-24) antes de que Ruoff -despiste incluido de Paulí- cerrara el cuarto en 27-26.

El guión de juego no cambió demasiado con variaciones rápidas y cortas en el marcador. El Granca tenía una buena noticia en el segundo periodo. Esa era Alen Omic, porque la bestia de Tuzla había despertado para afianzar el rebote amarillo, dar miedo en la zona y poner su mirada en el aro del Dominion. El internacional esloveno -acabó con 20 puntos- funcionó como sostén del Granca, que no conseguía quitarse de encima a un incómodo Bilbao. Los de Sito Alonso seguían agarrados a Mumbrú -incombustible-, Hannah y Bogris. Fue el base norteamericano el encargado de poner la última renta a favor de los vizcaínos en ese periodo desde el tiro libre (35-36) antes de que el Granca enseñara parte de lo mejor de sí. Newley y Seeley afinaron el rifle para intentar que los claretianos se distanciaran en el marcador después de dos triples consecutivos (41-38). Un inútil. Y es que de nuevo la historia se repetía con Bogris, Mumbrú y Bertans al rescate

En este acto, el criterio del trío formado por Perea, Oyón y Planells mosqueó al personal en el Arena. Varias decisiones de los colegiados, unidos al ritmo del partido y a la actitud de sus jugadores levantó al Arena, que tomó ruidos y mañas del viejo CID en el día 900 del Granca en ACB. Suficiente para impulsar al equipo y llevarlo al descanso con un par de puntos de renta (49-47).

Entre esa maraña de recuerdos del CID siempre estará Brad Newley. Pero el australiano no es solo pasado, sino presente. Parte activa del mejor Granca de la historia, el alero de Adelaida se encendió en el tercer cuarto para alcanzar los 17 puntos en los tres primeros cuartos -18 al final del partido- y levantar al Arena, que veía más factible la victoria amarilla. Acertado en el triple -acabó con 4/6- y tenaz en defensa, sustentó al Herbalife en el partido (60-57). En el lado contrario de la pista, Hannah -finalizó el partido con 23 puntos y 29 de valoración- daba al Dominion el empuje suficiente para no irse del partido demasiado pronto.

Sin Albert Oliver ni Kevin Pangos capaces de imprimir su juego para que el Herbalife dominara por completo el partido, los secundarios entraron en escena a tiempo para demostrar que pueden ser candidatos a llevarse el papel de actor principal en cualquier momento. Eso mismo hizo Pablo Aguilar a partir del tercer cuarto, reboteando como nunca y dando puntos de calidad a los suyos. Cinco consecutivos del granadino daban al Granca su máxima hasta el momento (67-61). Sin embargo, de nuevo el Bilbao respondió rápido. Con el partido en un puño, el Granca guardaba otro par de puntos como botín al término del tercer periodo (69-67).

En los últimos diez minutos, el Herbalife que emociona volvió a aparecer en escena. Ese que, por encima de jugadores, entrenadores o presidentes, siente al poder del colectivo como su gran motor. Lo hizo a través del control defensivo, la intensidad y el coraje unido al acierto en ataque. Así, con esos ingredientes, los que tantas veces se han utilizado a lo largo de la historia en el Granca, independientemente del escenario, el equipo voló.

Xavi Rabaseda, con su trabajo oscuro, de los que no brilla en las estadísticas, empezó a ganar el partido. Lo hizo para defender a la perfección la línea de pase, robar un balón a Mumbrú y acabar con un mate. El parcial de inicio era de 10-4. Por primera vez en el partido, el Bilbao parecía incapaz de reaccionar. Esa circunstancia la aprovechó el Herbalife para terminar de romper el partido. Eulis Báez, con cinco puntos consecutivos para su equipo, amplió el parcial hasta el 17-6 (86-73). El Herbalife tenía el partido donde quería, con una distancia suficiente para controlarlo sin sufrir en los minutos finales. Solo una técnica de Omic -justa e innecesaria- pudo haberlo cambiado. El Granca de siempre mira ya a la Copa del Rey.

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