Hay una inmensa clase de personas que suelen dejar bastantes cosas a medias en su vida. La otra parte que no funciona así, al menos ha dejado alguna. Desde un curso de inglés a una colección por fascículos. Ese tipo de seres, donde se sitúa la mayoría, es la antítesis del Herbalife Gran Canaria. Ayer, el conjunto amarillo hizo buena la defensa de los 11 puntos de renta que sacó en Polonia para, a través de un serio partido, pasar otra ronda en la Eurocup y colarse por segunda vez en su historia -además de manera consecutiva- en las semifinales de la competición continental. Solo al final, embrujado por la fiesta y con el partido en el bolsillo, se dejó llevar para empañar una clasificación a la pelea por la final y caer derrotado sin consecuencias frente al Stelmet Zielona Gora por 83-86.

La ventaja de 11 puntos que se traía el Granca de Polonia, no era definitiva. Era algo que se había encargado de repetir Aíto García Reneses desde que hace una semana su equipo cosechó esa renta en el país centroeuropeo. Esa frase se la grabó a fuego el Herbalife. Una certeza que no excluía otras, como por ejemplo que era un buen colchón para manejar el partido a su gusto. Por eso, de entrada, decidió empezar a cocer su pase a la semifinal de la Eurocup cuanto antes, manejando con gusto los primeros compases del partido.

Así, el balón fluía con naturalidad, conducido por Pangos -titular ayer en detrimento de Oliver-. El ex de Gonzaga se encargó de dinamizar el partido nada más empezar. Desde su lesión cervical en enero frente al Estrasburgo en esta competición, el canadiense había empezado casi todos los partidos desde el banquillo, eclipsado por un genial Albert Oliver. De vuelta al ruedo inicial y con el cuero naranja flotando por todos lados del parqué, el Granca empezó a escribir su manual de cómo no dejarse llevar por la parsimonia que podía pegársele con una renta relativamente cómoda. El ejemplo lo tenía en casa. Solo tenía que mirar a sus hazañas en la Copa del Rey de La Coruña ante el Valencia Basket o el Bilbao Basket, donde remontó partidos que parecían que no se iban a quedar en sus manos.

El Herbalife empezó a construir su pase a la semifinal en el Gran Canaria Arena en base a la firmeza de sentirse grande. Algo que lo notó, en parte, gracias al extraordinario acierto con el que arrancó el partido para los amarillos. Porque todo lo que tiraba contra el aro, entraba a la primera. El diámetro del aro no era un problema de peso para el Herbalife. La muestra inicial de lo que iba a suceder la dejó Sallin. El finés, hombre puro de rachas, se animó con el primer triple del día (2-5). Y no lo hizo solo. Ahí Pangos, en su mejor versión de fino tirador, afinó su muñeca para hacer volar al Granca y abrir el telón con un parcial inicial de 14-6 gracias a dos triples consecutivos. Primer frenazo en seco para el Zielona Gora.

Mientras, el Stelmet intentaba buscar la manera de frenar aquel ciclón que se encontró en Siete Palmas. Su guión de juego no había variado mucho con respecto al partido de ida. Defendían de manera intensa, agresiva, sin dejar muchos centímetros a que el Granca sacara a paseo sus buenas maneras. Sin embargo, los polacos, agarrados a Borovnjak y Bost se justificaban ante sus 150 aficionados desplazados a la Isla en busca del hito de remontar 11 puntos. Un intento por evitar que la eliminatoria se escapara en los primeros diez minutos (18-16), aunque a veces hay cosas que no se pueden parar. La muestra de ello, del nivel de confianza y juego en el que está el Herbalife, la patentó Albert Oliver para cerrar el cuarto. Otra imagen más del catalán para guardar y enseñar a los más pequeños. Finta, bote, entrada a canasta entre los gigantes polacos y adentro a aro pasado, sacando el balón lo más abajo posible. Al suelo y 2+1. Tres puntos para cerrar el primer periodo con un 24-18.

Siete de nueve

La diferencia empezaba a ser notable. Algo que no cambió el guión del asunto. El Granca estaba en plan rodillo desde el perímetro. Por eso Seeley se animó a lanzar, previo bote y paso atrás para cuadrarse en el 6,75. Dentro. Algo que repitieron Oliver y Rabaseda después. (36-22 min.14). La puntería de los de Aíto García Reneses era tremenda con siete triples encestados en nueve intentos. Aquello era demasiado para los de Saso Filipovski. Tocados, empotrados en una esquina sin salida, se vieron obligados a tomarse un momento para intentar buscar una salida. Un tiempo muerto ordenó sus ideas para empezar a pelear el partido y la eliminatoria. El acierto del Granca empezó a resentirse y el examarillo Borovnjak a dejarse notar junto a Vlad Moldoveanu y Mateusz Ponitka. Los polacos miraron a su grada, se pegaron un golpe en el escudo y sacaron casta para intentar levantar el partido. Una subida del nivel defensivo empezó a reducir la diferencia del choque. Alen Omic -excelso en el tiro libre, donde lo metió todo- empezó a ser el sostén del Herbalife. Suficiente para mantener la tranquilidad al descanso (45-39).

Si el Herbalife conseguía aguantar el nivel que había mostrado hasta ese momento, las semifinales se podían atisbar. Pero el Zielona Gora sabía que su momento estaba tras la reanudación. Razón para volver a salir agresivos, en busca de algún resquicio, algún punto de flaqueza mental del Granca que le hiciera tambalear. De nuevo, el Zielona Gora repitió con Bost, Borovnjak y Moldoveanu. Un trío al que se alistó Koszarek. Esa pauta le sirvió para ir acercándose poco a poco en el marcador (51-48 min. 23). La firmeza del Herbalife no daba más alas que esas a los polacos, que nunca consiguieron romper la barrera de colocarse por delante en el marcador. El punto psicológico estuvo siempre a favor del Granca, que remaba en torno al músculo colectivo que le ha llevado a superarse cada temporada que pasa.

Xavi Rabaseda -que acabó con 13 puntos y seis rebotes- se creció para colocar al Granca un poco más cerca de la pelea por estar a las puertas de otra final de la Eurocup. Un triple suyo -3/6 para él desde el perímetro- mandó el partido a falta de 10 minutos con una amplia ventaja (70-56). La eliminatoria estaba prácticamente hecha. Solo la desconexión local en los minutos finales y el acierto polaco volteó el partido.Un desliz que no alteró el tema central de la eliminatoria: el Herbalife Gran Canaria, como en 2015, estaba en otra semifinal de la Eurocup y, por derecho propio, puede volver a sentirse grande.