La crisis turística está acabando con los negocios turísticos de más baja categoría. Tan sólo en lo que va de año los empresarios han echado el candado a 82 complejos de apartamentos en Gran Canaria con un total de 18.370 camas, ya sea de una forma definitiva o con una suspensión temporal de la licencia. Esto supone que en dos años se ha salido del mercado más del 11% de la oferta hostelera.

Las estadísticas no dejan lugar a dudas: la actividad turística atraviesa uno de los peores años de su historia al perder en lo que va de ejercicio unos 906.000 turistas extranjeros (un 14,5%), lo que ha supuesto que hasta el mes de agosto los ingresos del sector hayan disminuido en casi 843 millones de euros (un 14,5%), según datos del Ministerio de Turismo. Todo esto ha llevado aparejada una guerra de precios, que ha obligado especialmente a los establecimientos de más baja categoría a optar por el cierre o, en el mejor de los casos, a tirar los precios por los suelos.

Desde enero de este año hasta nueve establecimientos turísticos en Gran Canaria se han dado de baja definitivamente como centros vacacionales. Suman un total de 2.377 camas. Curiosamente, salvo dos excepciones, el resto ha optado por esta alternativa durante el pasado verano, cuando han visto la imposibilidad de remontar la situación. Muchos de ellos han emprendido el camino hacia su reconversión para un uso residencial.

A esas cifras hay que sumar que muchos propietarios han optado por un cierre ocasional para hacer obras de reforma a la espera de tiempos mejores. Un análisis comparativo de las cifras del Cabildo muestra que en los últimos dos años la oferta vacacional en la Isla ha disminuido algo más de un 11%.