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Herbalife Gran Canaria Actualidad

Ryan Hollins, visto y no visto

El Gran Canaria despide al pívot tras viajar sin permiso del club a Estados Unidos

Hollins ejecuta un mate, su principal especialidad en ataque, en el partido de la Eurocup contra el MZT Skopje macedonio en el Gran Canaria Arena. QUIQUE CURBELO

Ryan Hollins ya es historia en el Herbalife Gran Canaria. Si el fichaje del pívot estadounidense por el conjunto amarillo sorprendía a principios de diciembre, tres meses y unos días después de la llegada también causa el mismo asombro su despedida. El norteamericano ha quedado desvinculado del club después de que, sin permiso de la entidad, viajase hasta su país por la muerte de un familiar en vísperas del choque contra el Real Betis del pasado fin de semana.

Su tío falleció una semana antes de que el jugador viajara. El club en un principio informó de que su ausencia se había producido con permiso, pero no era realmente así. Además, la entidad claretiana ya le había dado previamente su ok para ausentarse de varios entrenamientos y de dos partidos al haber sido padre. Por esos motivos, además del agravio comparativo que significa con el resto de compañeros, el club no tuvo dudas y decidió despedirlo. El jugador ni siquiera avisó sobre la fecha de su regreso, que se produjo ayer. A su retorno le esperaba el club ya con los documentos sobre la mesa.

El exNBA, que se incorporaba para reforzar el juego interior del equipo claretiano mermado por los problemas físicos de varios de sus componentes en aquellas fechas, cierra su primera aventura europea con más pena que gloria, pues su aportación al equipo ha sido casi anecdótico.

Si el pasado fin de semana se perdía el encuentro ante el Real Betis en Sevilla, semanas antes también causaba baja por paternidad en un momento importante para el Granca. Con permiso del club, Ryan Hollins se quedó en la Isla y no viajó junto a sus compañeros al doble desplazamiento para medirse primero al Real Madrid y dos días al Hapoel Jerusalem en Israel, en el primer duelo de cuartos de final de la Eurocup.

El pívot llegaba al Granca con un amplio bagaje en la liga profesional norteamericana, donde durante diez temporadas había militado en casi una decena de equipos, ganándose a pulso su condición de temporero. El jugador, de 32 años de edad y nacido en Pasadena (California), actuó antes de desembarcar en la Liga Endesa en los Charlotte Bobcats, Dallas Mavericks, Minnesota Timberwolves, Cleveland Cavaliers, Boston Celtics, Los Ángeles Clippers, Sacramento Kings, Washington Wizards y Memphis Grizzlies.

Con esos antecedentes, el club y también los aficionados esperaban un poco más de él. En su etapa como amarillo le ha costado adaptarse a las reglas y a la forma de juego que impera en el baloncesto europeo, además de vivir su primera experiencia de vida en un país muy diferente al suyo.

Una cosa sí que no se le puede negar: sus ganas de agradar y su integración en el vestuario,. Bien desde el banquillo o desde la cancha, siempre se le veía animando a sus compañeros, y a él mismo. Además, deja en Gran Canaria su sello personal en la pista, deleitando con sus jugadas preferidas, los tapones, y terminando alley oops por encima del aro con contundentes mates.

Pero en un deporte como el baloncesto, los números son los números. Y en este apartado, Ryan Hollins se mostraba gris. Salvo alguna actuación esporádica, su peso específico en el equipo ha sido muy pobre. En la Liga Endesa, disputó seis encuentros, con una media de diez minutos en cancha. En ese tiempo, promedió 4,5 puntos (su máximo fue de siete), 4,8 de valoración y 2,7 rebotes, un guarismo muy bajo para un pívot de 2,13 metros de altura y una envergadura bastante importante.

En la Eurocup. Ryan Hollins disputó únicamente siete encuentros, con las siguientes marcas: 3,4 puntos por partido, 1,3 rebotes y 3,9 de valoración. Su mejor partido fue el penúltimo, el segundo choque de la serie de cuartos de final con el Hapoel Jerusalem.

Justo después de ese choque, que supuso la eliminación amarilla, el estadounidense declaraba lo siguiente: "Me sentí bien en la pista, tenía ganas de volver a jugar. Mis compañeros me ayudaron a entrar en calor. Probablemente fue uno de los partidos más difíciles que he jugado. El baloncesto siempre ha sido mi refugio. Hace pocos días perdí a mi tío y fue muy duro. El partido de ayer va para él. Le quiero, le echaré de menos". Era el 4 de marzo. Una semana después partía hacia su país por este motivo sin permiso del club.

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