El municipio de Santa María de Guía y el resto de la comarca Norte, por extensión, registró ayer un temblor propio de la escala Richter. El estruendo de bucios y el repique de tambores, engalanados para la ocasión, dieron la bienvenida a la Virgen a su salida del templo con motivo de la celebración del día grande de la Fiesta de Las Marías. Los hermanos Hernández de Aguilar desempolvaron el "traje de promesa" de sus bisabuelos y se unieron a la procesión con bombo y mantilla. El desfile acabó en jolgorio gastronómico para casi una veintena de carrozas.

Más que el norte de Gran Canaria, la Plaza Grande de Guía recordaba ayer a un "Madrid en hora punta" por el bullicio de bucios y tambores que sonaban de manera unísona

En familia o en solitario, los vecinos del Norte acudieron a la llamada. Tere y Juan José García fueron con sus dos nietos a la procesión. El más chico, con solo cinco años, se ha convertido en todo un "artista" en esto de soplar por la caracola que le trajo su tía del "Caribe", asegura la abuela en el frontis de la iglesia. No fueron los únicos que optaron por asistir a la cita en compañía de los suyos. Juan Castellano, apodado Fiesta por su gusto por el baile en esos salones de Casa Aguilar y El Palmital, presumió de "pitón" decorado de fruta y verdura junto a su señora y amigos. "Es un día sagrado" que se vive con "ilusión y cariño", aseguró uno de los mayordomos de la fiesta, mientras saluda a sus compañeros de infancia, juventud y romería.

Desde El Capellán, con tambores y un atuendo de "principios del siglo pasado", Manuel y Aurora Hernández se abrían paso entre la multitud de percusionistas que acompañaban a la virgen. Él con pajarita, chaleco y sombrero y ella, con mantilla negra y falda hasta los tobillos, encarnaban el recuerdo de sus "bisabuelos". "Es una forma de contribuir al legado de esta fiesta, ya que no se trata de una romería inventada sino de un evento histórico", explicó Manuel junto a la mirada cómplice de su hermana.

En solitario, pero con ganas de compartir un "día especial" con el resto de devotos, Vary Medina sacó a la calle su tambor. Hija y sobrina de dos saxofonistas de la banda de música de Gáldar, esta vecina lleva la música en las venas. Su padre fue su "amigo y maestro" y su tío el artífice de un bombo fabricado artesanalmente con piel de cabra. "Vengo para cumplir una promesa a la virgen y participar en una de las procesiones más bonitas de la Isla", confiesa esta amante de la costa norteña, que procede de Gáldar, vive en Guía y descansa en Agaete.

Descalzo y junto a la agrupación folclórica Estrella y Guía, el joven Luis Marrero rindió homenaje a la "patrona" por haberle concedido este año buena salud a su padre. Junto a él, otras devotas de Las Marías, recorrieron también sin calzado ni queja las calles principales del casco histórico en señal de "respeto y admiración" por la imagen.

Tras la procesión de la Virgen, una veintena de carrozas y yuntas tomaron las calles de Médico Estévez, San José, Canónigo Gordillo y Luis Suárez Galván. Dentro de las carretas descansaban las queseras de barrios aledaños y los manjares de las abuelas de Guía. La jornada contó con parrandas y agrupaciones folclóricas hasta bien entrada la tarde.