El precio de la mantequilla sube como la espuma. En un año, el coste de este derivado lácteo ha aumentado un 71% en Europa. Cien kilos de este producto han pasado de marcar 377 euros a 645 euros. Si se echa la vista un poco más hacia atrás, la diferencia es aún mayor. El aumento alcanza el 125% si se compara con lo que valía hace dos años, según los datos publicados por el Observatorio del Mercado de Leche de la Unión Europea (UE). La situación casi alcanza niveles de crisis gastronómica en países como Francia en los que la mantequilla es casi una religión. Desde el croissant del desayuno al filete del almuerzo, todo se unta con esta grasa animal. En Canarias, si bien la costumbre en la cocina es otra, el alza de precios también ha tenido su reflejo y el encarecimiento es, en algunos casos, del 30%.
La decisión de Bruselas de eliminar las cuotas lácteas en los países comunitarios a partir del 1 de abril de 2015 ha sido determinante para la escalada de precios. Tras la liberalización del sector, la producción no solo se ha deslocalizado, sino que además se ha generado una progresiva caída del valor de la leche.
Ante esta situación, los ganaderos se han visto forzados a ahorrar costes para evitar una caída de la rentabilidad y han optado, en numerosos casos, por proporcionar a sus animales piensos más baratos. Con una alimentación más pobre, la leche que se obtiene es menos grasa, lo que incide en una menor capacidad para producir mantequilla. A esto se suma la creciente demanda mundial que existe sobre este producto por la oleada de críticas hacia los aceites vegetales, en especial el de palma. La convergencia de estas circunstancias ha provocado que un producto que tiempo atrás fue denostado por su alto contenido graso cotice, ahora, por las nubes.
Pese a que los precios de mantequilla en España se sitúan por debajo de los importes europeos, tal y como recoge un informe de coyuntura del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente del pasado mes, cada vez más se acortan las diferencias y en el Archipiélago los canarios tienen que hacer un mayor gasto para incluir en la cesta de la compra a la mantequilla, un producto que no se produce en las Islas, sino que se importa en su totalidad para envasar una parte de ésta en la región.
Menos en el mercado
En lo que va de año, Canarias ha importado 781.221 kilos, una cifra que se sitúa un 27,4% por debajo del volumen registrado durante el mismo periodo del ejercicio anterior. Pese a esa sensible caída, precisamente por el encarecimiento, el importe de las compras creció: si en los primeros ocho meses del año pasado los importadores pagaron 3,52 millones de euros, durante este ejercicio ya han abonado por sus compras 3,57 millones de euros.
El aumento de los precios en Europa ha provocado que, en función del país de origen de ese alimento, los importadores canarios paguen entre un 60% y 70% más por traer ese producto a las Islas. Y precisamente esa subida de costes es la que explica que, en algunos casos, se haya repercutido la mitad del alza en el consumidor, quien tiene, por ende, que hacer un mayor esfuerzo económico para comerse una tostada de mantequilla.
Pese a ese incremento, fuentes del sector subrayan que los particulares siguen apostando por este producto para sus elaboraciones culinarias. Justo al contrario que la hostelería, que ante el encarecimiento de este derivado lácteo se ha decantado por sucedáneos como la margarina. "Una pérdida momentánea" que los importadores confían en recuperar una vez que los precios regresen a sus niveles habituales.
La crisis de la mantequilla ha encendido las alarmas en países como Francia, donde los lineales de mantequilla cada vez están más vacíos por la escasa producción. Ante tal situación, y antes de que el panorama empeore, ya se han comenzado a mover las piezas del tablero. En el primer semestre del ejercicio, los intercambios intracomunitarios de mantequilla aumentaron un 3% en comparación con el mismo periodo del año anterior. Los Países Bajos se situaron en ese tiempo a la cabeza de la exportación mientras que Francia se convirtió en el principal importador.
Por contra, el volumen de exportaciones a terceros países cayó un 16%, con Estados Unidos (EEUU) como su principal cliente. Las compras al exterior, en cambio, crecieron un 46%. En este caso, Nueva Zelanda es el país de origen de la mayor parte de la mantequilla importada que ahora se consume en Europa.
