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Lanzarote sumerge a final de mes las primeras piezas de su Museo Atlántico

El Cabildo impulsa en Fitur el proyecto que desarrolla el escultor Jason deCaires Taylor

El Museo Atlántico proyectado en la bahía de las Coloradas, en Lanzarote, dispondrá ya desde el próximo día 31 de sus primeras piezas sumergidas en ese entorno marino en el que va a estar ubicado en el futuro, en las profundidades del océano junto a la costa sur de la isla.

En la mañana de ese día, cuatro de las esculturas del británico Jason deCaires Taylor, el encargado del proyecto, se sumergirán para empezar a componer el conjunto de un museo singular que va a darle una dimensión distinta al conjunto de los atractivos turísticos de la Isla.

El museo fue impulsado en el marco de Fitur de la mano del presidente del Cabildo, Pedro San Ginés, y de la consejera canaria de Turismo, María Teresa Lorenzo, que acordaron abordarlo como "producto diferenciado e innovador" en el que quieren implicar al Ministerio de Turismo "para que lo haga suyo y lo asuma como un proyecto promocional de ámbito estatal", según señaló San Ginés.

El Museo Atlántico se enmarca en la filosofía de vinculación entre arte, naturaleza y conservación del medio ambiente que César Manrique proyectara al mundo hace décadas. Y es esa la idea sobre la que se asienta no sólo el proyecto en sí, sino también su difusión y su promoción como atractivo turístico, tal como resalta José Juan Lorenzo, consejero delegado de loa Centros de Arte, Cultura y Turismo del cabildo lanzaroteño. "Este es un paso muy importante para el Cabildo porque va a ser el primer centro turístico en la isla después del Jardín de Cactus realizado con Cesar Manrique", destaca Lorenzo.

El responsable de la gestión del proyecto se reconoce "consciente" de que con él "nos metíamos en un mundo nuevo, porque nos parece que Lanzarote está muy bien explicado con sus diferentes centros y espacios, y el mundo submarino es otra parte de nuestra isla, que desconocemos, y nos abre un mundo de conocimiento, de disfrute y de implicación".

"Vuelve a ser un proyecto reivindicativo de la naturaleza, de la preservación del territorio, de arte y que tiene un carga importante de protección de medio ambiente", insiste Lorenzo, quien recuerda además que parte de los recursos generados "van a ir destinados a la preservación, conservación e investigación del medio marino de Lanzarote y de Canarias".

Según él lo define, lo que este original museo sumergido pretende es "abrir una puerta en el mar para que descubramos y disfrutemos el mar".

"Se abre al público turístico y pretendemos sorprenderle , con una imagen muy potente, con la belleza de los fondos marinos y pretende generar actividad económica, riqueza y hacerlo a través de un producto inusual, diferenciado", explica.

El museo ha sido posible gracias a una concesión del dominio público marítimo por parte del Estado hacia el Cabildo, el pasado 1 de diciembre, de 2.500 metros cuadrados de lecho marino y su columna de agua en la denominada zona del triángulo de la Calma, en Playa Blanca.

El acto del día 31 de este mes consistirá en el hundimiento de los primeros cinco conjuntos escultóricos del artista inglés instalado en la isla desde hace más de dos años para preparar las piezas y el diseño del museo, el primero submarino de Europa.

El proyecto consiste en sumergir 300 esculturas en 400 metros cuadrados, zona que reúne las mejores condiciones técnicas y ambientales al estar al abrigo de las fuertes corrientes que azotan al litoral norte, según explican desde el Cabildo. Además, ese fondo tiene un sustrato marino muy plano y escasa presencia de especies animales y vegetales.

Las esculturas que se sumergirán son recreaciones de personas de la Isla, de los que a veces hace moldes de cuerpo completo, así como situaciones cotidianas y paisaje terrestre de Lanzarote. Estas que estarán a una profundidad no inferior a 12 metros ni superior a los 15, lo que permitirá que el museo sea visitable por buceadores de todos los niveles y que, incluso, sea visible desde la superficie.

Además, no se deñará el océano. Las esculturas están hechas de materiales ecológicos que no solo tienen un comportamiento "neutro" para el océano, sino que permiten que se cree vida sobre las mismas.

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