El Ironman, la prueba deportiva más emblemática de las que se celebra en Lanzarote desde hace 25 años, en la que compiten los denominados hombres y mujeres de hierro, está trayendo de cabeza a las autoridades insulares por la posibilidad de que la competición provoque un enorme caos circulatorio en la isla.
La decisión de la Dirección de Tráfico de aplicar a rajatabla el Reglamento General de Circulación sobre el control de las pruebas deportivas podría colapsar algunas de las vías más importantes de la isla al tener que cortar durante muchas horas una gran parte de sus carreteras para poder celebrar el Ironman el próximo 21 de mayo. Un problema que se agrava teniendo en cuenta el número de participantes, dado que el pasado año fueron 1.700 los triatletas que tomaron la salida.
Según el artículo cuarto del anexo II del Reglamento General de Circulación las pruebas deportivas "se disputarán con el tráfico completamente cerrado a los usuarios ajenos a dicha prueba, y gozarán del uso exclusivo de las vías en el espacio comprendido entre el vehículo de apertura con bandera roja y el de cierre con bandera verde".
En el Ironman, los triatletas deben completar 3,8 kilómetros de natación, 180,2 kilómetros en bicicleta recorriendo la isla de norte a sur y 42 kilómetros a pie en un circuito cerrado. Es precisamente, la modalidad de bicicleta la que preocupa tanto a los organizadores como a las instituciones por la posibilidad de que tuvieran que cerrarse algunas vías por completo durante al menos cinco horas.
En las últimas ediciones del Ironman, algunas de las carreteras por las que circulaba la prueba de ciclismo se iban abriendo de manera progresiva, permitiendo que los ciclistas más rezagados compartieran la vía con los vehículos. La gran diferencia de tiempo entre los primeros clasificados y una gran parte de los triatletas es otro de los grandes inconvenientes. En la prueba de bicicleta es posible diferencias de hasta cinco horas.
Uno de los puntos más críticos sería el acceso hacía el sur de Lanzarote desde la rotonda de Mácher ya que el cierre de esta vía durante más de cuatro horas en la mañana del sábado provocaría un gran perjuicio hasta con las comunicaciones con Fuerteventura al conectar con el puerto de Playa Blanca (Yaiza).
El presidente del Cabildo, Pedro San Ginés, mantenía ayer una conversación telefónica con la delegada del Gobierno, Mercedes Roldós para adoptar todas aquellas medidas que permitan celebrar una prueba que está considerada "el buque insignia de la estrategia del Cabildo para consolidar la isla como destino turístico-deportivo".
Según San Ginés, la delegada del Gobierno "se comprometió a adoptar cuantas medidas sean necesarias por parte de la Delegación del Gobierno, la Dirección Insular de la Administración General del Estado y Tráfico para que el Ironman siga celebrándose".
De hecho, la Delegación del Gobierno en Canarias ya ha comunicado al Cabildo la convocatoria en la isla para el próximo 7 de abril de una reunión de coordinación con la participación, entre otros, de representantes de los citados organismos, del Consorcio de Seguridad y Emergencias y del Área de Deportes "con el fin de encontrar soluciones para salvar esta situación y garantizar que las carreteras por donde transite el Ironman mantengan al menos uno de sus carriles abiertos al tráfico", señala el presidente.
Por su parte, Roldós ha solicitado a la primera Corporación insular "mayor implicación y esfuerzo en la organización del evento aportando una mayor dotación de recursos humanos y material de señalética como conos, cintas, etcétera, para garantizar la seguridad de los deportistas, del público y de la circulación", según agrega Pedro San Ginés. Se estima que sean unas 900 personas entre voluntarios y efectivos de seguridad y emergencia.
