La Provincia - Diario de Las Palmas

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Entrevista a Nayra Monzón Batista

"Un gran regalo de la crisis es que el consumidor cada vez es más crítico"

"Uno de nuestros estandartes es la inclusión de las diferentes capacidades, no nos gusta hablar de discapacidades, por la normalidad que aporta incluir a toda la sociedad en nuestra empresa", asegura la directora de Responsabilidad Social Empresarial de Spar Gran Canaria

Nayra Monzón. SABRINA CEBALLOS

¿Por qué un área de responsabilidad social empresarial?

Spar Gran Canaria siempre ha estado ligada a los valores, a la identidad canaria y a la mejora del entorno. Es la primera empresa de distribución de alimentos que cuenta con una dirección específica de responsabilidad social empresarial, un área transversal, que abarca todo el negocio y a todos los departamentos. No es fácil, pero es apasionante saber que hay un departamento que vigila en todo momento que nuestro compromiso es real y se dota de coherencia.

¿Cómo trabajan?

Trabajamos la reputación corporativa, cómo nos percibe el entorno, y la lealtad corporativa, cómo nos percibe la plantilla. El mejor embajador, al final, es el trabajador que cree en lo que hace y que sabe que parte del beneficio de la empresa repercute directamente en mejorar tanto su vida como su entorno, así se siente más identificado con la marca.

¿Y qué acciones concretas?

Uno de nuestros estandartes es la inclusión de las diferentes capacidades, no nos gusta hablar de discapacidades, por la normalidad que aporta incluir a toda la sociedad en nuestra empresa. Tenemos compañeros con discapacidades físicas e intelectuales notorias, como con síndrome de Down. También permite enriquecer el trabajo, porque se crea otro ambiente con compañeros que aportan otra sensibilidad. Cubrimos con creces la cuota que impone la ley, se percibe en todas las tiendas.

¿Otros ejemplos?

Subvencionamos la compra de semillas de los agricultores y, además, compramos por adelantado la cosecha. Somos el único operador en el mercado que lo hace a sabiendas de que no es rentable, porque perdemos dinero, pero nos permite dotar de coherencia y dar dignidad al trabajo del agricultor. Hacemos una gran apuesta por los productos frescos, nos llenamos la boca diciendo que tenemos los mejores de Canarias, pero nos sentimos en la responsabilidad de que el agricultor también tenga unas condiciones dignas.

Empleados, proveedores ¿y los clientes?

Tenemos 170 tiendas en todos los municipios de la isla, falta Artenara pero terminaremos el año con una tienda ahí, por lo que asumimos la enorme responsabilidad de alimentar a las familias en Gran Canaria. Trabajamos con el Hospital San Roque en el proyecto Nutrición responsable para sensibilizar a los menores en cómo se tienen que alimentar bien para ser unos adultos sanos, porque somos la tercera comunidad autónoma con cifras disparadas de diabetes infantil, un 30%, un grave problema.

También ayudan a organizaciones no gubernamentales.

No hacemos meras donaciones, mecenazgo, sino que siempre buscamos un plus, intentamos generar valor añadido. Cuando trabajamos, por ejemplo, con la Asociación Síndrome de Down en la campaña Red 21, que llevamos a todas las tiendas, fue porque ya habíamos incluido esa discapacidad en el modelo de negocio. Junto a Pequeño Valiente, tratamos de sensibilizar que hay otros niños que lo pasan mal, con cáncer. Somos la primera empresa con una carrera de la mujer, la Spar Summer Run, siempre con fines solidarios y de sensibilización sobre patologías ginecológicas. Apostamos por el baloncesto femenino, con 300 niñas en la cantera del Spar Gran Canaria y tres pisos de acogida para niñas en riesgo de exclusión, incluso de otras islas y de la Península. Hace 14 años fuimos precursores en apostar por deportes autóctonos como la vela latina. Y somos patrocinadores oficiales de la Unión Deportiva Las Palmas desde Segunda División.

¿Hay un real compromiso social o mero interés económico?

Tenemos 2.648 empleados y nuestra obligación y responsabilidad principal es ganar dinero para mantener esas nóminas y las mejores condiciones de trabajo, un salario emocional. No tiene sentido vender bondades cuando no se genera riqueza. Efectivamente, la responsabilidad social empresarial es una manera de gestionar el modelo de negocio para ganar dinero, pero no como maquillaje, sino para distribuir parte de los beneficios en generar riqueza al entorno. Obliga a una gestión económica ética y, además, a la exposición del compromiso ante la opinión pública. Trabajar desde la ética es trabajar con coherencia, no hay otra manera de medirlo. Uno de los grandes regalos de la crisis económica es que el consumidor cada vez es más crítico, ya no nos vale todo a cualquier precio. Ahora, nos preocupamos cada vez más de nuestra salud y de no volver a la misma situación, en la que hemos fracasado como sociedad. La crisis ha hecho que pongamos más en valor que se trabaje respetando a todo el mundo.

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