Misael del Rosario: "El cartel del Pino representa el amor incondicional de una madre a su hijo"

Mi marcha de Canarias no fue ni mucho menos por razones de trabajo ni de limitaciones. Yo trabajaba en mi sector y estaba bien valorado. Es harto sabido que el skyline empresarial canario es reducido y tiene sus limitaciones, pero me marché por motivos personales. Tenía pareja fuera y era hora de tomar decisiones de cara a un futuro.

Su cartel ha sido designado para las Fiestas del Pino. ¿Cómo se planteó el trabajo?

El cartel se plantea a partir de tintas planas y un trabajo inicial de abocetado. Mi mayor compromiso era con la imagen de la Virgen del Pino. Me gustaba la imagen desprovista de todo el decoro que a posteriori se le ha ido endosando, incluso lleva un brazo postizo. Quise centrarme en la imagen real de la Virgen, que es una talla policromada de la escuela sevillana de los siglos XV y XVI. Y sobre todo, adjudicar todo el protagonismo a su mirada. La mirada de una madre que recibe a sus hijos. Superpuestos tenemos a dos canarios a los lados de su cabeza que representan nuestras dos provincias. En el cuello tres ornamentos florales con la bandera de Canarias que nos hablan de identidad y un corazón encendido que representa el amor incondicional de una madre a su hijo. En este caso sus hijos, los canarios.

¿Le marca ser de Teror o se considera cosmopolita?

Ser de Teror para mí es mi realidad y me gusta. Esto me marca porque siempre tiendo a comparar mi pueblo con el resto de los sitios en los que vivo. Y siempre Teror se desmarca por su belleza. Yo soy un enamorado de mi pueblo. Y eso no quita que mi trabajo y mi actitud ante la vida me haga moverme por el mundo. Yo trabajo a nivel internacional y eso no quita que me encante ser de donde soy.

¿Cuáles son sus influencias artísticas y sus referentes?

Mi trabajo parte del análisis de los procesos creativos. Mi mayor interés en el arte se centra en los artistas informalistas y las neovanguardias neoyorquinas. Mis referentes pueden ser Millares, Jasper Johns o Rothko. Es donde considero que el arte comienza a desligarse de todo lo que no le hace libre.

¿Desde cuándo vive fuera de Canarias?

Hace cinco años que marche a Valencia.

¿Se ha adaptado bien o le tira la tierra?

Canarias es un emplazamiento fantástico pero por ahora lo veo como un lugar al que volver, no un lugar en el que estar. Me gusta mucho la diversidad cultural y viajar, y desde donde estoy, es más sencillo y práctico.

¿Hay en Canarias artistas, diseñadores, fotógrafos y pintores a la misma altura profesional que en la Península?

Incluso mejores. Canarias y su gente están dotadas de una sensibilidad enorme. Tengo grande amigos fotógrafos y pintores que son pura dinamita y son made in Gran Canaria. Pero es cierto que es complicado publicitarse aquí y lo que llega aquí es el eco de lo que hay fuera.

Es licenciado en Bellas Artes. ¿Recomendaría a los jóvenes con inquietudes en esta materia hacer la carrera?

Ya hace catorce años me licencié y desconozco los ritmos que el plan Bolonia ha implantado en los estudios europeos. Pero las carreras solo son útiles si se hacen con pasión y con intención de poner toda la carne en el asador. En ese caso, son el mejor de los comienzos para el mundo profesional y personal. Si no es así, yo considero que hay muchos otros caminos formativos igual de factibles.

Para un terorense como usted, ¿qué significa la Virgen del Pino?

Para mí es un sentimiento. Hace referencia al concepto del amor materno, el amor incondicional y a la comprensión. He vivido una infancia muy próxima a la iglesia y la cultura que la constela. Y considero que hablo desde el conocimiento de los valores que una iconografía como la Virgen del Pino representa.

¿Qué fue lo que le motivó hacer el cartel premiado?

Este cartel da anuncio a las Fiestas del Pino, que son las fiestas más importantes de nuestra isla. Quise alejarlo del resto de romerías y festejos que dan una imagen más cercana al divertimento y cultura popular de lo nuestro. Quizás por ser de Teror, no lo concibo como unas fiestas más. Y le di prioridad a la imagen de la Virgen.

¿Cuál es su método de trabajo, el proceso creativo? ¿Con qué materiales trabaja?

