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Valleseco La Isla más verde

El agua que brota de la laurisilva

La reforestación con 60.000 árboles permite recuperar nacientes y galerías en el barranco de Las Madres, en Valleseco

El agua que brota de la laurisilva

El agua comienza a brotar donde antes solo había malas hierbas y plantas invasoras. En poco más de tres kilómetros de longitud del barranco de Las Madres, en Valleseco, las labores de reforestación con laurisilva han servido de semillero para la aparición de cinco nacientes de agua y nuevas galería. Y, donde antes apenas emanaba un pequeño chorro en invierno, ahora el manantial discurre a chorros. El capataz de La Heredad de Aguas Arucas-Firgas, Pedro Santiago, resalta que las nuevas plantaciones permitirán en poco tiempo que la zona vuelva a recuperar la imagen del gran bosque de Doramas, que casi desapareció por la tala masiva que sufrió desde el año 1900 hasta la segunda mitad del siglo.

En La Umbría del Caidero se grabó un capítulo de la serie televisiva La que se avecina. Y no se trataba de escenas ligadas al turismo y al sol, sino que recreaba el interior de un bosque colombiano. Este es un ejemplo del cambio experimentado en tan poco tiempo en Valsendero.

A pocos metros del lugar se encuentra una cascada de unos 20 metros de altura, a cuyo alrededor surge entre las paredes de piedra un constante rocío de agua y, a su lado, una galería en la que nace el agua, en una imagen que se había perdido hace mucho tiempo.

"Es la madre de todos los nacientes", como lo describe gráficamente Pedro Santiago. Estos nuevos afluentes han permitido que donde antes apenas se apreciaban unas gotas, ahora el agua discurre con intensidad.

A partir de ahí, bajando hacia Firgas se descubren al menos cinco nuevos nacientes casi de la nada, generando pequeñas barranqueras todo el año.

El secreto, según Mino como todo el mundo le conoce y que es uno de los grandes conocedores de la zona, nace por la presencia de los nuevos madroños, barbusanos, viñátigos, fayas, acebiños, laureles y brezos, y de otras especies que habían desaparecido, como la doradilla.

La laurisilva ha permitido cambiar el paisaje de toda la zona, creando áreas muy frondosas que captan el agua y la humedad de la niebla, elevando el nivel freático. "Los técnicos hablan de que la laurisilva multiplica por 10 el volumen de agua. Pero solo con que se lograran multiplicar por tres estamos hablando de que el caudal de agua podría alcanzar los 3.000 metros cúbicos de agua", según el experto, que reconoce su particular asombro por el cambio experimentado en una década.

"Estamos ante un antes y un después del bosque de Doramas, que fue castigado durante décadas por la tala para el uso comercial de la madera y por un gran incendio".

El encargado general con su sapiencia y una hoz destapa algunos de estos nacientes, con la ayuda de su compañero Pedro Henríquez. Bajo unas hojas secas, algo de barro y algún tronco renace otra fuente natural, que emprende su camino hacia las acequias y los estanques.

Pedro Santiago estima que en unos 15 años se han plantado en toda esta zonas del barranco de la Virgen unos 60.000 árboles, dentro del proyecto financiado por Europa para la reintroducción de la paloma rabiche, y en campañas de la Heredad, de la empresa Tragsa y de la fundación Foresta, además de acciones de colectivos y voluntarios. Y los planes contemplan multiplicar esta vegetación en estos dos próximos años, abriendo un nuevo futuro repleto de vegetación para este barranco.

Mino lleva 28 años trabajando en la Heredad y asegura que algunas de esas galerías ni siquiera las había visto con agua más allá de momentos puntuales de los meses de invierno. Este es el caso de Los Canalizos, con 20 metros de profundidad, que lleva dos años ofreciendo agua constante.

Las zarzas, cañas y tuneras han dado paso al montebajo. El resultado es que se ha triplicado en muy poco tiempo el caudal de agua que recoge la Heredad, gracias no solo a los nuevos nacientes, sino también al aumento generalizado del volumen que se obtiene en esta fértil medianías.

Según sus cálculos, a principios del siglo XX, antes de la tala para su uso en los ingenios azucareros y los barcos de vapor, así como algún gran incendio, en esta zona se recogían hasta 8.000 metros cúbicos diarios de agua en verano. Y en los años 80 del pasado siglo se limitaba a menos de 1.300 metros cúbicos, incluyendo también los pozos en los cálculos. Tras las últimas plantaciones, estima que desde el año 2000 se recogen casi 400 metros cúbicos diarios más que hace una década. Incluso ahora, que no ha sido un buen invierno de lluvias, según remarca.

La vegetación impide que el agua se pierda, permitiendo el renacer de los manantiales y el llenado de los estanques, al crear una enorme esponja verde, que se prolonga durante el verano.

La Heredad ha tenido que hacer frente también a opositores de estas replantaciones, que han llegado a arrancar árboles de laurisilva, porque consideran que van contra los cultivos tradicionales.

Pese a todo, Mino confía en recuperar el pasado de esplendor de la antigua selva de Doramas. "Por algo se hablaba de que era un bosque, y esa denominación nunca existió en el resto de Canarias".

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