Irlanda se ha convertido esta noche en el segundo país de la zona euro en necesitar la ayuda financiera de sus socios para evitar una suspensión de pagos segura.

Apenas seis meses después de Grecia, la pequeña isla atlántica, cuya economía representa apenas el 1,7% del PIB de la Eurozona, ha tenido que recurrir a la ayuda internacional, asfixiada por la presión del mercado.

En un comunicado emitido tras una teleconferencia, los veintisiete ministros y las instituciones comunitarias (Comisión Europea y Banco Central Europeo) anunciaron la puesta en marcha de un programa conjunto entre la UE y el Fondo Monetario Internacional para canalizar la ayuda a Irlanda.

A diferencia del caso griego, que sorprendió a los socios europeos sin herramientas adecuadas para hacer frente a la crisis, los gobiernos de la UE han podido dar una respuesta rápida a la petición de auxilio.

De hecho, hacía semanas que desde Bruselas y Fráncfort se insistía al Gobierno de Dublín en que hiciera uso cuanto antes del mecanismo europeo de asistencia creado a raíz de la crisis griega.

Un retraso en la solicitud de la ayuda sólo podía traer mayores costes de financiación y el riesgo de una desestabilización de toda la zona, al contagiarse las órdenes de venta a la deuda pública de otros países, como Portugal o España.

Menos de 100.000 millones

El plan de rescate aceptado por Irlanda obligará a este país a acometer una profunda reestructuración de su sistema bancario y de su política presupuestaria.

Así lo afirmó el primer ministro irlandés, Brian Cowen, tras confirmar que, a petición de su Gobierno, los ministros europeos de Finanzas acordaron la activación del mecanismo financiero de ayuda de Irlanda por un montante "inferior a los 100.000 millones de euros".

La cifra es bastante superior a las previsiones del titular de Finanzas, Brian Leniha, quien confiaba en que el plan de rescate no superase los "70.000 u 80.000 millones de euros".

El "Taoiseach" (primer ministro irlandés) dijo que el Ejecutivo abre ahora otra ronda de negociaciones con las autoridades competentes para determinar los detalles y condiciones del rescate, cuyos fondos irán destinados, por un lado, a corregir la política presupuestaria del Estado irlandés y, por otro, a sanear su sistema bancario.

De hecho, Cowen evitó hablar de cifras o requisitos concretos, pero desde Dublín y Bruselas se espera que el anuncio sea suficiente para generar confianza en los mercados internacionales cuando éstos abran hoy.

En mayo pasado, por primera vez en la historia de la unión monetaria europea, los socios tuvieron que improvisar un paquete financiero para Grecia por valor de 110.000 millones de euros (unos 150.800 millones de dólares), para un período de tres años, ante la imposibilidad de ese país de financiarse a precios razonables en el mercado.

El paquete de asistencia al Estado irlandés será alimentado a través del mecanismo de estabilización financiera contemplado en el presupuesto comunitario y de la facilidad financiera temporal que crearon los socios de la Eurozona a raíz de la crisis griega, así como de préstamos bilaterales que podrán ser negociados por los estados miembros que lo deseen.

La estrategia deberá contener, advierten los socios, los detalles de cómo planea el gobierno irlandés conseguir una consolidación fiscal por valor de 6.000 millones de euros en 2011, y de 15.000 millones en cuatro años, con el objetivo de volver a situar el déficit público del país (desde el 32% en 2010) por debajo del 3% del PIB en 2014.