El día de la virgen empezó bien temprano en el barrio marinero de Agaete. Aunque parezca incomprensible para los visitantes que apenas pegaron ojo tras la Retreta y los fuegos artificiales de la madrugada anterior, a las siete de la mañana ya había una banda de música recorriendo las principales calles del Puerto de las Nieves para recordar que la fiesta es algo más que la Rama.
Tras dos misas, los reyunos prepararon el retablo con la imagen de la virgen -una copia del tríptico flamenco de Joos van Cleve a la que hay que colocarle los ángeles custodios fuera de la ermita porque las alas no caben por la puerta- y a las 11.30 horas partieron en procesión hacia el pueblo, acompañados por la banda de Agaete, un escuadrón de gastadores de la Marina fusil en mano, y decenas de fieles.
Un ligero viento hizo más llevadera la subida, pues al igual que el martes en la Rama, el calor subió los termómetros hasta cerca de los treinta grados. A las 12.05 horas se produjo el encuentro con la imagen de San José, desplazada hacia la costa en compañía de la banda municipal de música y las autoridades. El acercamiento entre las dos comitivas se produjo más abajo del lugar habitual en los últimos años, lo que no gustó a los que llegaron allí media hora antes para coger el mejor sitio.
Para los devotos de virgen de Las Nieves es un momento mágico, pues los voluntarios que cargan con el trono de San Ángel lo inclinan tres veces hacia delante en señal de reverencia hacia la patrona de los marineros. La gente aplaudió a rabiar y algunos vecinos acercaron a sus hijos pequeños a tocar los tronos. Tras ese saludo, las dos imágenes emprendieron el camino hacia el pueblo, donde centenares de personas esperaban para ver el cruce del puente y la llegada a la iglesia de la Concepción. Con la virgen en el pórtico se inició el canto de la Salve, con los reyunos como principales protagonistas. Ataviados con sus trajes marineros, entonaron el canto junto a la banda de Agaete, los sacerdotes, los vecinos y las autoridades.
El cambio de gobierno municipal atrajo a Agaete a más políticos que en años precedentes, especialmente del PSOE y Nueva Canarias. El nuevo alcalde, el socialista Juan Ramón Martín, estuvo acompañado por el presidente del Cabildo en funciones, Ángel Víctor Torres, y por los consejeros insulares Carmelo Ramírez, Elena Máñez, Inés Miranda, Carlos Ruiz, Gilberto Díaz, Isabel Santana, Juan Trujillo y Felipe Afonso.
En la procesión y en el posterior desfile por el pueblo a marcha cuartelera también estuvieron los alcaldes de Arucas, Gáldar, Santa María de Guía, Teror, Firgas, Moya, La Aldea, Artenara y Tejeda, así como el pregonero Valentín Barroso y algunos de sus antecesores, como el historiador Manuel Lobo y el escultor Manuel González.
Otro momento preferido por los culetos y visitantes es el de la traca en plaza de la Concepción, tomada por los pirotécnicos y los bomberos desde primeras horas de la mañana. Aunque algunos vecinos consideraron que la carga de pólvora fue menor que años anteriores, también hizo el temblar el suelo y dejó sordos a todos los que andaban alrededor.
Tras un recorrido por las calles que rodean la iglesia principal de Agaete, la imagen de la Virgen de las Nieves quedó cerca del tríptico original, que tras su restauración ha quedado expuesto de forma permanente en una sala del templo especialmente diseñada para conservar las maderas y los colores de la pintura de Joos van Cleve. El retablo estará allí hasta el próximo 17 de agosto, día en que regresará a la ermita del puerto.
En un primer balance de los resultados de la fiesta de la Rama, que en Agaete es uno de los principales factores para medir la gestión del gobierno municipal, el alcalde Juan Ramón Martín aseguró que es "muy satisfactorio". Y no solo por la participación, sino por la "buena acogida" de los vecinos a las innovaciones respecto a años anteriores.
"Hemos introducido algunos cambios que consideramos necesarios, como poner baños químicos o trasladar los puestos ambulantes a otros sitios del pueblo para despejar las calles por donde discurre el baile de la Rama. O la limpieza de las calles cada madrugada, que era una vieja demanda de los vecinos. Hemos intentado poner nuestro sello en estas primeras fiestas, teniendo en cuenta que hemos tenido muy poco tiempo para organizarlas", apuntó.
El alcalde, criticado por algunos rameros por no ir junto a banda durante todo el recorrido, donde una de sus misiones es empujar a los participantes para que la rama no se retrase, explicó que un tramo de carretera hacia la playa se tuvo que hacer sin música para poder cumplir el horario de llegada a la ermita a las seis de la tarde.
Respecto a la polémica sobre si la fiesta tiene raíces aborígenes o religiosas, Martín eludió pronunciarse. "La Rama tiene tal magnitud y trascendencia que ese debate no deja de ser anecdótico. Es un discusión para los puristas de cada bando y para los investigadores, porque nosotros nos centramos en la organización y en la seguridad de la fiesta", recalcó.
