Hace tres años aseguró que la TDT iba a morir. ¿Mantiene ese pensamiento?
Hemos dicho que la TDT va a tener cada vez menos ancho de banda, que se va a abrir para la telefonía móvil, por lo que va a tener más dificultades para desarrollarse y en ese sentido hablamos de que está muerta. Con la alta definición sólo hay que ver el panorama. En la TDT sólo hay 4 o 5 a nivel nacional, el satélite tiene más de 30, en cable y ADSL otros cuantos más. Es decir, es la peor tecnológicamente en este sentido.
Ustedes, como proveedores de satélite, defienden esa tecnología. ¿Su implantación no conllevaría un sobrecoste a los hogares que tendrían que instalar nuevas antes a diferencia de la TDT que utiliza las antiguas?
Efectivamente, instalar un sistema de recepción por satélite tiene un coste pero de una sola vez y para siempre. Podemos estimarlo en el entorno de los 200 euros: 50 del receptor y 150 de la instalación más antena. Y es falso que los sistemas de recepción terrestre no requieran inversiones adicionales a las ya efectuadas desde el apagón analógico de 2010. Desde entonces se han hecho inversiones en los sistemas de recepción y a partir de ahora seguirán haciéndose como consecuencia de la implantación del primer dividendo digital, como consecuencia de las interferencias con el 4G y como consecuencia del segundo dividendo digital, que está previsto para 2018. Nuevas inversiones que superan el coste de una recepción por satélite.
¿Qué va a ocurrir con esas interferencias con la señal 4G?
En los canales de la TDT, entre el 59, 58, 57, hay que poner filtros más selectivos, que discriminen mejor las frecuencias porque están muy cerca y entonces pueden saturar los amplificadores. En las antenas individuales lo normal es poner un filtro en la antena de recepción y otro en el televisor. Calculamos que cuesta unos 200, 250 o 300 euros. En los edificios aumenta a 500 o 700. Dicen que lo van a pagar las operadoras de telefonía móvil, pero al final nos lo van a repercutir en el coste del servicio porque aquí nada es gratis.
