- ¿Esta fuerte subida fiscal se podría haber evitado si el Gobierno canario no hubiese aprobado unos presupuestos sin conocer el alcance de los recortes procedentes del Estado?

- Agua pasada no mueve molino. Esta situación viene de una desastrosa gestión del anterior Gobierno central y de una penosa administración de las cuentas públicas, lo que nos ha llevado a un déficit muy alto que estamos obligados a corregir. Si esto hubiera empezado a hacerse antes pues probablemente no hubiésemos llegado a esta situación. Llegamos tarde en el inicio de la aplicación de las reformas y ahora este nuevo Gobierno las inicia pero también tarde, cuando la Comunidad Autónoma ya había aprobado sus presupuestos. Canarias había iniciado sus ajustes hace dos años y estaba cumpliendo con los objetivos del déficit, por lo que sí criticamos que este recorte se ha aplicado de forma lineal, por lo que castiga más a quien menos tiene. En lo que no estamos de acuerdo es que el ajuste se haya aplicado linealmente a todos porque genera desigualdades en aquellos que están en situación peor como es el caso de Canarias. Lo que estamos haciendo al reducir la inversión media por habitante es profundizar en la desigualdad territorial del Estado.

- ¿Y la respuesta de la Comunidad Autónoma debe ser un ajuste fiscal de este calibre?

- Se trata de un paquete de medidas fiscales que no hay por dónde cogerlo, sin pies ni cabeza. El problema de todo esto es que el Gobierno recorta, sube impuestos y baja el sueldo a los funcionarios pero no explica adónde va porque tampoco lo sabe. No reforma la Administración pública, que es la causante de ese gasto, lo que se le pide al ciudadano es que pague más y a los funcionarios que cobren menos y, sin embargo, si le preguntáramos al Gobierno para qué vamos a pagar más y si a cambio vamos a tener una Administración más eficiente, vemos que no hay nada concreto ni definido. Me gustaría saber dónde está el grupo de expertos creado para reformar la Administración porque ya todos sabemos que está sobredimensionada y que tiene un exceso de gasto a todos los niveles. Se recorta por recortar, se crean nuevos registros para cobrar nuevas tasas, no se grava por la actividad económica sino por el mero hecho de existir como es el caso de las grandes superficies. Ya se está pagando por eso y ahora se pretende que se pague más, lo que ahoga la actividad económica. De esta forma, la única manera que tiene la Administración para recaudar es aumentar su burocracia con tasas que no sirven para nada. Todo esto demuestra que no hay nadie pensando en lo que están haciendo. Comprendemos que hay que hacer un ajuste fiscal pero debe ser ordenado y sabiendo a dónde se va. No se garantiza el nivel de recaudación y sustraen 250 millones del circuito privado para llevarlos a una Administración que se va a dedi-car a sellar. Me gustaría saber quién es el que está haciendo este disparate.

- A ustedes se les informó previamente, ¿se les notificó la magnitud de la subida?

- Cuando se nos dijo que tenían que ajustar el presupuesto en 800 millones de euros y que debían subir impuestos les advertimos sobre la situación de las empresas, que siguen cerrando. ¿Hay vida después de 2013? No sabemos si estas medidas van a llevarnos a una Administración más eficiente, más saneada, ágil, que ayude al crecimiento económico y que no se limite exclusivamente a recaudar. La respuesta es que no porque está sacando una norma que sólo pretende recaudar pero no aporta nada. Yo ya pago mis impuestos para que un funcionario me atienda pero es que ahora tengo que pagarle más para que me vuelva a atender y que me diga lo mismo. Los funcionarios no deben culpa de que haya departamentos que apenas tengan actividad, a lo mejor no hay que bajarle el sueldo un 5 % a los médicos sino reestructurar otros departamentos. No tienen a nadie pensando en eso y han tenido que encargar a un grupo ajeno a la Administración para saber cómo se hace pero no tenemos nada. La única propuesta del Gobierno es crear nuevas tasas.

- Pero el Gobierno central también está subiendo impuestos, ¿hay paralelismos entre ambos incrementos fiscales?

- El Estado ya subió el IVA el año pasado. Todos somos conscientes de que hay que hacer un esfuerzo pero el que se nos exige con estas medidas es tan brutal e injusto que no creemos que se alcance el objetivo perseguido. No se puede subir un 40 % el IGIC, los tipos que gravan los materiales médicos o el transporte escolar. El primer objetivo debería ser que la Comunidad Autónoma reduzca sus gastos y después haga las subidas pertinentes, pero no a todo el mundo. Es contradictorio que impongan tasas en los puertos y después pedimos que se acerquen más las islas y se pidan ayudas a Bruselas para incrementar la conectividad. El mismo Gobierno que lleva quejándose hace tiempo que nos han recortado las tasas aeroportuarias porque perdemos competitividad sube dos puntos el IGIC al sector turístico, ¿eso no es también perder competitividad? No hay coherencia en este paquete de medidas y nadie lo sabe explicar.

- ¿No le convence el argumento oficial del Gobierno de que esta subida es para sal- vaguardar los servicios públicos esenciales porque se corre el riesgo de cerrar colegios y hospitales?

