El pasado año se registraron 55.735 bajas laborales menos que en 2011. La cifra probablemente poco tiene que ver con la buena salud de los trabajadores. Las bajas caen al tiempo que aumentan las cifras del paro. El miedo, pues, a perder el empleo, especialmente tras la reforma laboral que flexibiliza el despido aprobada hace ahora un año, parece la causa más lógica teniendo además en cuenta que las bajas que se cogen son por períodos más largos.

Los datos facilitados por el Servicio Canario de la Salud referentes a 2012 confirman que paralelamente a la reducción de las bajas laborales el paro aumentó en 26.500 desempleados y se destruyeron unos 20.000 puestos de trabajo. Pero además, las bajas médicas tanto en las plantillas de las administraciones públicas como en las empresas privadas son ahora algo más largas que antes. Así, la duración media de éstas ha pasado de los 38 días de años anteriores a 41,5 días de duración.

El Archipiélago registró en 2011 un total de 235.536 procesos de partes de baja, por los 180.161 que se contabilizaron en el último ejercicio. En el mismo periodo, la cifra de desempleados pasó de los 341.900 a los 368.400, y la tasa de paro aumentó del 30,9 al 32,9%, confirmando a Canarias como una de las comunidades españolas que más ha sufrido en su mercado laboral el impacto de la recesión. De hecho, las Islas, Andalucía o Extremadura, junto a las colonias de ultramar francesas, son las regiones con mayores índices de desocupados en toda la Unión Europea.

Al aumento de los desempleados hay que añadir el descenso del número de trabajadores inscritos en la Seguridad Social. Durante 2011 el Archipiélago contaba con 235.536 inscritos, que al cierre de 2012 se redujeron a 180.161. En doce meses la caída fue de 19.581 cotizantes.

En toda la década de los noventa Canarias fue incrementando año a año sus ocupados inscritos en el sistema, hasta llegar a los más de 800.000 en 2007, justo cuando empezó la actual crisis económica. Desde entonces, se han perdido 142.737 empleos en la región.

Los números reflejan lo difícil que resulta hoy encontrar un empleo o incluso conservarlo. Lo saben los parados y también los trabajadores, que han disminuido en un 23% sus bajas por las denominadas contingencias comunes: desde la simple gripe a aquellas otras que causan una incapacidad temporal para desempeñar las tareas del trabajo. Los partes contabilizados por la administración sanitaria también incluyen los accidentes laborales.

La reforma laboral que se aprobó en el mes de febrero de 2012 flexibilizó las condiciones del despido, lo cual constituye un factor disuasorio añadido para el absentismo laboral.

En Canarias, tres cuartas partes de los trabajadores tienen un contrato indefinido, pero su rescisión es ahora más barata para el empresario, incluso si la contratación del empleado es anterior a la reforma laboral. El cambio de marco legal influye también en la sensación de seguridad del empleado, y las ocasiones en las que puede plantear una baja.

La estadística al cierre de 2012 aún no refleja el impacto del decreto que el Gobierno central aprobó el pasado mes de diciembre, que impone controles trimestrales sobre el absentismo laboral en la administración pública, y que también fija en un 50% la reducción del sueldo en los tres primeros días de ausencia por enfermedad, se haya pedido o no la baja médica.

Los cambios en el empleo público han sido ampliamente difundidos por la administración y por los propios sindicatos, y aún habrá que esperar para comprobar sus efectos. Aunque para el resto de trabajadores el condicionante más importante sigue siendo el miedo a ir al paro en plena recesión.