El tres de marzo de 2012 Agüimes ubicó su nombre en el mapa del arte contemporáneo. La artista coreana afincada en Suecia Woo-Bock Lee inauguró aquel día en la segunda planta de la Casa de la Cultura del casco antiguo la exposición con la que comenzaba la andadura de la Sala de Arte Agüimes, que desde entonces ha acogido 42 muestras como fruto de un convenio de intercambio firmado por el Ayuntamiento y la asociación artística sueca Edsvik Konsthall. Hoy, cuando se cumplen cinco años de aquella fecha, el espacio expositivo abre una vez más sus puertas con la muestra Senderos del perro azul, con obra original del artista chileno Nelson Salazar Luna, impulsor hace cinco años del acuerdo que facilitó la puesta en marcha de la sala.
"Nelson, que venía de Suecia, estuvo viviendo durante 13 años en Agüimes y desde que llegó se puso en contacto con nosotros para plantearnos la idea de poder exponer aquí arte contemporáneo y abrir el circuito más allá de Las Palmas de Gran Canaria", rememora el concejal de Cultura, Francis González. El convenio, asegura, buscaba ampliar la oferta cultural del municipio, atraer a creadores internacionales y crear un tejido artístico local. A juicio del concejal, el acuerdo "ha dado muy buen resultado hasta ahora" y para ello cita como ejemplo las ocho exposiciones previstas para este año, cuatro con artistas seleccionados por la galería escandinava y otros cuatro canarios propuestos desde Agüimes.
"Poner la sala en marcha fue una lucha emocionante que tomó mucho tiempo, porque había que superar desconfianzas, aunque yo me preguntaba por qué Agüimes, con la agenda cultural que tiene, no contaba con una sala de nivel", tercia Salazar Luna, que recuerda los esfuerzos de hace un lustro y cómo a lo largo de estos años ha ido aumentando el número de creadores del Archipiélago que exhiben su obra en el espacio. "Siempre he creído que esto debe estar abierto a los autores con nivel de todas las islas Canarias", indica.
El artista da cancha a los recuerdos mientras culmina el montaje de la muestra conmemorativa del aniversario. Por la sala se distribuyen varias decenas de lienzos de pequeño y gran formato, láminas y libros de artista que reconstruyen los caminos vitales recorridos por Salazar Luna desde que dejó atrás su Chile natal con 23 años.
"Yo nací en Chile, viví en Argentina, en Suecia, después vine aquí y volví a Suecia y de nuevo en Suecia; puedo hablar como emigrante", explica. Este argumentario de espíritu nómada que sirve como hilván de la obra expuesta está basado en los propios escritos que Salazar Luna elabora como anticipo de sus obras pictóricas. "Quiero contar el concepto de que la gente va dejando marcas por los sitios que recorren y elegí el perro porque en Latinoamérica andan sueltos por todas partes y aunque ahora pueden estar siguiéndote a ti, dentro de un rato se irán con otra persona y dejarán marcas en ti", detalla. En sus obras, moldeadas con cierta inspiración expresionista, el artista plasma una concepción positiva de los flujos humanos fijándose no tanto en las huellas dolorosas como en las vivencias que es posible adquirir a lo largo del camino vital. Desde esta noche -la inauguración, para la que se espera una gran afluencia de público, tiene lugar a las 20.00 horas- y hasta el 24 de marzo, este periplo invitará al público a reflexionar sobre las propias experiencias.
