Cada vez se están demandando más burros. Es una especie de fiebre por este animal". Leandro de León, una de las personas dedicadas a la cría de burros en Lanzarote, asegura que cada vez son más las personas interesadas en adquirir al que hasta hace poco era el mejor trabajador del campo lanzaroteño.

De hecho, el interés por recuperar a los asnos en Lanzarote ha unido a un grupo de ganaderos que están estudiando la posibilidad de poner en marcha una asociación para la defensa del burro, iniciativa parecida a la que ya funciona en Fuerteventura a través del Grupo para la Conservación y Fomento del Burro Majorero, Soo.

Este grupo de amantes del asno organiza los fines de semana caminatas en burro por distintos puntos de la geografía lanzaroteña. Y sin olvidar el trabajo que tradicionalmente realizan en el campo de Lanzarote.

"Con mis burros realizo labores agrícolas que difícilmente podría hacer con un tractor", destaca Leandro de León. Y es que a las dificultades propias de los terrenos agrícolas hay que unir las particularidades de los terrenos de cultivo de la isla de los volcanes en el que predomina los enarenados de jable (arena).

Esta particular fiebre ha hecho crecer la demanda y elevado los precios de los borricos. Hasta 1.200 euros se pagan ya por estos animales en el mercado. No obstante, en Lanzarote conviven asnos de importación (traídos hace unos años por el Cabildo de Lanzarote de varios países del Este de Europa), los autóctonos y por supuesto las distintas mezclas que se han venido produciendo por los cruces entre razas.

DE ÁFRICA. En Canarias, la única raza con 'denominación de origen' es la Asnal Majorera, descendiente del Equus asinus africanus, es decir, emparentada directamente con las actuales poblaciones asnales del Norte de África.

Su alzada oscila entre 100 y 120 cm a la cruz, con pesos entre 125 y 175 kg. La apariencia es proporcionada y equilibrada, resultando en su conjunto muy armónicos, y aunque puedan parecer frágiles son animales muy rústicos, longevos (una media de 30 años) y sobrios. Perfectamente adaptados a los suelos semidesérticos y volcánicos, se han integrado completamente al ecosistema de las islas. Vivaces, enérgicos y resistentes a las privaciones, han reportado útiles servicios a la población isleña.

Un ejemplo del interés que está suscitando la cría de burros en Lanzarote tuvo lugar el pasado fin de semana durante las fiestas de Aguapata, en el pueblo del Islote, en el municipio de San Bartolomé. Desde hace 12 años se viene celebrando una tradicional carrera de burros que este año reunió a 25 participantes y a cinco crías de menos de un año.

En Fuerteventura están censados unos 200 de la raza majorera, a los que hay que unir otros burros sin denominación de origen. En Lanzarote la cifra ronda los 70 animales, aunque no existe un censo oficial de la raza propia de las Islas.