¿Qué es exactamente el túnel de Las Longueras?

Es una galería excavada en basalto por el margen derecho del Barranco Real de Telde y que, en ciertos tramos, se mete dentro del cauce. A diferencia de las minas, no tiene ventilación con respiraderos, sino puertas laterales. Pero también es curioso porque es un sistema mixto, con conexiones laterales con galerías filtrantes que poseen pozos y campanas. Este tipo de infraestructuras se podría comparar con las galerías-alçavón que hay en Murcia y Almería.

Su construcción se prolongó durante 33 largos años...

Efectivamente, y es que tiene 3 kilómetros y medio de largo. Es una auténtica obra faraónica que fue propuesta por la Heredad de Aguas de la Vega Mayor de Telde, una de las más antiguas de la isla al constituirse con las cédulas de 1480 a 1485. Los grandes aguatenientes de la época con influencia en la política local, como los Rodríguez Quegles, los Manrique de Lara y el Conde de la Vega Grande, fueron sus principales valedores.

¿Qué es lo que más destacaría de esta infraestructura?

Además del tiempo que fue necesaria para realizarse, entre 1907 y 1940, es de resaltar que el interior del túnel es como si fuera una montaña rusa, ya que tiene desniveles de hasta 30 metros de profundidad. Hay pozos en el interior con escaleras casi laberínticas, y todo ello se debe a la geomorfología del barranco.

Fue un trabajo complicado...

Bueno, ya por aquel entonces se sabía que el actual barranco que hoy vemos era, y es, mucho más amplio por debajo de la superficie actual. En ese otro barranco oculto existía una masa de agua inmensa, y de dio eso dio cuenta hasta Juan de León y Castillo.

¿Por qué tardó tanto en construirse?

Por distintos motivos. Desde la incidencia de la I Guerra Mundial, que perjudicó y retrasó la llegada de dinamita y carburo hasta la Guerra Civil que también lo ralentizó, o las negociaciones para la compra de subsuelo, que muchas veces se empatanaban. Otro obstáculo que se encontraron fueron las fuertes avenidas de barranco. En la obra se trabajaba sobre todo en primavera, pero si llovía mucho en invierno podrían sufrir daños en los trabajos ya ejecutados. Muchas veces se les rompía todo. Y eso a pesar del ingenio y la inventiva desarrollada, con el mayordomo de la heredad dirigiendo la obra sin tener conocimientos topográficos.

¿De cuándo data el proyecto original?

Era una vieja aspiración que surgió en 1902. Se hicieron unas catas previas y hay un primer plano de 1906. La Heredad inició el túnel por su cuenta y riesgo con personal propio. Y el técnico más importante fue Cayetano Arocena, ingeniero de canales, minas y puertas. Si era tan largo era porque lo que querían eran canalizar todas las aguas superficiales y de galerías de la zona. Así, se potenciaba el caudal de agua y se evitaban las evaporaciones, los robos, que eran muy frecuentes, y los litigios.

¿Qué significó para el desarrollo agrícola del municipio?

Era la obra esperada porque se acomete en la época en la que se expande el cultivo del platanera, que era muy exigente. En 1910 el precio del plátano en el exterior dio pingües beneficios y lo que pretendían era aumentar el caudal de agua de calidad. El agua de pozos no servía para plataneras por su alto grado de salinidad. Hoy día ese túnel da 5 litros por segundo, pero a principios del siglo XX por ahí corrían más de 60.

¿Es la obra de su tipología más importante de Telde?

Sin duda, pero también destacaría no sólo su magnitud, sino su coste final, que fue de dos millones de pesetas de la época. Para que se haga una idea, la heredad ingresaba 60.000 pesetas a principios del siglo XX.

¿Es Telde una zona donde abunden las infraestructuras hidráulicas?

Aquí tenemos más de 25 minas y 300 pozos. Así que, por kilómetro cuadrado, es la zona de la isla donde más estrategia hidráulica hay.

¿En qué situación se encuentran estos ingenios?

Muchas han ido desapareciendo. En activo todavía tenemos la mina de La Pardilla, la del acebuche y la de Zamora, ya en menor medida. Ya no tenemos la de Tecén y solo captan las aguas de escorrentías invernales Muchas de las galerías ya no se limpian y sus dueños han puesto tuberías.

¿Cree que hay suficiente divulgación entre los jóvenes para lograr una mayor sensibilidad?

Uno de los objetivos de estas jornadas sobre la Cultura del Agua en la Casa Museo León y Castillo es, precisamente, es divulgar la existencia de este tipo de ingenios, bienes e infraestructuras.