¿Cómo debe ser un político?
Simplemente un ciudadano que participa en política y luego sale. Entiendo la política como una plaza completamente llana donde los ciudadanos entran cuando son necesarios para la gestión.
¿Y dónde nace su inquietud para estar en política?
Soy profesor titular del Departamento de Análisis Económico Aplicado de la ULPGC y mi especialidad es la Economía del Bienestar y esa es la clave, la economía de lo público. Desde que comencé mi carrera profesional lo hice en ese ámbito. Hay una implicación directa entre la gestión de lo público y mi trabajo profesional.
¿Pero por qué da el salto a encabezar una lista electoral?
En octubre colaboré de manera externa en el documento que se elevó a los dos eurodiputados acerca del REF canario y en enero me llamaron para colaborar en la elaboración del programa electoral al Parlamento de Canarias. Me metí tanto que al final todos los días me decían que me afiliara.
¿Es su primera aventura en política?
Completamente.
¿Por qué Ciudadanos? ¿Qué le atrae para dar el paso?
Encaja con mi estructura mental. La filosofía de Ciudadanos es liberal progresista y al mismo tiempo socialdemócrata. Todo el mundo sabe que la economía mejora cuando se favorece la competencia en los mercados, bajan los precios, aumentan las cantidades intercambiadas en los mercados. Los que salen más beneficiados son los consumidores. Sin embargo, cuando hay poder de mercado de las empresas la sociedad sale perjudicada.
¿No es eso ser liberal?
Pero es que hay otra parte. Yo no soy liberal extremo porque nunca podría demostrarlo matemáticamente. Sí creo que hay que favorecer la competencia en los mercados y las libres decisiones de las empresas. Es un disparate que el Gobierno de Canarias se meta a definir cuántas estrellas debe tener un hotel o cuantos vatios el secador. Desde lo público no hay capacidad para conocer el mercado, es la empresa quien mejor lo conoce. Ahora bien, cuando el mercado genera un coste social -fallo de mercado-, debe intervenir el gobierno. Por ejemplo, en el caso de una empresa muy competitiva, que produce muy barato pero contamina un río. Si no haces nada como gobierno, estás perjudicando a la sociedad, debes intervenir para proteger a los ciudadanos.
¿Hay solución para evitar los problemas de déficit público?
El déficit no es malo si está en la proporción adecuada. Puede ser necesario pedir dinero prestado para construir hospitales o carreteras. La clave está en si ese dinero se está invirtiendo bien o no. Tú no compras una casa para 20 años y la financias con una hipoteca para luego dejarla cerrada. Los gobiernos deben invertir en cuestiones que generan rentabilidad por encima del coste de la financiación. Lo que es tirar el dinero es construir un aeropuerto que no se usa. La racionalidad del gasto público es muy importante.
¿No hay recortes entonces?
Hay una diferencia sustancial entre austeridad y recorte. La austeridad significa garantizar la máxima rentabilidad de cada euro público invertido y recortar es cortar por lo sano. Cuando acometes recortes estás perdiendo muchas oportunidades de generar riqueza. Una empresa nunca va a dejar de pedir un crédito para financiar un proyecto si va a obtener una rentabilidad alta; en lo público, lo mismo. El gobierno debe ser austero y ejecutar las inversiones que generen la mayor rentabilidad positiva y no gastar solo por hacer crecer la economía.
¿Rentabilidad económica?
Socioeconómica. Una circunvalación no es rentable financieramente, solo tiene costes y no ingresos, pero sí socioeconómicamente. Ahorra tiempo a las personas y eso es muy fácil de transformar en euros.
¿Qué puede hacerse para incorporar a los parados al mercado laboral?
Me llama la atención cuando los políticos dice que van a crear 100.000 puestos de trabajo. Salvo los empleos públicos directos, un político no crea empleo, lo hace la economía. Además, también sorprende que en el último año llegaran 800.000 turistas más, el gasto creciera en 144 millones respecto a 2013 y la tasa de desempleo bajara solo del 33% al 31%.
¿Y qué propone?
A lo mejor no hay que inventar muchas cosas nuevas sino tratar de relanzar el turismo. Hoy es de masas y todos los presidentes han enarbolado la bandera de los récords turísticos. El turismo de masas, de sol y playa, es homogéneo, se asemeja mucho a la competencia perfecta y cuando existe un mercado muy competitivo los precios bajan. Ese producto lo encuentras en muchos mercados internacionales de los que varios no están en la UE por lo que pueden recibir ayudas de sus gobierno y tienen mano de obra mucho más barata. A eso hay que sumar que el gasto medio por turista en las Islas también ha bajado. Es necesario ir a un perfil de gasto más elevado.
¿Cómo se consigue atraer a esos clientes?
Si el eslogan de "Canarias, el paraíso" fuera cierto y no solamente un eslogan, sí tendríamos un producto diferenciado. Ese es el camino que puede mejorar el perfil del turista y diversificar la economía.
¿Cómo?
A partir de nuestros recursos naturales, que es lo que hacen todos los países. El que tiene petróleo vende petróleo y basa en él su economía. Los nuestros son el mar, el territorio y el capital humano. Cuando los desarrollemos estaremos en disposición de absorber desempleados.
No nombra el viento y el sol.
Por supuesto las energías estarían dentro, son fundamentales. Nuestra dependencia del petróleo nos condiciona y genera un déficit tarifario de 1.400 millones de euros.
