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Pueblo rico, pueblo pobre

Los habitantes de Santa Brígida presentan una renta que multiplica por más de dos la de los vecinos de Garafía

Pueblo rico, pueblo pobre

La práctica totalidad de los municipios canarios vieron crecer la renta disponible de sus habitantes durante el año 2015. La recuperación económica no se extiende de manera homogénea y las estadísticas de pobreza describen un Archipiélago con serios problemas para la redistribución y regido por un modelo económico que el propio presidente, Fernando Clavijo, afirma que es necesario abandonar para alcanzar mayor prosperidad. No obstante, era fácil mejorar los números de años anteriores, cuando la crisis económica asfixiaba a un amplio número de ciudadanos.

Con respecto a 2014, los canarios dispusieron de 601 euros más hasta un total de 18.964 euros. El aumento, del 3,27%, se configura con una mayor aportación de Las Palmas (3,40%) que de Santa Cruz de Tenerife (3,12%). Así se desprende de los datos de la Agencia Tributaria sobre las liquidaciones del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas de 2015 (las declaraciones presentadas en 2016). La diferencia, escasa en este nivel de detalle, se torna brecha cuando se echa un vistazo a lo ocurrido en los 88 ayuntamientos del Archipiélago.

Ahí nos encontramos con la grancanaria Santa Brígida al frente de la clasificación de municipios isleños cuyos habitantes cuentan con más dinero en el bolsillo para atender sus necesidades y gestionar su ocio. Los 27.303 euros de los que dispuso cada declarante satauteño contrastan con los 12.443 que manejaron los habitantes de Garafía. La localidad del noroeste palmero es, a su pesar, la que tuvo que hacer más equilibrios para capear la escasez. "Eso sí, le aseguro que aquí nadie pasa hambre ni tiene que pedir", sostiene su alcalde, Martín Taño (CC), para dar cuenta de la robustez de la política de servicios sociales puesta en marcha para garantizar que "nadie queda atrás".

El resto de los lugares canarios cuyos habitantes atesoran mayor caudal lo completan las dos capitales -Las Palmas de Gran Canaria y Santa Cruz de Tenerife-, otras seis localidades tinerfeñas -El Rosario, Tegueste, El Sauzal, Candelaria, Tacoronte y La Laguna- y la lanzaroteña Teguise. Entre las menos ricas abundan los municipios palmeros. Junto a Garafía aparecen Barlovento, Tazacorte y Puntagorda, y completan la nómina las gomeras Hermigua y Vallehermoso, las grancanarias La Aldea y Artenara, y las tinerfeñas El Tanque y Buenavista del Norte.

Martín Taño alude a "las comunicaciones" como factor determinante. El aislamiento coloca a los municipios que lo padecen en la línea de salida para que el crecimiento de sus respectivas economías choque con problemas prácticamente insalvables, tales como la escasa aportación de capital foráneo en comparación con otros lugares a los que acercarse por carretera constituye un paseo cómodo y que no exige gran cantidad de tiempo.

Multiplicar por dos la renta que atesoró cada garafiano aún la deja lejos de la manejada por los satauteños. Separan a una y otra 14.860 euros, pero también es cierto que en el municipio palmero no existen unas necesidades que una cantidad considerable de los vecinos de Santa Brígida deben atender. Véase, por ejemplo, agua para regar los jardines de los chalés en los que viven muchos de ellos o presupuesto para que manos profesionales los mantengan en perfecto estado.

José Armengol (Ando Sataute), alcalde de la villa de las medianías de Gran Canaria, señala que fueron las clases altas y medias-altas de Las Palmas de Gran Canaria las que en la década de los años setenta decidieron establecerse en el municipio, que comenzó a hacer las veces de ciudad dormitorio. De ese modo, Santa Brígida fue acaparando un alto número de las rentas más elevadas de la Isla.

Sin embargo, "existe una dualidad", explica el regidor satauteño. No todos los habitantes de la villa presentan ese perfil, sino que buena parte de los censados son descendientes de las familias del pueblo de toda la vida. Sin embargo, ya hay espacios, como "las reuniones que se hacen en los barrios", apunta Armengol, en las que se difuminan las diferencias. Ahora son los hijos de quienes se mudaron hace 40 años los que toman el mando y su descendencia ya ha nacido en la villa, lo que provoca que estos últimos tengan ya la mirada puesta "en el pueblo y no girada hacia la capital", detalla el alcalde.

Eso permite que el tejido empresarial de la localidad vaya creciendo. Existe una demanda más intensa y a su sombra proliferan negocios de hostelería o comercios a los que se les ha abierto la posibilidad de actuar también para el abastecimiento de una parte de la población que antes compraba absolutamente todo en Las Palmas de Gran Canaria.

También en Garafía tienen planes para mejorar el estado de cosas actual. Su alcalde relata, por ejemplo, el proyecto de poner más suelo al servicio de la ganadería y la agricultura, y el convenio que firma la próxima semana para acercar a los ciudadanos el beneficio de tener en su municipio el Observatorio del Roque de los Muchachos. "Tenemos que fijar más población", señala Taño seguro de que hay mimbres para salir de la cola.

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