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San Bartolomé de Tirajana

Entre bañadores y anzuelos

San Bartolomé limita la pesca recreativa a 150 metros de la orilla en playas de afluencia turística

La vecina Juana Rivero, ayer, en Castillo del Romeral mientras esperaba que alguna lubina mordiera el anzuelo. YAIZA SOCORRO

Desde hace una semana los aficionados a la pesca que deseen echar la caña a pie de playa en San Bartolomé de Tirajana deberán desplazarse a más 150 metros de la orilla o a calas donde el bullicio turístico brille por su ausencia. El nuevo decreto, que especifica las zonas del litoral en las que se puede desarrollar la actividad recreativa en aras de no molestar a los bañistas, no convence a quienes, como Juana Rivero, consideran el mar "un legado natural de los canarios" al que todos "deben tener el mismo acceso y disfrute".

Dado que la ley de costas prohíbe la pesca recreativa en la práctica totalidad del litoral sureño, por ser considerado como "zona de baño habitual de gran afluencia de personas", el Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana se ha visto obligado a determinar de forma "más específica" los enclaves costeros en los que se puede realizar la actividad deportiva sin ningún tipo de restricción y las zonas en las que prima la seguridad del bañista.

Así, en playas que acogen gran cantidad de usuarios, como Castillo del Romeral, San Agustín o Maspalomas, queda prohibida la pesca de superficie a menos de 150 metros de la orilla. Y en cambio, en parajes más pequeños o con menor afluencia de visitantes, como la playa de Las Carpinteras, no se aprecia limitación alguna.

Según el concejal de Playas, José Carlos Álamo, la iniciativa pretende mejorar la convivencia entre los diferentes usuarios de las "zonas de baño" y "potenciar" los usos de las playas de una manera "no tan generalizada" como establece la legislación autonómica. Además, añade, que de manera "excepcional" se permite la pesca nocturna, de 21.00 a 05.00 horas, en playas afectadas por dicha normativa.

No obstante, esta iniciativa no ha sido bien recibida entre los pescadores de caña, asiduos al litoral de Tarajalillo o Castillo del Romeral. Desde este último enclave, Juana Rivero, vecina de Carrizal, destacaba que "tanto pescadores como bañistas han convivido siempre en las playas sin ningún tipo de problemas" y "precisamente no son los anzuelos los artilugios que más molestias ocasionan a los bañistas. Más bien se trata de otro tipo de actividades, como los deportes acuáticos, los que deberían regularse con mayor restricción", agrega la aficionada.

Además, "hay espacio para todos", sugiere su compañero de faena, Eusebio Suárez, quien no entiende "tremendo revuelo por echar unas horas la liña en la orilla" cuando ha sido de siempre una actividad "socorrida" para la gente de la zona Sur.

A pie de la cofradía de pescadores y con 83 primaveras bajo el brazo el vecino Pablo Guedes rescata este mismo argumento para expresar su malestar ante la nueva medida municipal. "El mar constituye la fuente de alimentación para muchas familias y más ahora, que muchos están en paro. Por lo que no me parece bien que se sancione a vecinos que, por cuestiones varias como la edad o porque padezcan problemas de movilidad, no puedan desplazarse a más de 150 metros de la costa para pescar", señala Guedes algo exaltado, y añade: "No podemos pretender que todo gire en este municipio en torno al turismo, también habrá que cuidar de alguna manera de los vecinos y las actividades tradicionales".

La nueva ordenanza municipal, que regula los usos, aprovechamiento, disfrute y conservación del litoral de San Bartolomé de Tirajana afecta a más de una decena de playas de la costa sureña. El incumplimiento de la normativa contempla penalizaciones económicas que oscilan entre los 700 y los 3.000 euros.

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