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El rey de los huevos

Fulgencio González, con 130.000 gallinas, es el mayor productor avícola de Canarias

A Fulgencio González le brilla la mirada cuando recuerda sus inicios en el sector de la avicultura. Él sabe, mejor que nadie, que las oportunidades surgen en cualquier lugar y momento, pero que siempre es necesario estar preparado para poder aprovecharlas. Sus 72 años le confieren la serenidad con la que relata toda su trayectoria, la sabiduría de quien es consciente de que sin esfuerzo resulta muy difícil prosperar.

González es natural de Fontanales, pago situado en las medianías de Moya, y el mayor productor de huevos de Canarias en la actualidad, un gigante isleño que ha dado cada paso con humildad. En 1975 compró una granja en la capital grancanaria, en San José del Álamo, para construir sobre ella un futuro e hilvanar sus sueños. Empezó con 3.000 gallinas y ahora, entre las tres granjas que dirige -una en su lugar de origen-, suma 130.000. Pero nada ha sido gratis ni mucho menos fácil. González ha logrado avanzar en este mercado con mucho sacrificio. "No sentí nunca miedo de haberme equivocado, sabía que esto lo sacaba trabajando", rememora.

Antes de zambullirse en la producción de huevos, González ya conocía muy bien lo que era el esfuerzo. "Me quedé huérfano de padre cuando apenas tenía 20 meses", relata, "y a los 10 años dejé de estudiar para empezar a trabajar". Eran otros tiempos y desde niño conoció lo que era una vida de sacrificio, pero no se arrepiente del camino andado. Tras una etapa en el sur de Gran Canaria, donde los tomateros le dieron empleo, pasó a repartir pan en la zona de Triana. Aún recuerda lo que ganaba en aquel entonces: 200 pesetas al día. Y si hoy ese salario se percibe como irrisorio, en aquella época lo era todo.

Primera granja

Pero de pronto apareció una inesperada oportunidad. Un vecino de San José del Álamo le comentó que iba a quitar una granja de gallinas que comandaba en ese barrio capitalino. "¿Y por qué no?, pensó González. Así que junto a su mujer, uno de sus principales apoyos, comenzó en el sector de la avicultura.

Poco a poco comenzó a crecer y, casi sin darse cuenta, empezó a ampliar su negocio, de marcado carácter familiar. De hecho, cuatro de sus cinco hijos están implicados en las granjas y se esfuerzan cada día en hacerlas más grandes. Uno de ellos, que toma el nombre de su padre, cuenta que hace seis años la empresa adquirió la granja de Fontanales y a mitad del ejercicio pasado otra en Arucas.

La superficie total de sus explotaciones suman 13.000 metros cuadrados y, al día, obtienen 120.000 huevos. En otras palabras, producen 38 millones de unidades al año que destinan a surtir los lineales de los centros que Mercadona tiene repartidos por la provincia de Las Palmas.

Hace cinco años que Granja Fontanales -nombre actual del negocio- se asoció con Huevos Guillén, el interproveedor de la firma valenciana. "Hemos crecido gracias al apoyo de Mercadona, ya que si no tienes quien te compre 120.000 huevos sería una guerra muy loca", afirma Fulgencio hijo.

Más aún tras la obligación de adaptarse a la normativa de bienestar animal que dictó en 2002 la Unión Europea (UE). El reglamento exigía jaulas más grandes, 750 centímetros cúbicos por animal, o cuatro metros cuadrados de terreno si se trata de gallinas camperas.

El plazo que tenían las granjas para amoldarse a este precepto finalizó a principios de 2012, pero los dos Fulgencio fueron previsores y decidieron emprender este camino desde 2006. La inversión total para adecuarse a la directiva comunitaria asciende a 2,5 millones de euros. "No tuvimos que quitar gallinas", expone Fulgencio hijo, "sino que ampliamos la superficie para cumplir". Otros, como indica el padre, no fueron tan prudentes y se "vieron muy apurados" a última hora.

El impacto de esta reestructuración del sector se aprecia en las cifras. Si en 2011 se produjeron en Canarias 36 millones de docenas de huevos, en 2012 la cantidad cayó hasta los 29,4 millones. Un año después la cuantía se redujo aún más (27,8 millones de docenas), hasta que en 2014 la producción se recuperó un poco al alcanzar 29,9 millones, según reflejan los datos más actualizados del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente.

Este repunte también se percibe en el número de explotaciones de gallinas, puesto que en 2013 existían en las Islas 160; 13 más tan solo un año después. Respecto al número de gallinas ponedoras, también se puede apreciar la misma evolución. Mientras que en 2012 había en el Archipiélago 1,3 millones, en 2013 caen a 1,2 millones para subir nuevamente en 2014, cuando el número de gallinas alcanzó los niveles de 2012.

En la granja de Fontanales, así como en las de Arucas y San José del Álamo, estas aves reposan a 21 grados gracias a un moderno sistema de refrigeración. Su alimentación, esencial para la calidad del huevo, se basa en pienso compuesto en un 80% de maíz y cebada. Cada semana llega a las explotaciones de González entre 400 y 500 toneladas de este producto. Una veterinaria, además, trabaja con la familia para cerciorase de que el estado de los animales es el correcto y se realizan mensualmente unas 30 analíticas.

"Nuestra filosofía se basa en la sostenibilidad, calidad y seguridad alimentaria", recalca Fulgencio hijo. Por eso, los controles sobre los huevos, la maquinaria, las gallinas y el pienso es constante.

Pero para que el frescor de la producción llegue al consumidor, la recogida mecánica de los huevos es diaria, al igual que su empaquetado y envío a la plataforma que Mercadona tiene en Ingenio. Esto requiere mucha exigencia a sus 22 empleados, que se afanan en cada jornada laboral para que todo salga a tiempo. Entre otras funciones, se encargan de que los huevos que se envasan no estén sucios o rotos. Este paso es fundamental para dotar de mayor calidad al producto, con lo que a la semana se retiran en torno a 700 kilos de huevos que se destinan al gestor de residuos.

"El grupo humano de esta empresa es la base del éxito", insiste Fulgencio padre, "y yo soy uno más de ellos". Aunque desde hace años pudo haberse jubilado, aún desea mantenerse en activo. Principalmente se encarga del cuidado y crianza de las gallinas. El manejo de las tecnología la deja en manos de las jóvenes generaciones. Es el caso de la nueva empaquetadora, que costó 350.000 euros y tiene capacidad para embalar 45.000 huevos a la hora. Trae de cabeza a todo el personal porque la puesta a punto de esta maquinaria ha sido complicada, pero ya han logrado que empaquete 30.000 huevos en 60 minutos.

González es consciente de que no tiene necesidad de levantarse cada día a las cinco de la mañana para ir a trabajar. Sin embargo, el auténtico rey canario de los huevos aún atesora energía suficiente para seguir mimando a un sector que tanto a él, como a su familia, se lo ha dado todo.

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