Lleva 42 años al frente de este negocio. Con lo que está ocurriendo ahora, ¿lo ha visto ya todo?

Hemos vivido años magníficos y tres crisis, sin contar la actual, porque esto es ya otra cosa. Paolo Fantoni, el presidente de Fantoni, es proveedor nuestro y me dice: "No, señor Marrero, esto no es una crisis, es un tsunami".

La economía es cíclica y siempre que ha bajado después ha subido. ¿Ocurrirá ahora también?

Para mí es distinto. Da la impresión de que estamos ante un cambio de sistema. Se lo escuché ya hace años a Felipe González, uno de los primeros que habló de una crisis sistémica. Canarias ha roto la tónica de siempre, aquella por la que entrábamos antes en crisis y también salíamos antes. Yo no veo por ahora esa reacción. No está nada claro cómo va a ser la salida.

¿Influye el hecho de que antes camináramos más por libre y ahora estemos sujetos a Europa?

Indudablemente. Ahora hay muchas normas europeas y es evidente que estamos recibiendo directrices del Banco Central Europeo y otros organismos. Tenemos esos patrones comunes, pero al mismo tiempo no contamos con criterios unívocos en los asuntos financieros. La banca también necesita una remodelación y está en ello. Todo esto hace diferente la actual situación de las crisis que hasta la fecha conocíamos.

La crisis sí es global, pero ni siquiera se aborda igual en toda la economía occidental.

Está claro que no. Estados Unidos tiene un criterio muy distinto al de Europa, parece que nos estamos equivocando yendo contra Keynes. Hace pocas semanas los estadounidenses se enfrentaban al abismo fiscal, que no llegó a producirse, se atajó a tiempo. Y fue muy importante porque habría supuesto aumentar los impuestos y recortar las prestaciones sociales. A pesar de las dudas que hay sobre la letra chica, lo lograron parar.

¿Lo envidia?

No se trata de eso, pero es un hecho que en Europa hemos llevado a cabo el recorte, el ahorro, la austeridad a toda costa y eso nos ha llevado a una situación incapaz de resolver los problemas que padece el Sur de Europa -Grecia, España, Italia y Portugal-. Al contrario, lo ha agudizado. Todos los días mueren empresas y se incrementa el paro. Seis millones de desempleados tenemos ya en España, según la Comisión Europea; no parece por tanto que sean datos manipulados.

El Fondo Monetario Internacional y un instituto de economía alemán...

Apoyan la tesis de que nos estamos equivocando.

¿Entonces es tiempo de cambiar drásticamente de rumbo?

Los bancos alemanes están potentes. A Alemania le ha venido muy bien, pero le puede empezar a tocar si las exportaciones disminuyen. Claro que ellos ya han saneado su economía. Y no podemos olvidar que tienen elecciones este año.

¿Nogal Metal trabaja con proveedores alemanes? ¿Cómo lo viven ellos? ¿Qué comentan?

Sí, trabajamos con un par de marcas alemanas y cuando hablas con ellos, en la distancia corta, tampoco viven en la panacea. Hay una cosa que sí nos distingue del pueblo alemán, como es que ellos son tremendamente disciplinados, trabajadores y austeros.

¿También padecen la crisis?

Claro y también pagan altos impuestos. Es un pueblo que ha vivido dos guerras y eso les ha hecho ser tremendamente exigentes consigo mismos. En España, hasta hace poco, no había conciencia del grado de importancia de la situación que estamos viviendo.

¿Hay culpables?

A mí no me gusta echar la culpa a nadie. Esto es como Fuenteovejuna, para lo bueno y lo malo, todos a una. Todos tenemos nuestra cuota de responsabilidad, usted, yo, como ciudadanos, como empresarios. Todos.

¿Se refiere a una falta de conciencia en la necesidad de empujar el carro?

Los países los construye el conjunto de la sociedad, cada uno de los ciudadanos en su rol. Sí, yo creo que hay algo de eso también.

Y dentro de España, ¿realmente los canarios son diferentes?

