Estrellas como la pertiguista Yelena Isinbáyeva, el vallista Serguéi Shubenkov y los saltadores Iván Újov o Masha Kuchina, todos campeones olímpicos o mundiales, se perderán los Juegos de Río por el veto de la Federación Internacional de Atletismo (IAAF).

Y es que en un caso sin precedentes en la historia olímpica, el atletismo ruso se quedó fuera de los Juegos por dopaje, antesala de la probable exclusión del equipo olímpico ruso al completo.

El Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) rechazó unánimemente el recurso presentado por 67 atletas rusos contra el veto que les impuso la IAAF, que suspendió a la federación rusa por connivencia con el dopaje.

El TAS considera que sólo pueden competir en Río aquellos atletas que cumplan el criterio de haber entrenado varios años en el extranjero bajo el control de agencias antidopaje de otros países, mientras el resto no son "aptos" al carecer de acreditación la federación a la que pertenecen.

El golpe es especialmente duro para Isinbáyeva, doble campeona olímpica (Atenas 2004 y Pekín 2008) y bronce en Londres (2012), que quería despedirse con una quinta olimpiada y un tercer oro al cuello. A punto de cumplir los 34 años, la zarina de la pértiga recuperó el liderato en la disciplina después de un par de años de crisis al ganar el Mundial de Moscú (2013), tras lo que se tomó una pausa para ser mamá.

Isinbáyeva, que debutó en Sídney con 18 años, advierte que llevará a la IAAF a los tribunales, ya que considera que en ningún caso deben pagar "inocentes por pecadores".

Otro de los grandes perjudicados por la prohibición sería Serguéi Shubenkov, el campeón mundial de 110 metros vallas y la esperanza europea en esta disciplina dominada por estadounidenses y caribeños.

Shubenkov, de 26 años, se encuentra en plenitud tras ganar los últimos campeonatos de Europa (2012 y 2014) y coronarse como el campeón en los Mundiales celebrados en Pekín (2015), tras ser tercero en Moscú (2013).

Su ausencia sera dolorosa para su familia, ya que su madre, Natalia Shubenkova, especialista en heptatlón, no disputó los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 84 por el boicot del bloque socialista.

También ve truncados sus sueños Masha Kuchina, campeona mundial en Pekín con un salto de 2,01 metros, aunque tiene 23 años y tendrá nuevas oportunidades.

Campeona de Europa en pista cubierta y bronce al aire libre en 2014, Kuchina es la gran apuesta del atletismo ruso en esta disciplina y está llamada a sustituir a Anna Chicherova, campeona en Londres y que está sancionada por dopaje.

Otro campeón olímpico ruso es Iván Újov, oro en la capital británica con 2,38, salto que puso fin a una carrera llena de altibajos. A sus 30 años, el ruso, que saltó 2,42 metros bajo techo en 2014, parece lejos de su mejor forma, ya que se perdió el pasado Mundial y acaba de cambiar de entrenador, pero es un atleta imprevisible y capacitado para todo.

Por ahora, sólo la saltadora de longitud Daria Klíshina, bronce en los Europeos en 2014, puede participar en los Juegos al cumplir el criterio de entrenar en Estados Unidos y estar controlada por agencias antidopaje extranjeras.

Por ese motivo, Klíshina fue víctima de una agresiva campaña en las redes sociales e incluso fue acusada de traición y comparada con un colaborador nazi por someterse al dictado de la IAAF.