El CD Tenerife consiguió prolongar una semana más su sueño de ascender a Primera División. Lo hizo con mucho sacrificio, sufrimiento, sudor y lágrimas, las que saltaron de los ojos de algunos jugadores cuando el colegiado señaló la finalización de la prórroga a la que hubo que recurrir ayer. No fue un partido brillante del equipo chicharrero, pero al menos esta vez sí jugó con el alma que le faltó en Cádiz, eso sí, ayudado por su fiel afición.

A la vista de la pobre imagen ofrecida en el Ramón de Carranza, José Luis Martí optó por introducir cambios en su once. Sacrificó a Aarón y Tyronne en favor de Suso y de Choco Lozano. Sería, por tanto, Gaku Shibasaki el que partiera de la banda izquierda, aunque luego se prodigara más por dentro. Salió el Tenerife con mucho brío, muy diferente a como afrontó el encuentro de ida. Sus jugadores parecían haber salido con la lección bien aprendida y esta vez sí que iban con todo a las disputas. Eso sí, también se les advertía cierto nerviosismo con el balón.

En cualquier caso, la primera ocasión fue para los visitantes. Un córner que no llegó a despejar bien la zaga anfitriona, dejó el balón casi franco para Álvaro y a punto estuvo de marcar (3'). El Cádiz tenía muy claro cual era el papel que quería interpretar en el Heliodoro.

Muy bien situado sobre el césped y apretando cuando le tocaba consiguió frenar ese ímpetu inicial de sus adversarios. De hecho impidió que durante los primeros 20 minutos el conjunto isleño creara una sola ocasión. Mientras que ellos sí que contaron con algunas, como en un disparo seco desde lejos de Rubén Cruz que se marchó fuera por poco (13'); o en otro zapatazo de Aketxe desde fuera del área que tampoco alcanzó su objetivo (15'). Los de casa no jugaban cómodos porque lo hacían sólo con el corazón. Necesitaban algo de pausa para dirigir mejor sus ataques. Les faltaba fluidez en su juego, así como una señal a favor en el partido que les devolviera la confianza perdida en el choque de ida.

Y les llegó en forma de falta directa en la frontal tras una acción en la que Sankaré pudo merecer más que una tarjeta amarilla. El golpe franco lo lanzó Gaku Shibasaki por encima del larguero.

Los de Martí no habían obtenido premio de esa jugada pero al menos ya habían percutido sobre el marco contrario. Esa acción animó al Tenerife, que con Suso, Amath y Lozano arriba esta vez sí contaba con opciones más reales de crear peligro. Pero para ello, los blanquiazules debían hallar la fórmula de filtrarles balones a estos hombres.

Como ocurrió en el 1-0. Germán salvó la línea alta de presión gaditana con un preciso pase a Raúl Cámara, el madrileño vio el desmarque de Suso y el tacuense centró desde casi la línea de fondo para que Shibasaki, libre de marca, sacara a relucir su serenidad para anotar el tanto que buscaba su equipo.

El gol reforzó aún más la fe de la hinchada tinerfeñista, que abarrotó ayer el estadio santacrucero y se entregó a los suyos desde bien antes de comenzar la contienda. El Cádiz reaccionó y se acercó con cierto peligro en dos ocasiones más antes del descanso. Primero, a través de Aketxe, con un lanzamiento suave que fue a parar mansamente a las manos de Dani (38'), y de Salvi, quien tras deshacerse de todo el que salió a su paso estrelló el balón en el lateral de la red (41').

La segunda mitad comenzó abierta. El cuadro de Cervera no tenía más remedio que ir a por su gol y el Tenerife ni mucho menos quiso renunciar al ataque con tanto tiempo por delante. Era el contexto perfecto para que los veloces atacantes locales amenazaran la meta rival. Pero fue el conjunto andaluz el que primero obtuvo su oportunidad.

En ella estuvo a punto de empatar, ya que Aketxe recibió solo dentro del área, si bien su definición no estuvo a la altura de su calidad (50'). Aitor, con una volea alta (57') y Amath, al que su golpeo desde el área pequeña le salió desviado (58'), dieron la réplica por parte del equipo canario. Garrido lo intentó desde lejos también sin suerte (60'). Una gran jugada de Aketxe volvió a poner el nudo en la garganta a los seguidores del Tenerife, pero su compañero Rubén Cruz no acertó con su remate (70'). Como tampoco estuvo fino luego Suso en una falta que lanzó sin la potencia necesaria (77'). Martí buscó refrescar su línea medular con Alberto, que sustituyó a un exhausto Aitor Sanz. Y más tarde sería Tyronne el que ingresaría en el terreno de juego en lugar de Suso.

Sin embargo, el marcador ya no se movería, pese a que Jorge la tuvo al final, pero Cifuentes despejó a córner su cabezazo (90').

En la prórroga, el fuelle que le quedara a los futbolistas de cada equipo iba a ser fundamental. El Cádiz tomó la iniciativa por obligación tras la segunda reanudación. El Tenerife dio un peligroso paso atrás conocedor de que el resultado le favorecía. En la primera parte, se comenzaron a ver claros gestos de cansancio en ambos bandos y con las fuerzas justas costaba elaborar jugadas. Antes del último receso, Ortuño cabeceó un saque de esquina con mucha intención, pero la pelota se marchó alta.

En el acto definitivo, el Tenerife tiró de oficio para dormir el partido y no dejar tiempo para que su rival montara ofensivas. Omar pudo hacer el 2-0 pero su volea se marchó desviada (109'). Aketxe estuvo cerca de marcar en una falta lejana muy bien ejecutada (111').

Más tarde Ortuño se hizo con un balón suelto en el área chica pero Dani tapó muy bien (116'). Pero todavía hubo tiempo para otra ocasión, la más clara, en una falta rápida que sacó el Cádiz. Álvaro se llenó de balón y lo envió al lateral de la red en lo que supuso el gran sobresalto para la afición local.