Mi proceso creativo es trabajar, sin más. De ahí en adelante, todo va sucediendo. Pero está claro que sin un lápiz en la mano es complicado dibujar. Me gusta estar en silencio y estar solo mientras trabajo, son mis únicos requisitos. Y con respecto a los materiales, todo depende del proyecto y de la finalidad. Pero me gusta mucho comenzar con técnicas tradicionales y finalizar con procesos digitales.

¿Qué es lo que más le gusta y aprecia de su trabajo y qué es lo que más le disgusta de él?

De mi trabajo me gusta todo, he ido haciéndome a mí mismo a lo largo de los años. Y a pesar del esfuerzo que hay que hacer para llegar a vivir de tu pasión, es algo que se olvida cuando ya estás donde tienes que estar. Lo que más me disgusta es que te expones al mundo y que el mundo es abominable con lo que no entiende o cierra sus ojos.

¿Cómo se ve Canarias desde fuera?

Como un lugar de vacaciones. Yo estoy cansado de ver como se potencia el turismo low cost en nuestras islas. Yo no tengo televisión, no la tolero bien. Así que tampoco soy alguien que pueda opinar al respecto.

Ha sido director creativo y artístico en diversos proyectos. ¿En qué papel se siente más a gusto?

En aquel que me permite hacerme responsable de mi trabajo al cien por cien. Soy respetuoso con el trabajo de los demás y responsable del mío, por esta razón siempre pido entrega. Siempre que haya entrega y ganas de trabajar, yo siempre estoy a gusto.

¿Antes que cualquier otra cosa se siente pintor?

Antes que cualquier cosa me siento persona y después artista. Los pintores son aquellos que pintan bien y son capaces de crear imágenes que conmueven. Los artistas, comunicamos y levantamos quemazones. Yo trabajo en el mundo de lo intangible y eso es muy complicado de valorar.

¿Trabajar para la fotografía publicitaria le hace sentir peor?

Yo elijo mis proyectos y las personas que me contratan ya saben cuál es mi sello. Como todo el mundo, he tenido que pasar por el aro en muchas ocasiones, pero eso cada vez sucede menos. La fotografía publicitaria, hecha con gusto, es tan válida como cualquier otra cosa.

¿Busca emocionar y humanizar con las fotografías que hace?

El sector de las marcas, el mundo del branding, está replanteándose y necesita humanizar su producto. Y esto es algo que hace años que se hace. Yo trabajo en eso, en aportar valor al producto. Y muchas veces, esto lo acerca al arte.

Viene de una estirpe de artistas. Su padre lo es y ya hizo un cartel para El Pino, su hermana Raquel triunfa en la música y usted en la pintura y la fotografía. ¿Hay alguien más en su familia que también tenga inquietudes artísticas?

Sí, todos hemos cursado o estamos cursando estudios superiores muy relacionados al mundo del arte. Mi madre es delineante, hay más licenciados en Bellas Artes en casa y la pequeña estudia arte dramático en Madrid. Solo mi hermano es ingeniero, y muy creativo a su manera.

¿Ser de una familia de artistas ayuda o impide su crecimiento profesional?

En mi caso, todos respetamos el espacio que cada uno ocupa y nos ayudamos en la medida de lo posible. Soy consciente de lo atípico que esto suena, pero en todo momento ayuda el tener una familia como la que tengo.

Su hermana Raquel es la más conocida. ¿Le ha abierto o cerrado puertas ser su hermano en el mundo artístico?

Ni una cosa ni otra. Son disciplinas diferentes y nunca se ha dado el caso de que esto potencie o frene la práctica de mi trabajo. Ninguna empresa de las que me contrata pregunta ese tipo de cosas, solo quieren que se ejecute un trabajo.

Ha habido mucha polémica en las redes sociales con respecto a su cartel del Pino. ¿Qué opina de ello?

Poco tengo que decir. Cuando te expones, en cierta medida, la gente es libre de opinar. Y a mí me parece bien. Ya no me parece tan correcto el tono y la falta de buenas formas. A veces no se entienden las cosas ni el porqué. Por eso se hace una rueda de prensa y se transcribe la explicación del artista. De esta forma crecemos, yo lo veo así. Y sí, son fiestas populares, pero no están alejadas de la cultura. A mí no me preocupa lo que digan o cómo lo digan. Lo que me preocupa es que no somos conscientes de cómo la falta de buenas formas repercute en nuestra identidad. Y eso queda ahí en Facebook o donde sea, a ojos de todos. Si gritar más alto es sinónimo de buena comunicación, yo aquí no tengo mucho más que hacer.