El entrevistador, entrevistado. ¿Qué siente un periodista al convertirse en noticia?
Sonrojo. Nunca esperas un reconocimiento, porque lo que hacemos es trabajar, y punto, aunque puedes prestar más cariño a una cosa que a otra. La gente me pone cara por siete años en un emblema como Tenderete, pero detrás hay 40 años de radio, donde también me ocupé de la cultura popular. Ha sido una dedicación. Sin embargo, méritos tiene un montón de gente, los auténticos protagonistas que han puesto la música de este pueblo donde está: creadores, tocadores, cantadores, bailadores...
¿Cuál es su primer recuerdo de la radio?
La radio en mi casa era de obligado cumplimiento, bueno, no había otra cosa. Recuerdo las reuniones por las tardes en el cuarto, con la radio aquella de lámparas, escuchando Matilde, Perico y Periquín [serial de comedia costumbrista en la SER]. A partir del 64, me despertaba con Alborada guanche, en Radio Nacional, casualmente un saludo con música tradicional.
Y entra a la radio con 13 años.
Por casualidades de la vida, empecé de recadero, de botones, en Radio Atlántico en 1962. Y profesionalmente, en 1975 en Radio Popular, actual COPE. Imagínate, el fallecimiento de Franco, la transición o el desmantelamiento del sindicato vertical, aquello fue tremendo. Descubres la magia de la radio y tienes una serie de gente importante con la que aprendes, entiéndase, Luis Jorge Ramírez, Bernardo de la Torre... Me convertí en una esponja y empecé a absorber todo lo positivo.
¿Nada negativo ocurrió?
En el 75 tuve un problemilla salvable, como así fue, porque entonces se estilaba pronunciar las ces y las zetas. Si RNE, que era el no va más, conectaba con Sevilla y aparecía una tipa con acento andaluz que tiraba para atrás, ¿por qué tenía que pronunciar yo? Me sentía ridículo, me da repelús escuchar mi primer informativo, así que dejé de hacerlo y el resto de compañeros de las emisoras empezó a hacer lo mismo. Orgulloso, porque la radio en las Islas empezaba a tomar identidad propia.
¿Cuándo se unen periodismo y folclore en su trayectoria?
Quizá viene de la preocupación de mis padres de que me sintiera orgulloso del pueblo en el que vivo. Mi padre era un simple camarero, trabajaba en una churrería, y mi madre, "sus labores". Aunque eran trabajadores, se preocuparon mucho de que conociéramos la cultura en profundidad. El 90 por ciento de mi biblioteca es literatura canaria, por ejemplo, eso es fundamental. Y en el 66, aparecieron Los Sabandeños, un año o dos después, Los Gofiones, fue una eclosión de la música tradicional que vino a dar la dignidad que no tenía hasta entonces en las Islas.
Y luego, "ay, qué Tenderete..."
Nanino [Fernando Díaz Cutillas] fundó Tenderete en el 71 y se suspendió en el 73 por orden del gobernador civil al director de TVE, porque estaba adquiriendo tintes independentistas... En respuesta se celebraron en Telde, en lo que tuvo mucho que ver Diego Talavera [exdirector de LA PROVINCIA], las 24 horas de folclore, la música aparecía en cualquier movida de la transición. La música de este pueblo siempre estuvo relegada, porque la burguesía no la aceptaba. Sin embargo, alguien tuvo la feliz idea de utilizar esa ventana mágica y transmitir el tenderete que hacíamos en familia o entre amigos, algo que la gente estaba esperando y deseando. Tenderete no es un programa de televisión, es un sentimiento de este pueblo. El viejo profesor palmero Juan Regulo Pérez, padre del esperanto en las Islas, declaró que Tenderete, a través de la música, ha hecho más por Canarias que todos los políticos juntos en 500 años. Lo que logró el programa fue unir, por primera vez en la historia, a las Islas, una piña entorno a su música, eso fue lo más importante.
Nanino y Tenderete
Aunque dicen que segundas partes nunca fueron buenas aplaudo la iniciativa de Alfredo Ayala y Antonio Santana por proponer a la dirección de TVE la vuelta del programa. Eligieron como presentador a Juan Luis Calero, que estuvo dos meses, y me llamaron en diciembre del 99 para sustituirlo, una carga de profundidad tremenda. Después de 15 días de darle vueltas y consultarlo con mi familia, tiramos para adelante. Sólo me preocupé de mostrarme como soy, mero conductor de un vehículo que ya estaba en marcha hace rato. Sin duda, me marcó y me permitió comprobar que en todas las islas a la música popular se dedica gente muy sana.
¿Y cómo es el actual vínculo entre folclore y periodismo?
Pobrísimo. Las emisoras de radio ni siquiera pinchan música canaria. Ya no digo, que también, de tener una hora a la semana. Si acaso se salva la Autonómica, por razones obvias.
Quizá faltaran renovadores como Camarón en el flamenco o Piazzolla en el tango.
Ahí está Taburiente, desde los años 70, con un intento de dar ese giro de tuerca, pero no hubo seguidores, poco más. El folclore está en muy buenas manos, con escuelas en casi todos los ayuntamientos y músicos de lujo, como Blas Sánchez, que dio el salto de Gran Canaria a París y enseñó a un montón de guitarras clásicas de Canarias. Pero faltan creadores. Estamos cantando las mismas coplas, poco más o menos, que siempre.
