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UD Las Palmas La crónica (12ª jornada)

La UD tropieza con la misma piedra

El equipo amarillo, con dos goles calcados a pelota parada, paga un mal primer tiempo y es devorado por un Betis hambriento

La UD tropieza con la misma piedra

Habrá que continuar esperando para poder contar que la UD acaba con el gafe que le persigue en las visitas al Estadio Benito Villamarín, escenario vetado para sus triunfos desde hace ya casi cuatro décadas. Los amarillos perdieron justamente ayer (2-0) ante un Real Betis revitalizado con el estreno de un nuevo entrenador en el banquillo. Además, el cuadro grancanario tropezó dos veces con la misma piedra, y ahí firmó su sentencia. En dos jugadas calcadas a pelota parada desde el córner, los locales consiguieron los goles que campearon finalmente en el electrónico. Ambos llegaron en la primera mitad, y además, el segundo de ellos en un momento determinante, en la última jugada del acto inaugural.

Estos tantos vinieron a premiar la superioridad local. Los andaluces salieron como lobos con los ojos ávidos de sangre y maniataron a su rival. Las Palmas, ante la presión y el empuje del adversario, no pudo tener posesión y mover la pelota con efectividad, sus principales señas de identidad. Además, por la banda derecha, el cuadro verdiblanco le hizo mucho daño a los insulares en su ofensiva, aunque su portería se mantuvo indemne ante las acometidas hasta esos dos momentos puntuales en los sendos saques de esquina que le terminaron costando el partido.

En la segunda mitad, la UD se pareció más a sí misma. El Betis dio un paso atrás después de su numantino esfuerzo del primer periodo. Las Palmas empezó a fluctuar la pelota, aunque sin demasiada verticalidad ante lo ordenado del entramado defensivo de los andaluces. Dos disparos de Vicente Gómez fueron los argumentos más destacados de los amarillos para perforar la meta de Adán, que respondió muy bien.

Tanto Víctor Sánchez del Amo como Quique Setién cumplieron con lo anunciado en la previa. En cuanto al equipo insular, las modificaciones solo afectaron a los nombres, no al sistema habitual. La más sorprendente fue la vuelta de las rotaciones a la portería. Después de cinco encuentros consecutivos formando Raúl Lizoain en el once titular, Javi Varas reconquistó esa plaza coincidiendo con su vuelta a la ciudad que le vio nacer, aunque actuaba en la orilla contraria a la que se crió futbolísticamente. Vaya pitada que se llevó de la parroquia verdiblanca cuando se acercó a su portería, a la que respondió con aplausos de manera sarcástica.

Por su parte, Lemos -que fue sustituido en la segunda parte por lesión- tomó el testigo de David García en la zona derecha de la pareja de centrales; mientras, en la línea de cuatro por detrás del punta, Sergio Araujo, las variantes afectaron a la zona derecha. Entraba Momo jugando a pierna cambiada por la banda diestra ante su exafición, mientras que Tana, que venía partiendo desde ese lado, se incrustaba en el centro junto a Jonathan Viera. Por ello, Vicente Gómez vio el inicio desde el banquillo, donde no estaba Tyronne, descartado en la convocatoria que suponía su vuelta a una lista con motivo de la visita a tierras hispalenses.

En el bando bético, la llegada del nuevo técnico trajo consigo cambios tanto de sistema de juego, con tres centrales y dos laterales largos, como de hombres, destacando la presencia de Rubén Castro en su posición habitual, la de delantero centro, y la de Dani Ceballos en la izquierda como los principales.

Con estos movimientos de piezas sobre el césped del Benito Villamarín, los locales salieron desbocados y la UD Las Palmas, cosa poco habitual, no encontraba la mejor arma que usa para construir su fútbol, la posesión. Los béticos, percutiendo por la banda derecha con Joaquín, contó con la primeras opciones de gol, pero su centro no pudo ser alcanzado por el matador Rubén Castro. A renglón seguido, el ariete grancanario puso en un membrete a Javi Varas, que detuvo sin problemas el disparo desde el interior del área.

El conjunto grancanario no conseguía tener la manija ante la intensa presión del adversario. Sólo en algunas jugadas rápidas lograba merodear la portería de Adán, como en el minuto 4 con un disparo de Prince muy desviado.

Sin la pelota, la UD centraba sus esfuerzos en atemperar las embestidas béticas. Y lo hacía con solvencia, pues Javi Varas no pasaba demasiados agobios ante la buena actuación de su zaga. Arriba, seguía insistiendo en meter en velocidad a sus acciones. De nuevo Prince, por banda izquierda en el minuto 18, lo intentó, aunque su tiro peligroso lo interceptó el portero Adán. También irrumpió con celeridad Tana por el centro en una buena situación que se quedó en nada al meter el pase a Araujo cuando éste se encontraba en fuera de juego.

Primer cambio en la defensa

Pero en el minuto 26 llegó el mazazo. Un córner botado desde la izquierda por Joaquín, ahora jugando por la siniestra, lo proyectó la cabeza de Bruno desde el primer palo hasta el contrario, donde Momo que estaba debajo del larguero en esa zona no pudo evitar un auténtico papazo. Para colmo de males, instantes más tarde, Dani Castellano dejaba el campo lesionado. Se incorporaba David García al centro haciendo pareja con Lemos y hasta el lateral zurdo se iba Bigas.

El 1-0 no aplacó las ganas béticas. Los verdiblancos seguían con hambre y, entre Joaquín y Rubén enardecían a su parroquia cada vez que aparecían en las inmediaciones del área. Por contra, la UD no encontraba la fórmula. Con Roque asfixiado a la hora de crear, Momo, Tana y Jonathan Viera intentaban auxiliarle, pero ni así se lograban acercar hasta Adán. Una falta directa de Viera que se marchó muy alta y un chut de Prince que cogió la misma trayectoria que el anterior, resumía el bagaje ofensivo de los amarillos cuando el choque miraba hacia el descanso. Antes del intermedio, en la prolongación, el partido le deparaba otra ingrata noticia a los isleños.

La UD Las Palmas tropezaba de nuevo con la misma piedra. Otro córner desde la izquierda de Joaquín lo remataba en el primer palo un jugador bético a la red, esta vez Mandi, ante la pasividad de la zaga y del portero. Un auténtico mazazo que ponía el colofón a una primera parte muy gris de los de Quique Setién.

No varió piezas el míster amarillo en la reanudación en busca de la reacción. En el inicio del segundo acto, el Betis bajaba el pistón y la escuadra grancanaria se empezaba a parecer a la de siempre. Ya comenzaba a sumar pase tras pase. En estos inicios, esa fluctuación de la pelota no creaba demasiado peligro, pero al menos se trataba de un dato esperanzador en estos compases del encuentro.

Y más cuando Tana y Viera empezaban a hilvanar, como en el minuto 54, en un centro del primero desde la derecha que no llegaba a controlar acrobáticamente Prince. Era un pasito, pero se necesitaban muchos más para intentar la remontada. Aunque ya a esas alturas el terreno se inclinaba para el campo en el que defendía el Betis, que se lo jugaba todo a sorprender con la velocidad de Joaquín y Rubén arriba, se alcanzaba el minuto 65 y el portero local no había intervenido. Ese déficit lo intentó paliar Quique Setién quitando a Momo y dando entrada a Vicente. Este último, con un disparo desde fuera del área y otro escorado cerca del final, casi varían el rumbo de un flojo encuentro de la UD.

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