"Es como si hubiera alguien agarrándote los pies para que no avanzaras". Leticia González relataba así ayer los apuros que pasó el pasado sábado durante la travesía El Río que une las islas de Lanzarote y La Graciosa por la fuerte corriente hasta que fue recogida por los servicios de seguridad cuando llevaba una hora nadando y había alcanzado siete de las trece boyas que señalan el recorrido de unos 2.600 metros. "No hubiese llegado a la meta", reconoce Leticia que el pasado año logró terminar la prueba en 53 minutos.

El responsable del dispositivo de seguridad y emergencia de la travesía a nado entre Lanzarote y La Graciosa, Isidoro Blanco, aseguró ayer que la decisión de suspender la prueba se adoptó tras comprobar el cambio radical de la fuerza de la corriente a mitad del trayecto. "Vimos que los nadadores empezaban a ser arrastrados y decidimos suspender la prueba por motivo de seguridad", señala

Blanco, que es el responsable de la ONG Emergencia y Rescate de Lanzarote, mantiene que la decisión de recoger a los nadadores fue la más correcta. "Estamos hablando de una prueba en aguas abiertas y con cerca de 700 participantes por lo que hay q ue actuar rápido", aclara. De hecho, la prueba se suspendió transcurrida una hora y cuarto del inicio, cuando sólo habían llegado 64 de los 616 nadadores que tomaron la salida desde la playa situada bajo el risco de Famara.

Desde la organización se reitera que las condiciones del mar eran buenas antes del inicio de la competición. De hecho, se había previsto dos itinerarios alternativos que se descartaron al ver que era posible la salida tradicional desde la playa del Bajo Risco. "Teníamos diseñada una salida desde Pedro Barba y otra en sentido contrario desde la playa del Salao con la misma distancia que desde el Risco en caso que no se pudiese hacer pero la corriente al final se metió deforma imprevista", destacan desde la organización.

Sobre la posibilidad de variar el horario de la salida para no coincidir con las fuertes mareas, Blanco constata que la prueba tiene permiso para realizarse entre las 13.30 horas y las 15.00 horas, que es el momento en el que no operan los dos barcos que cubren el trayecto entre Lanzarote y La Graciosa desde Órzola.

Además, la organización insiste en la necesidad de dejar un pasillo de seguridad en el mar en caso de que se produzca un accidente por lo que prácticamente es imposible si hay cientos de nadadores en un área muy grande. "En todo momento los nadadores estuvieron cubiertos por el dispositivo de seguridad", señalan. Un dispositivo formado por dos helicópteros, salvamar, la patrullera de la Guardia Civil y otras embarcaciones capaces de sacar el agua hasta 1.000 personas en caso necesario.

Carlos Rodríguez, que realizó su primera travesía en 1998, fue otro de los nadadores que no culminó la prueba. "Aunque estoy seguro que hubiese terminado a pesar de que la corriente me desvió a unos 800 metros de la playa del Salao, creo que la decisión de suspenderla fue acertada porque es preferible que se pasen de prudentes a que pueda suceder algún incidente", indica.

No obstante, Carlos cree que habría que limitar el número de participantes y que sólo se dejara participar a nadadores más expertos. "Sé que es una prueba que promocionalmente beneficia a Lanzarote y La Graciosa pero habría que primar más los aspectos deportivos que los lúdicos", indica.

Rubén Reja, que es otro de los veteranos de El Río, comparte también la idea de limitar el número de participantes. "Es una barbaridad para una prueba en mar abierto que haya 700 participantes", insiste. Por su parte, Gonzalo Roldán, que ha hecho la travesía en ocho ocasiones, se mostraba bastante más crítico con la organización. "A mí me obligaron a salir cuando iba por la costa en dirección al muelle y había otros nadadores que en ese momento estaban en apuros. L a estrategia era dejarse llevar hacia la costa y no luchar contra la marea".

Malena Domínguez también se quedó en la "fatídica" boya 7. "Tras la mala experiencia de hace tres años ya ví que no iba a poder llegar porque no avanzaba", recuerda. Malena se refiere a la travesía de 2011 cuando también se tuvo que suspender por las fuertes corrientes aunque en esa ocasión la decisión se tomó mucho más tarde y el número de retirados ascendió a 475. "Prácticamente me encontré cuando me subieron a la zodiac con los mismos de hace tres años", señala Malena.

"El Río es una lotería", sentencia Isidoro Blanco.