CajaSiete, Caja Rural es una entidad de crédito que desarrolla su actividad bajo la fórmula societaria de Cooperativa de Crédito. Es una entidad privada, de carácter local y totalmente canaria. Con los años está demostrando ser una empresa canaria capaz de competir con éxito en el mercado financiero local.

Se constituyó oficialmente el día 6 de mayo de 1962, con el nombre inicial de Caja Rural Provincial de Santa Cruz de Tenerife, después de haber trabajado, durante meses, un grupo de cooperativistas agrarios, la idea de un banco cooperativo con la finalidad de ser un instrumento al servicio de las cooperativas y de los agricultores, para atender sus necesidades financieras (de productos y servicios financieros) y posibilitar el desarrollo de sus actividades.

Los motivos de su creación fueron, en esos momentos, atender las necesidades de financiación del sector agrario, especialmente de las cooperativas, que entonces no eran cubiertas por la banca. Los cooperativistas agrarios se dieron cuenta de que su crecimiento y desarrollo, y por tanto el éxito de sus empresas, dependía de la financiación, y esta era imposible o muy difícil sin la existencia de una entidad financiera como la Caja Rural, capaz de autogestionar el crédito agrario.

Entre las personas que fraguaron la idea cabe destacar a los componentes del primer consejo rector, con nuestro presidente fundador, Pedro Modesto Campos Rodríguez, que fue presidente desde 1962 hasta su fallecimiento en 1998, y al secretario y director general Federico Isidro Sánchez, desde 1962 hasta 1990.

En esta primera etapa, la de los pioneros, la de los fundadores, además de las personas, diversas entidades desempeñaron un papel decisivo, sin las cuales difícilmente hubiera tenido éxito el proyecto. Así tenemos que señalar a la UTECO (Unión Territorial de Cooperativas del Campo), cooperativa de segundo grado de la que podemos decir nació nuestra Cajasiete, Caja Rural y que fue la que puso las primeras pesetas.

También contribuyeron decisivamente -es preciso recordar que los recursos eran muy escasos- el asesoramiento y apoyo de la Caja Rural Nacional, que constantemente animó la idea y facilitó las autorizaciones y la organización de la entidad; el ya desaparecido Banco de Crédito Agrícola, Banco público que, mediante convenios, aportó mucho dinero para el movimiento de la actividad crediticia de la Caja, y la suscripción de aportaciones obligatorias al capital social realizada por el Cabildo Insular de Tenerife, en 1966, para cubrir los mínimos necesarios para poder ser calificada la Caja Rural.

Los primeros años fueron difíciles, con reducidos recursos y escasa actividad, siendo a partir de 1970 cuando se impulsa definitivamente el desarrollo y expansión de la Caja. Para tener una idea de las cifras, en 1970 la cifra de depósitos de clientes era de 700.000 euros y la de créditos de 1.290.000 euros

La Caja Rural inició su actividad en una primera planta de oficinas en la calle 18 de Julio, para luego en el año 1970 trasladarse a la sede de Rambla de Pulido, 24, cuyas instalaciones fueron ampliándose, hasta que en junio de 2005 se trasladó a la sede actual, un moderno edificio en la Avenida Manuel Hermoso Rojas, 8.

Así se pudo mejorar la filosofía cooperativa de ayuda mutua y trabajo en común para resolver por nosotros mismos, en las mejores condiciones posibles, las necesidades de productos y servicios financieros, y con ello ayudar al desarrollo del sector agrario y cooperativo de nuestra provincia. Hoy, por todos nosotros, empleados, socios y clientes, estamos empeñados en continuar la obra que iniciaron los cooperativistas fundadores.

En esta primera etapa la regulación de las cooperativas de crédito limitaba mucho su actividad, ya que solamente podían ser socios y solicitar créditos los agricultores, las cooperativas agrarias y sus socios, y con la única finalidad de financiar su actividad agraria y ganadera. Cada vez que se modificaba la normativa se iban ampliando las posibilidades. En este orden, se permitió financiar diversas actividades en el medio rural y complementarias del sector primario, hasta que en 1989, con la vigente Ley de Cooperativas de Crédito y el proceso de liberalización financiera derivado de la incorporación de España a la Unión Europea, se nos iguala a los bancos y cajas de ahorro, pudiendo desarrollar las mismas actividades y con la misma normativa.

En 1989 la cifra de depósitos de los clientes alcanzó los 64 millones de euros y la de créditos, 43 millones de euros.

Estos cambios supusieron un gran reto para nuestra entidad. Había que desarrollar productos para todo tipo de clientes y se nos abría un gran campo de actuación. CajaSiete, Caja Rural ha sabido aprovechar esta oportunidad y este reto, adaptándose y creando una gran entidad con capacidad para satisfacer las necesidades financieras de sus socios y del sector agrario. Además, la apertura a todos los sectores de la economía canaria, especialmente a las economías familiares y pymes, le permite contribuir de una forma decisiva al desarrollo de la Comunidad Autónoma.

