El Sevilla, que sólo había sumado un punto de los últimos quince, rompió su mala racha ante el eterno rival, el Real Betis, que tuvo poca fuerza atacante en el estadio Sánchez Pizjuán. Los sevillistas saldan la temporada con tres victorias (una en Liga y dos en Copa del Rey) y un empate en los derbis.

Los primeros remates fueron locales. Las ocasiones de Banega, Ferreira y Konoplyanka hicieron que los béticos bajaran su fogosidad inicial y cerraran espacios.

El Sevilla se aproximó una y otra vez, pero sin puntería. Así llegó el partido a su meridiano con el resultado inicial, ya que los visitantes siempre vieron muy de lejos al portero Sergio Rico, dando por buena su seguridad en la defensa.

El choque en el segundo periodo estuvo más equilibrado, porque los béticos se atrevieron a salir hacia el área rival, con la aparición en el campo de Álvaro Cejudo por el joven belga Charly Musonda, y los sevillistas buscaron entonces los contragolpes para hacer daño.

En uno de ellos llegó el 1-0 merced al remate de cabeza del goleador Gamerio. Salió al momento en el Betis el delantero Van Wolfswinkel para ayudar al ataque verdiblanco en busca del nuevo empate. Se entró en el último cuarto de hora con ese propósito en los visitantes y el de abrir brecha en el marcador por parte de los locales.

Fue el Sevilla el que estuvo más cerca del 2-0, y éste llegó en el minuto ochenta tras un gran zapatazo desde lejos del lateral Coke, quien había ingresado poco antes al terreno de juego.

La ventaja de 2-0 ya parecía suficiente para el Sevilla en la recta final de un partido que ya no tuvo más historia. El Betis se quedaba con un pésimo bagaje en los derbis sevillanos de esta temporada.