- Este argumento no es creíble, en absoluto. Se pueden reducir gastos en Sanidad sin necesidad de cerrar hospitales ¿Por qué no se aumentan los conciertos con la sanidad privada que es mucho más barata? No se quiere. ¿Qué pasa con la Policía Canaria o con la televisión autonómica? Eso no son servicios sociales básicos. Hay que regenerar el tejido productivo, facilitar los microcréditos a las pymes y autónomos pero sin cargarles con más impuestos.

- Hacienda afirma que el impacto de la subida fiscal sobre la cesta de la compra será del 1,7 %, ¿cree que es así?

- Es muy complejo ese cálculo y tampoco lo podemos decir de forma taxativa porque nos pueden denunciar ya que Competencia cree que se pueden pactar los precios entre las empresas. Los precios subirán en algunos productos obligatoriamente en pocos meses pero en otros sitios será más complicado repercutir el incremento fiscal porque no hay demanda. También influirá decisivamente en la evolución de los precios el comportamiento de los carburantes, aunque la subida del impuesto también tendrá una repercusión directa sobre el precio del combustible. El principal factor de preocupación no es la repercusión directa sobre el IPC, que sí debe preocupar, sino la retracción del con- sumo porque si no se consume y suben más los precios no se vende. Lo que dudamos es que se consiga la recaudación que se pretende.

- ¿Cómo plantearía usted entonces el ajuste fiscal?

- El ajuste fiscal debe ser diferente, orientado, selectivo, dirigido hacia determinado tipo de tributos pero no necesariamente todos. Sin embargo el ajuste fiscal es secundario, la prioridad es ajustar los gastos de la Administración. Ahorraríamos muchísimo dinero de los contribuyentes si se incrementaran los conciertos con la sanidad privada. No sé por qué aquí tenemos tanto miedo a esto. En la educación hay que entrar en una reestructuración del sistema educativo que no es eficiente y eso lo sabemos todos. Hay que recordar que las empresas llevan desde 2007 haciendo estas cosas, es decir, ajustando, despidiendo y equilibrando sus gastos e ingresos. Sin embargo, la Administración acaba de empezar y evidentemente no estoy de acuerdo con que se reduzca el sueldo a los funcionarios, pero tampoco con que hayan acabado en el paro millones de trabajadores del sector privado. No hay ciudadanos de primera clase o de segunda clase, ojalá estos trabajadores hubiesen tenido la alternativa de que se les redujese el sueldo para evitar despedirlos. No basta con una reducción salarial y por eso volvemos a la pregunta inicial, es decir, no sabemos si hay alguien pensando en eso, están cortando con los ojos vendados.

- Las medidas son temporales como en el Estado. ¿Cómo vamos a estar después de 2014?

- Hay que realizar reformas estructurales reales. Ya se empezó con la laboral pero hay que abordar de verdad la reforma financiera y la de la Administración. No vamos a volver a la situación que había en 2007, por lo que debemos tener otra Administración pública y otra banca distinta. Cada viernes lo que se aprueba es un ajuste pero también debemos acompañarlo de ciertas medidas de impulso. La dualidad existente entre la falta de crédito y el ajuste fiscal debe romperse y en 2014 podríamos entrar en crecimiento económico siempre y cuando hagamos las cosas bien. Tenemos que trasladar a las empresas y a la ciudadanía que sabemos lo que estamos haciendo y hacia dónde vamos, cosa que no se está explicando a los mercados y a las familias. Deberían insuflar un poco más de confianza, acabar de una vez con los problemas del sector financiero y que la banca vuelva realmente a su papel de prestamista y canalizador del crédito.

- ¿Está de acuerdo entonces en combinar los ajustes con políticas que estimulen el crecimiento?

- En la medida en que se relajen las condiciones de cumplimiento del déficit se pueden conseguir determinadas condiciones para poder crecer. Hay que tener claro que el déficit hay que reducirlo, pero también hay que sacar medidas de estímulo porque si no, no vamos a salir de esta situación. De todas formas, no creo que se vayan a relajar las políticas fiscales en la Unión Europea, por lo que se intentarán buscar medidas adicionales y aquí el crédito es la clave.

- La banca no tiene desde luego una buena imagen, ¿por qué se ha permitido que las entidades hayan llegado a esta situación?

- No hay que olvidar quiénes han gestionado las cajas hasta ahora, es decir, los políticos. Lo que ha demostrado el sistema es que no se puede poner a políticos y sindicalistas a gestionar las entidades financieras. El problema de las cajas es que han tenido una pésima gestión más política que empresarial porque los graves problemas no están en la banca, que yo sepa, sino en las cajas de ahorros. Yo sigo confiando en la banca, el problema es que no dan crédito porque están provisionando todos sus activos. Es conveniente que afloren los activos dudosos para que vuelva a fluir el crédito, sobre todo a la actividad empresarial, para que las empresas sigan funcionando y no se destruya más empleo. En el asunto de Bankia lo que está claro es el que el Estado no va a dejar que se hunda porque son 12 millones de clientes los que tienen su ahorros y un gobierno no puede permitir que se hunda su sistema financiero. Ahora bien, a la vez que se inyecta dinero público a la banca ésta debe también abrir el grifo al crédito para poder recuperar la actividad económica.