En 1990 asumen la dirección general Jerónimo Monje Pérez, que pasará a presidente en 1998 y Fernando Berge Royo.

La crisis económica de 1989 a 1993 afectó de forma importante a la entidad y hubo que llevar a cabo un proceso de redimensionamiento y saneamiento que, además, coincidió con la etapa de liberalización normativa anteriormente señalada. En 1995 la cifra de depósitos de clientes alcanzó los 118 millones de euros y los créditos concedidos 91 millones de euros.

Nuestra CajaSiete, Caja Rural siempre ha tenido una filosofía de servicio, dentro de un modelo que se caracteriza por el arraigo local, la fidelidad al sector agrario y el trato personalizado a los socios y clientes, todo ello es posible llevando una gestión profesionalizada.

Así, en los estatutos de CajaSiete, Caja Rural se señala que el objeto social viene constituido por la atención a las necesidades financieras de sus socios y de terceros, mediante el ejercicio de las actividades propias de las entidades de crédito. A tal fin la entidad puede realizar toda clase de operaciones activas, pasivas y de servicios de la actividad bancaria, que desarrolla principalmente en el medio rural y con atención preferente a las necesidades financieras de sus socios.

Un aspecto que queremos destacar de CajaSiete, Caja Rural es que, además de empresa cooperativa, es una sociedad privada de capital canario, que opera en nuestro territorio, lo que supone que sus inversiones, la creación de empleo y la totalidad de sus beneficios revierten en la propia Comunidad y no salen de nuestro Archipiélago. Se trata de un aspecto fundamental que debe ser reconocido y valorado suficientemente por nuestra sociedad y las instituciones.

La expansión urbana, sin descuidar el mundo agrario y rural, y la apertura a todos los sectores de la economía canaria, posibilitaron un importante crecimiento de la entidad. Así en 2005 los depósitos de clientes llegaron a 771 millones de euros y los créditos a 680 millones de euros. Ese mismo año se inicia una nueva etapa con la inauguración del edificio de la nueva sede social, dotado con las más avanzadas tecnologías adaptadas al sector financiero y a las actividades sociales que se desarrollan en él. También ese mismo 2005 se procede al cambio de la denominación social, pasando a ser la actual de CajaSiete, Caja Rural, al tiempo que da comienzo la expansión regional, con oficinas en las siete islas de la Comunidad Autónoma canaria.

Durante estos 50 años se han ido haciendo realidad las políticas de expansión, las mejoras de instalaciones, el perfeccionamiento constante de la organización, la introducción de nuevas tecnológicas y la cualificación del personal.

Aunque seamos una entidad joven -50 años en el sector financiero es muy poco tiempo- hemos alcanzado objetivos y cifras importantes. En el ejercicio 2012 contamos con 84 oficinas sucursales y más de 40.000 socios. Nuestro volumen de negocio sigue creciendo año tras año, con una cifra de balance que ya supera los 1.500 millones de euros, y de negocio (depósitos más créditos) que se aproxima a los 2.000 millones de euros. Tenemos un ratio de inversión sobre depósitos que supera el 100%, fieles a nuestra política inversora de que todos los recursos los invertimos en economía real en Canarias, y un buen ratio de solvencia del 13,5, lo que demuestra gran solidez y buena eficiencia. Todo ello no hubiera sido posible sin la confianza depositada en la Caja Rural por sus socios y clientes, y por el trabajo de todos los que han sido y son empleados de CajaSiete.

La actual crisis económica nos plantea nuevos retos. La pérdida de músculo financiero canario, con la desaparición de las cajas de ahorro como entidades canarias, ocasiona un aumento de la dependencia financiera exterior, con las consecuencias para las familias y las pequeñas y medianas empresas que ello supone. CajaSiete, Caja Rural, como entidad canaria, mantiene en las Islas su centro de decisión y viene así a tratar de suplir y ocupar el vacío de músculo financiero isleño que se ha producido.

Tenemos gran capacidad de crecimiento y esperamos ampliar nuestras cifras de negocio, manteniendo la filosofía cooperativa para cumplir con nuestro objeto social: ayudar a satisfacer, lo mejor posible, las necesidades financieras de nuestros socios y clientes, para ayudarles a progresar y a mejorar sus condiciones de vida. Ser una empresa cooperativa, donde lo importante es el trabajo y las personas, supone tener una entidad al servicio de los socios en cada momento. Nuestro trabajo servirá para que las generaciones futuras, especialmente de cooperativistas, puedan disponer de una empresa, CajaSiete, Caja Rural, como instrumento de autogestión del crédito y con un funcionamiento democrático.