Como el río Guadiana, que viene y va. Éste fue el símil que utilizó ayer Miguel Guerra, sobrino del escritor Pancho Guerra, para describir la promoción que el Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana ha brindado a la obra literaria de su tío a lo largo de los últimos años. El reproche formó parte de su discurso durante el reconocimiento de Pancho Guerra y Santiago Cazorla como hijos predilectos del municipio a título póstumo, durante la sesión plenaria celebrada en las Casas Consistoriales de Tunte.

Por primera vez en la historia del Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana se otorgó por acuerdo plenario la distinción de hijos predilectos del municipio a dos tirajaneros ya fallecidos, es decir, a título póstumo. Un nombramiento que tuvo lugar durante la conmemoración del bicentenario de la creación del Ayuntamiento constitucional sureño en 1813.

Emocionados y agradecidos con la distinción otorgada por el consistorio acudieron los familiares de Pancho Guerra y Santiago Cazorla ayer al pueblo de Tunte; capital del municipio.

Pino María Vera y su hermana María Jesús esperaban nerviosas el evento, ya que ambas se criaron con su tío Santiago Cazorla y para ellas era "un día en el que más que al monseñor Cazorla, se estaba homenajeando al cura tirajanero, una persona sencilla y humilde", señaló Pino momentos previos al comienzo del acto institucional.

De hecho, más que su labor investigadora en la historia eclesiástica de Canarias, estas hermanas de la capital grancanaria no dejaron de referirse al que fue nombrado prelado del Papa "como un hombre cariñoso, chistoso y humano". "Recuerdo que una vez mi tío me contó que mientras daba la misa en la Catedral de Santa Ana, se metió un grillo en el bolsillo para despistar a sus compañeros", explicó Pino, quien añadió: "Una pequeña travesura que demostraba el sentido del humor de un sacerdote cercano al pueblo".

Una vez comenzado el homenaje, tomó el turno de palabra Miguel Guerra, presidente de la Fundación Pancho Guerra y sobrino del escritor, que desde un sentimiento de agradecimiento al consistorio, pudo decirlo más alto, pero no más claro: "Los vecinos de San Bartolomé de Tirajana no solo quieren sol y playa, sino también demandan cultura en el municipio".

Lo que terminó siendo una reivindicación puntual del periodista Antonio Cruz Domínguez en su discurso conmemorativo a las obras y figura de Guerra y Cazorla, se convirtió en el reclamo central de la intervención de Miguel Guerra: urge la reactivación de las actividades de la Casa de la Cultura Pancho Guerra en Tunte.

"Me gustaría que esta predilección del consistorio por sus hijos a título póstumo sea verdadera y continuada en el tiempo y no esporádica como ha ocurrido en los últimos años", matizó Miguel.

En concreto, Miguel se refirió al escaso circuito cultural que ofrece la Casa de Pancho Guerra en la villa, "olvidada y cerrada, cuando podría ser un referente cultural para sus vecinos", puntualizó.

Es más, Guerra señaló a la Casa de la Cultura como un elemento desaprovechado que puede dinamizar el pueblo de Tunte, como reclamo turístico; "de manera que no los extranjeros puedan conocer las raíces del pueblo canario a través de su cultura y no solo sus paisajes naturales", destacó.

El restablecimiento del premio de Literatura, que llevó por nombre al escritor tirajanero durante la celebración de sus dos ediciones, fue otro de los asuntos destacados en la jornada. Su última ganadora, la escritora María Dolores de la Fe, nunca obtuvo apoyos institucionales para publicar su libro, "una cuestión, que demuestra la ausencia de una apuesta firme por la cultura en este municipio y, que debería mejorarse a partir de este acto", defendió Miguel.

Con mirada atenta y gesto benevolente, el alcalde del municipio, Marco Aurelio Pérez, agradeció que "le sacaran tarjeta roja cuando es necesario, ya que los políticos a veces necesitan que las personas les ayuden a lograr lo que las personas necesitan en el municipio", subrayó el mandatario.

Preservar la parcela de la tumba de Pancho Guerra en el cementerio de Tunte, a fin de que otros hijos predilectos del municipio puedan ser enterrados en el mismo lugar; anteponer la denominación de 'monseñor' a la calle que lleva por nombre Santiago Cazorla en la villa-para evitar la confusión con un empresario Santana Cazorla-o conmemorar el acto de ayer con una placa en las Casas Consistoriales de Tunte fueron otras de las peticiones que el periodista Cruz Domínguez puso sobre la mesa durante la jornada.

A ritmo de Con Maspalomas y tú o el himno de Tirajana, los familiares de los nuevos hijos predilectos de San Bartolomé de Tirajana recordaron con nostalgia varias anécdotas de sus seres queridos.

"Tengo la imagen de Pancho tocando el timple en casa, a pesar de que tenía un aspecto serio a priori", recordó Lolina, sobrina del creador del personaje ficticio de Pepe Monagas. A su lado su hermana Josefina agregó: "Mi tío fue un perfeccionista empedernido, cuya obra no se valoró lo suficiente hasta después de su muerte".

En cuanto al valor y difusión de la obra del sacerdote Cazorla, su sobrina Pino trabaja con esmero. Creadora de la plataforma Memoria digital de Canarias, Vera intenta digitalizar los textos de su tío con el fin de democratizar sus contenidos y "darle salida a nivel internacional, ya que si un investigador quiere consultarlos en el archivo, solo tiene la opción de hacerlo en papel in situ", comentó Pino.

Al final del encuentro, los familiares de los conmemorados regresaron a sus municipios de residencia habitual y dejaron atrás al Tunte que vio nacer a Guerra y a Cazorla, en Cercados de Araña. Un pueblo cuyas costumbres y habla populares perdurarán en la memoria colectiva canaria gracias, en parte, a la labor desempeñada por estos dos intelectuales tirajaneros.