Lo de Luisa es muy llamativo. La soltamos en Taliarte, en Telde, y se fue a Anaga, en Tenerife. Después tiró a Playa Blanca, en Lanzarote. Posteriormente enfiló hacia el islote de Alegranza, desde donde tomó rumbo al cabo de San Vicente, en Portugal. Y ahora mismo está de regreso para Alegranza. Así lleva 435 días".

Luisa no es ninguna viajera del Imserso, sino una de las tortugas bobas liberadas en Canarias a la que el veterinario Pascual Calabuig le tiene gran cariño y que forma parte del proyecto de investigación enarbolado desde hace unos años por el Observatorio Ambiental de Granadilla (OAG), en Tenerife, con el que se pretende hacer un ambicioso programa de seguimiento de estos especímenes en sus travesías atlánticas.

Para llevar a buen puerto esta actividad, el observatorio cuenta con el apoyo de varias instituciones -entre ellas, el Centro de Recuperación de Fauna de Tafira, la Sociedad para el Estudio de Cetáceos en Canarias (Secac) y la Consejería de Medio Ambiente e Infraestructura del Cabildo majorero- y el uso de 18 transmisores o balizas de seguimiento por satélites adheridas sin daño alguno al caparazón de estos reptiles.

Conocer sus movimientos y otros parámetros relacionados con su biología y ecología son algunos de los fines. El seguimiento se puede hacer a través de uno de los apartados que en internet tiene la web seaturtle.org, y del proyecto, en el que la experta y doctora Nuria Varo también ha jugado un papel fundamental, se han recabado datos de otros ejemplares con unas pautas muy llamativas.

Es el caso de Chusy, que lleva 659 días deambulando por el océano Atlántico a su libre albedrío "y que parece, por su ruta, que no hace otra cosa más que nadar entre Cofete y el islote de Lobos. Lo normal es que estas tortugas marchen de las islas al poco de ser liberadas, pero a esta debe de gustarle mucho este clima...", comenta Calabuig.

Este estudio de telemetría ha tenido por conejillos de Indias a ejemplares relativamente jóvenes que han sido capturados en aguas de la comunidad autónoma tras sufrir algún tipo de percance con pescadores, nasas, cabos o distintos tipos de embarcaciones. Al igual que animales de otras especies, son convenientemente atendidos y tratados en los centros de recuperación de fauna que existen en Canarias, como el de Tafira.