No lo creo. Sí hay un hecho real, como es la alta tasa de desempleo, una de las más elevadas de Europa. De partida no somos diferentes, pero sí hay unos resultados que dejan claro que no nos va tan bien como, por ejemplo, al País Vasco. Nosotros trabajamos con empresas vascas, hablamos con ellos y está claro que no viven una situación tan dramática como en el resto del país.

El País Vasco tiene un fuero fiscal especial...

Sí, como Navarra.

¿Radica ahí la diferencia?

Ellos mismos lo achacan a la existencia de una industria, que además investiga y exporta. Por eso les va bien. El consumo en el país ha bajado sustancialmente, pero no las exportaciones. Y no solo exportan a Europa, también a Oriente Medio, a los lugares donde está el dinero. Aquí no tenemos industria, solo turismo, que va bien. Con los lógicos vaivenes porque todo está ligado al consumo, al bienestar de los países que nos visitan. Los británicos han ido superando su bache, los nórdicos se mantienen en una tónica buena...

Cada vez más voces dicen que solo el turismo no es suficiente. ¿También lo opina usted?

El turismo absorbe una gran cantidad de la mano de obra, pero claro que no es suficiente. Algo tiene que haber de cierto cuando el año 2011 fue históricamente bueno para el turismo, supimos aprovechar la coyuntura de la inestabilidad en el Norte de África, facturamos lo que nunca y en ese momento alguien preguntó cómo era posible que el paro continuara subiendo a pesar de la buena marcha del turismo.

Volviendo a esa necesidad de que cada integrante de la sociedad asuma su rol. ¿La clase política está a la altura?

Yo de eso no quiero hablar. No me quiero pronunciar sobre el tema político. En mi opinión, el político es un señor que sale de la sociedad y forma parte del tejido social. Ejerce su profesión como lo hago yo vendiendo muebles. No me gustan los enfoques que depositan toda la culpa en los políticos. El problema es de la sociedad. Es fácil culpar ahora a los políticos. Yo nunca lo he sido ni tengo vocación de serlo, a estas alturas ni concejal pedáneo... (Risas). Escucho a mucha gente decir que la culpa es de los políticos y yo creo que tienen una parte importante de responsabilidad como la tengo yo, usted y el señor que está pasando ahora mismo por ahí. Verter todo el peso sobre un solo sector no me parece razonable, ni el político ni ningún otro.

Al fin y al cabo son los que toman las decisiones que nos afectan a todos. ¿Les falta cintura para variar el camino ante los malos resultados?

Más bien parte todo de que aún la Unión Europea no está consolidada. Cada día surgen nuevas directivas, pero hay muchas por venir. Europa tiene además un serio problema como es la lengua. No es el caso de los Estados Unidos. En resumen, el ciudadano europeo antes que europeo es francés, inglés o español.

¿Eso se deja notar en su actividad comercial?

Nosotros trabajamos con marcas nacionales y europeas y nos encontramos con normas que son de ámbito europeo, pero los alemanes, por ejemplo, juegan con dos o tres de ellas, más otras propias, que también son válidas. Los españoles, igual. Y en la parte económica, ya he dicho que no hay unidad fiscal. En Francia se pagan unos impuestos, en España, otros, en Alemania también otros distintos... Hay una moneda única, sí, pero de puertas adentro cada cual introduce los matices que cree oportunos. Y encima los ingleses no entraron, y no tiene ningún viso de que vayan a participar del euro, sobre todo cuando se habla con virulencia sobre el incierto futuro de esta moneda europea.

Lleva a cuestas tres crisis y un tsunami. ¿Es verdad que de estas situaciones se aprende?

Escucho eso. Creo en el esfuerzo, en el trabajo, pero no creo que el ser humano aprenda a base de palos. Una cosa es el temor y otra distinta el aprendizaje. Siempre que hay una situación mala, repasas tu vida, también la profesional, y puedes pensar que en algún momento tomaste decisiones que no eran las correctas, pero lo piensas tomando como referente el momento presente y las decisiones que te generan dudas las tomaste en unas circunstancias que eran absolutamente diferentes. Las cosas, evidentemente, pueden cambiar. Se aprende del tiempo en que uno vive, pero cada tiempo debe vivirse de una forma diferente y como buenamente se pueda.

