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La ética de bajo compromiso

La flexibilidad laboral rompe la creatividad de la sociedad, sostiene el autor

El alcalde de Agüimes, Antonio Morales, con el filósofo Zygmunt Bauman, antes de su ponencia, el lunes. SANTI BLANCO

El filósofo Zygmunt Bauman ofreció este lunes una ponencia, dentro del ciclo de conferencias de las XIII Jornadas Familia y Comunidad, de Agüimes, titulada Los padres y los hijos en la sociedad líquida-moderna, en la que lanza una alerta sobre el nuevo modelo de sociedad que está motivando la pérdida de la identidad del individuo en un entorno estigmatizado por el mercado laboral.

Para Bauman, y en grandes trazos, el estado-nación se idea en su momento con el principal objetivo de crear una identidad, una herramienta de cohesión por la cual un grupo humano crea lazos y lucha por un bien común, lo que otorga una eficaz sensación de seguridad en las personas, "un anclaje en el mundo", como lo califica.

Ese caminar conjunto como país se está desintegrando desde el momento en el que las empresas, una vez ha explotado a sus trabajadores nacionales, recurren a los nacionales de países a los que pueden explotar aún más.

"¿Qué pasa en España?", se pregunta el también sociólogo. Pues que ha sufrido una "explotación laboral clarísima" en cuanto "sus trabajadores no gozaban de los grandes beneficios" de las firmas contratantes. Pero aún más. La flexibilidad de los mercados permiten a esas empresas irse a países con personas más expuestas aún a la explotación, dispuestas a recibir un dólar al día y sin tener que bregar contra sindicatos inexistentes.

Esto tiene un impacto brutal en el modelo familiar de los países occidentales. El compromiso a largo plazo se hace imposible, porque no existe la seguridad de un trabajo que permita desarrollar un proyecto común a largo plazo. En Estados Unidos, ilustró, la mitad de los matrimonios se divorcian en un plazo medio de 19 meses. Conformando así una sociedad de hijos monoparentales que se crían en un entorno "en el que ya no existe el compromiso".

Los individuos ahora buscan solo su autosatisfacción, sostiene, con una "ética de bajo compromiso" en la que se ven abocados continuamente a afianzar su identidad. Por eso necesitan "más de 500 amigos en Facebook" en busca de un lugar en una sociedad cambiante e insegura.

Paradójicamente cree el filósofo que Canarias, por las particularidades de su tejido económico, no es tan vulnerable a este fenómeno que ya arrasa en los países occidentales. "El turismo", expone, "triplica la población de las islas. Son turistas que vienen a disfrutar del sol y los paisajes del Archipiélago, y por tanto esos puestos de trabajo no son exportables a otros lugares", augurando que el fenómeno, al menos de momento, será más bien al contrario, atrayendo incluso a personas con interés en trabajar aquí. Aunque, no obstante, advirtió que si bien "los cambios están ocurriendo hoy "en los grandes países y en las grandes ciudades, también pueden ser importados a las islas en un futuro", instaurándose poco a poco en el mundo, "una sociedad caótica que va y viene a merced de los vientos, (...) "cuajado de relaciones quebradizas".

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