¿Cómo es Manuel Díaz como tallista?

Manuel Díaz como tallista es uno de tantos de la época de los años 60. Luego he ido evolucionando y experimentando cosas nuevas que me han agradado y he ido eligiendo mi forma de trabajar y mis gustos.

¿A qué edad empezó en el oficio de la talla?

Empecé con la talla a los 13 años. Los carpinteros con los que yo me inicié en el oficio pertenecían a Guía, eran los hermanos Osorio: Paulino y Paco, que tenían una casa en Gáldar. Tenía que meterme a trabajar y eso fue lo que a mí me tocó por casualidad, aunque a mí desde pequeño siempre me gustó el dibujo. Allí fue donde me formé en el oficio, aunque al principio como carpintero. Luego ya, por iniciativa propia, como quería seguir evolucionando continué aprendiendo más cosas, porque lo que es la talla en sí no te da opciones a que hagas figuras tridimensionales, así que he tenido que ir aprendiendo cosas de otros escultores, como José de Armas, de Agaete, que es uno de los que más puso interés en enseñarme.

¿Cuál fue su primera obra?

Mi primera talla fue una Virgen que hice en el 68, a la edad de 18 años. La hice donde estaba trabajando, con los hermanos Osorio, y la llevo allá donde voy.

¿Qué otras figuras tiene que sean importantes para usted?

Tengo otras muchas, como una que es un hijo mío que falleció, otra que es mi madre, otra que es mi sobrino, un perro canario y luego las tallas basadas en las obras de Antonio Padrón.

¿Actualmente se gana la vida con este oficio?

En aquel entonces yo me ganaba la vida con esto, pero en estos momentos no es posible, porque en la zona norte hay dos o tres tallistas. Esto no me da para vivir, simplemente es como una pequeña ayuda, y eso cuando me pagan, porque muchas veces no me las pagan y otras ni las vendo.

¿Qué es lo que más le gusta de este trabajo?

En mi caso, yo esto lo llevo como una afición, y como me gusta pues sigo, porque también es cierto que aquí si pierdo la práctica lo pierdo prácticamente todo. Lo que más me gusta es poder llevar a la práctica las ideas que tengo en mi cabeza, y cuando veo una figura acabada la verdad es que me regocija.

¿Cuál diría que es su estilo?

A pesar de todos los años que llevo, aún no tengo un estilo propio porque he ido evolucionando y dejando atrás cosas que he visto que se van quedando obsoletas, y voy cambiando el sistema. Lo único que puedo decir de mi estilo es que es cambiante y que siempre estoy aprendiendo cosas nuevas.

¿Hay diferentes tipos de talla o solamente varían en tamaño?

Realmente no, pero lo que sí es imprescindible es el tipo de madera que se utiliza, porque no vas a usar una madera blanda y que se rompa con facilidad, porque acabas perdiendo el trabajo que estás haciendo. Yo suelo utilizar moral, bitacola, nogal, cedro...

¿Y, según su criterio, cuál es la mejor madera que se puede utilizar para esto?

La mejor, para mí, la de moral de aquí de las Islas; es muy dura y rebelde y muy buena. A la hora de trabajarla noto mucho la diferencia entre una y otra, y en relación al tipo de trabajo utilizo una y otra: para cosas más pequeñas se usan maderas que sean más duras y más flexibles, y para obras más grandes se puede utilizar otro tipo de madera un poco más floja.

Paso por paso, ¿cómo describiría el proceso para llevar a cabo la talla?

Lo primero es plasmar tu idea en un boceto y luego se lleva a cabo y se establecen las dimensiones de la figura al completo. Después se corta; yo lo hago de forma manual, pero los hay que utilizan máquina para algunas cosas. Luego para darle forma utilizo las distintas limas que tengo, y para darle un acabado refinado se puede usar papel de lija.

Y al final se le aplica barniz.

Yo no utilizo barniz porque considero que es una equivocación, ya que estaría matando la madera. Yo lo que uso para darle brillo es cera virgen de abeja; la caliento y se la paso, con una capa lo más fina que me sea posible.

¿Hay alguna faceta que, para usted, sea especialmente curiosa en este oficio?

En todo caso, cuando alguien viene a aprender el oficio y no es como se lo imaginaba, ya que es un trabajo complicado y hay que aprender bien a usar las diferentes herramientas. Siempre se ve rápidamente, por la inercia, a quién le gusta y a quién se le da.

¿Y ha enseñado a muchas personas?

Enseñar como tal, no. Lo que sí he hecho ha sido orientar en los primeros pasos y lo más básico. Y actualmente a veces vienen algunos, que suelen tener más de 30 años, a que les enseñe algo.

¿Cuánto tiempo suele tardar en acabar una figura?

De media, me suelen llevar unos siete días, pero empezando siempre temprano y en muchas ocasiones acabando a las 3 de la mañana. Si tuviera maquinaria eléctrica avanzaría un poco más rápido, pero no me gusta.

¿Quién ha sido su referente como tallista?

Probablemente el más importante ha sido Paco Osorio, con quien me inicié en este mundillo. Había otros como los hermanos Medina, que eran muy buenos, pero hoy en día me fijo más en los escultores que en los tallistas, porque ahora hay muy pocos.

¿Un tallista nace o se hace?

Yo creo que hay una parte innata, no todo el mundo tiene vocación y muchos se estancan. Y aparte de lo innato, hace falta también mucha práctica.

¿Se ha perdido el valor del oficio con el paso del tiempo?

Sí, porque hoy en día ya se hace casi todo con máquinas. Además, antes, donde hubiese un taller de carpintería había un tallista.

¿En qué consistía la exposición en la Casa Museo Antonio Padrón?

Es una exposición para la que hice un total de 47 piezas inspiradas en las obras de Antonio Padrón, como homenaje. Es la muestra más importante que he hecho.