¿A su empresa cómo le ha afectado esta crisis?

Bastante. El volumen de negocio ha bajado considerablemente. No olvide que, entre otras cosas, vendemos puestos de trabajo y fíjese lo que se ha destruido en nuestra comunidad y en el resto del país a lo largo de estos años. Además, hacemos equipamientos, no solo muebles de oficinas. Eso es material ligado a obras de construcción, que está tremendamente afectada, bajo mínimos casi.

¿Ha recortado la plantilla?

Hemos tenido que hacer reajustes, porque resulta indispensable. Fíjese lo que está pasando ahora con la banca. Botín ha dicho que las miles de personas que van a salir por la fusión entre el Santander y el Banesto lo van a hacer sin traumas. Bueno, pero es gente que se queda sin trabajo. Bankia, los medios informativos, ¿a cuántas personas ha tenido que rescindir los contratos el Grupo Prisa?

¿Y cuál es el objetivo?

Salvar las empresas. La recuperación vendrá más lenta, unos sectores saldrán antes que otros, pero hay una gran incertidumbre y no quiero ser pesimista, porque no lo he sido nunca, pero tampoco puedes engañarte.

¿Qué necesidad se está dejando de cubrir para salir del agujero?

Si no hay inversión... No podemos salir con las estrategias que ahora mismo estamos siguiendo de austeridad total. Yo creo que eso nos empobrecerá más. Puedo estar equivocado, pero a mí me parece que eso es así. No hay consumo, las empresas cierran, hay más gente en paro, encima se suben los impuestos, los ciudadanos cada vez tienen menos poder adquisitivo, es decir, menos capacidad de consumo, más empobrecimiento y así vuelta a empezar. Esta austeridad tiene un efecto multiplicador que llega a la devastación.

Y también cada vez menos cobertura para esas personas que quedan descolgadas del sistema. ¿Teme un estallido social?

No lo sé. Desde luego no sería deseable. Hay quien lo vaticina y a mi juicio sería terrorífico que se produjera.

¿Espera que alguien tome el mando para girar el timón antes de llegar ahí?

Hay que empezar a hacer caso a personas y organismos cualificados que se están pronunciando en ese sentido. Por ejemplo, como antes decíamos, el FMI hace unos días, economistas alemanes se han manifestado en el mismo sentido... Claro, la decisión tiene que ser tomada por quien la puede tomar y eso no parece que esté del todo en las manos de nuestros dirigentes.

Vamos, que a España muchas decisiones le vienen dadas.

Está clarísimo.

¿Y a los ciudadanos de a pie qué les queda?

Hoy en día no hay ningún crack, salvo Messi, que es un talento natural que no se estudia (Risas). Es un decir, pero sí es cierto que no hay grandes cracks en la Economía ni en ningún otro campo. Hay mucha gente que hace bien su trabajo, los que lo hacen muy bien son menos, mientras crecen los que lo hacen regular y más aún los que lo hacen mal. No hay que idealizar nada actualmente en este mundo. Creo que no somos ni buenos padres. Tenemos carencias de muchas cosas, por las circunstancias o por lo que sea. Pero insisto en que no conozco nada que se pueda idealizar.

¿Desencantado?

No, pero sí me da grima ver a alguien sosteniendo lo contrario, porque no es verdad. Y no es un punto de vista, es que rotundamente no es verdad.

¿Nos hemos homogeneizado? ¿Está mal visto destacar?

Es posible y eso nos lleva a la mediocridad. Por miedo en algunos casos y también porque en otros no interesa que alguien esté por encima del resto. Si estuviésemos hablando de una dictadura, ya sabemos que eso es así. ¿Pero no tenemos un poco encubierta la dictadura ahora?