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Javier Gil, el señor de los grandes hoteles

El isleño es directivo del Paraíso del Mar de Rivera Maya, de 1.800 huéspedes diarios y 700 trabajadores

Javier Gil, el señor de los grandes hoteles

Javier Gil Moreno es un hombre dedicado a las vacaciones..., de los demás. Desde 2012 mantiene su brújula apuntando por el Caribe. Primero por Punta Cana y Puerto Plata, -República Dominicana-, y luego por Puerto Vallarta, ya en la costa mexicana del Pacífico, hasta recalar hoy en día en Rivera Maya, en el Estado de Quintana Roo.

Todo con un único guineo en su cabeza: convertirse en director de un gran hotel con 30 años. Y está a un filo de naife de conseguirlo, justo en la edad límite y en el sitio exacto, como subdirector del coloso de cinco estrellas Iberostar Paraíso del Mar, de 812 habitaciones, 700 trabajadores y 1.800 huéspedes diarios.

Este viaje apasionante comenzaba el 21 de mayo de 1987 en la calle Bravo Murillo, que fue donde nació, aunque fue criado en Schamann. El itinerario de la ruta la fue preparando hincando codos en el colegio Marpe de Altavista y en el instituto Santa Isabel de Hungría, en Escaleritas, mientras que el 'visado' definitivo lo rubricó en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, cuando se graduó Turismo.

En todo ese impass preparatorio le daba al voleibol e hizo sus pinitos con el kick boxing, "el gimnasio lo tenía enfrente de mi casa", donde por su altura, que se eleva al 1,88, se llevó algunos salpafueras. "Al ser algo alto me ponían con los grandes. Y amigo, los grandes no tienen piedad". El programa se completaba cogiendo olas con boogie en Las Canteras o corriendo por la avenida marítima.

Pero, sobre todo, ejercitaba la masa gris. "Le echaba horas a la biblioteca, sacaba buenas notas, se me daban bien los estudios y me gustaba". Le gustaba hasta que se topó con Derecho, en que no aguantó un asalto. Que si fiestas, novia, y en fin, "que me puse a trabajar". Desde despachando en el área de ferretería de Hipercor, donde también le daba al montaje de muebles, a limpiar cristales. Ahora veía los libros de fuera adentro. "Limpiaba los cristales de la biblioteca del Obelisco: una casualidad".

El de Javier Gil fue un dar algunos tumbos sin parar. Hasta que su padre, médico que ejerce en el sur, le convenció para entrar en Turismo, "por mi poquito de alemán y el inglés". Asegura que es muy tozudo, y que cuando se le mete una cosa en la cabeza no se la arranca ni haciendo palanca. "Me propuse dos cosas: sacarla año por año y ser director con 30 años". En 2009 se graduó, consiguiendo lo primero.

De ahí pasó a hacer prácticas en el Imperial Playa de NH, pero ya no limpiando cristales sino absorbiendo de todos los departamentos, "el comercial, los bares, los restaurantes, cocina, recepción..., hasta que vi un anuncio en LA PROVINCIA, solicitando jóvenes para trabajar como crupier de póquer en el Costa Meloneras".

Con ese sueldo comenzó a ahorrar hasta que uno de sus profesores de la universidad, y también consejero delegado de Servitur, le propone a él y a otro compañero, Juan Francisco Nieto, hoy en Jamaica, hacer un máster de gerencias de hoteles en San Pol de Mar, Barcelona. De ahí pasó a ser prácticas de subdirector en el hotel Dalias de Iberostar, en Tenerife, pero ya con el ojo puesto en el otro lado del charco. "Me atraía el Caribe, porque ahí están los mejores macrohoteles..."

Así fue como le llegó la propuesta desde la propia academia de marchase a República Dominicana. Era 2012. Tras una entrevista en Barcelona con RIU, parte al Nuevo Continente sin saber a qué punto exacto, pero hecho todo un directivo de la multinacional.

Después de seis meses como subdirector en Punta Cana le llega un desalante encargo. Dirigir desde Puerto Plata y como nuevo gerente de compras el avituallamiento para 4.500 habitaciones de ocho hoteles. Tenía 25 años e inicia el asunto en plenas navidades. "Empezaba el día a las cuatro de la mañana y en una semana adelgacé siete kilos". La intendencia incluye desde un simple tenedor a cientos de toneladas de carne, y presupuestos de "millones y millones".

"En 2013 me fui de Compras y volví a la gestión de hoteles en el RIU Jalisco en Puerto Vallarta. Fue una decisión personal ya que lo que yo quería era ser director de hotel. Ya en julio de 2015 fue cuando llegó la oportunidad con Iberostar y me fui al Paraíso del Mar en la Riviera Maya". ¿El secreto de tanta fogalera? "Pues que aquello que quiero lo intento conseguir hasta morir..., y estoy en el camino".

En un afán que es contagioso, al parecer, en los isleños. "Allá donde voy siempre hay un canario. El director de Recursos Humanos en República Dominicana es de Las Palmas. Y en el Pacífico, igual, te los encuentras, como a Andrés de la Nuez, de Telde. Y tres calles más arriba vive mi compañero del hotel de Gran Canaria..."

Javier Gil anima a los canarios que quieran seguir una carrera profesional basada en el turismo con una fórmula que, al menos a él, le ha resultado infalible, y que no es otra que la de hacer maletas y recorrer puntos como Hong Kong, Tailandia, Bahamas, Jamaica..., "hay que viajar primero y si es para trabajar, mejor que mejor".

El resultado es sangre nueva para infraestructuras que en las islas en según que zonas no lo son tanto, y que a Gil le encantaría mejorar, "si tuviera la posibilidad", como la obsoleta situación de Playa del Inglés, y que según su criterio no se trata de un handicap de estricta infraestructura, sino que ahonda en algo más sustancial.

"Si no renovamos la plaza hotelera perdemos competitividad frente a los destinos por muchas razones, pero el problema principal es que los visitantes mayores que nos conocen desde mitad del siglo pasado van muriendo, y si no se logra a tiempo una oferta moderna y competitiva no se podrá captar a las generaciones más jóvenes, que está formada por turistas que viajan mucho y conocen perfectamente las calidades de los diferentes destinos".

Desde el otro lado del Atlántico se ratifica en la potencialidades de las islas, con su abrumadora posibilidad de actividades, con zonas de montaña cerca de las playas, una buena gastronomía, seguridad y muy asequible económicamente, "pero no lo sabemos vender". Gil promete regresar, "sí, pero con una responsabilidad enorme y el mejor currículum posible".

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