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Un neurólogo lanzaroteño ensaya una vacuna para frenar el alzhéimer

El especialista Mario Riverol es el responsable del equipo de la Clínica Universidad de Navarra que prueba el fármaco en pacientes con un deterioro cognitivo leve

El plantel de investigadores. MANUEL CASTELLS

El neurólogo lanzaroteño Mario Riverol Fernández es el responsable del equipo que participa en el ensayo clínico que se lleva a cabo en la Clínica Universidad de Navarra para frenar el desarrollo del alzhéimer mediante la vacuna ABvac40 en pacientes en los que esa enfermedad está aún en un estadio incipiente. El especialista explica desde la capital navarra, Pamplona, que "se trata de personas en una fase de deterioro cognitivo leve o de demencia leve, en la que el alzhéimer tenga nula o incipiente repercusión en el día a día". Se persigue evitar que el daño de las neuronas en el cerebro vaya a más.

Este nuevo estudio se distancia de lo que se ha investigado en los últimos años, ya que hasta el momento se había incidido en la idea de inhabilitar la proteína amiloide mediante anticuerpos. Los investigadores creen que el origen del alzhéimer reside en la acumulación de esta proteína en el cerebro. Lo que se busca ahora es inutilizar los depósitos de amiloide con un nuevo método, "el cual consiste en la inyección de un fragmento de proteína amiloide, de tal forma que el paciente crearía una resistencia y produciría sus propios anticuerpos que irían contra esa proteína", detalla el doctor Riverol.

En caso de que funcione este experimento, la vacuna "limpiaría" el cerebro de esta proteína y, por lo tanto, se pararía el desarrollo de la enfermedad.

La compañía biotecnológica española Araclon Biotech, que estudia el alzhéimer, es la que ha impulsado esta investigación en la que participan 18 hospitales españoles, dos franceses, un italiano y otro sueco y unos 120 pacientes en total. En la Clínica Universidad de Navarra está previsto que colaboren "unos seis pacientes". Es díficil determinar la duración del estudio, pues el mismo depende del tiempo que se tarde en reclutar a los enfermos. "Puede ser que en un año esté cerrado", afirma Riverol.

El procedimiento del ensayo consiste en una inyección subcutánea que se administra al paciente en seis ocasiones a lo largo de un año. En ese plazo se realiza un seguimiento médico para certificar si el paciente crea o no esos anticuerpos, mediante un análisis que se extendería durante aproximadamente dos años. "Lo interesante es que buscamos que el paciente genere sus propios anticuerpos ante el amiloide, como cuando a alguien le ponen una vacuna para la gripe o para cualquier otro tipo de virus", precisa Riverol. Añade que de ser así, "quizá se podría conseguir que la enfermedad se frenara o incluso pudiera revertirse. Esto podría tener muchas implicaciones, no solo para los pacientes en fase inicial sino, incluso, para pacientes con alto riesgo de desarrollar la enfermedad, pero en los que aún no hay síntomas".

De momento, "lo que vamos a tratar con este ensayo es si el paciente tolera adecuadamente la vacuna y ese fármaco es seguro. En la siguiente fase, sería comprobar si, efectivamente, va bien para parar la enfermerdad de Alzheimer", aseveró el neurólogo.

Entre los profesionales del equipo multidisciplionar que lleva a cabo esta importante investigación en la Clínica Universidad de Navarra figuran tres neurólogos, dos neuropsicólogas y una enfermera.

El alzhéimer es una enfermedad muy frecuente y se destinan muchos recursos económicos y humanos para su tratamiento, indica Riverol. Sin embargo, concreta que, "al mismo tiempo, el panorama en los últimos años ha sido un poco desolador porque no se ha descubierto nada nuevo para tratar a los pacientes", aunque cree que "estamos en una etapa en la que puede haber esperanzas".

El alzhéimer no tiene cura en la actualidad. A pesar de que se han probado distintos fármacos en fases más avanzadas de la enfermedad, no se ha podido revertir. Por eso, asevera Riverol, "ahora se considera que hay que incidir cuando empiezan a aparecer los síntomas, e incluso se piensa que sería más rentable poder tratar cuando los pacientes ni siquiera han desarrollado ningún tipo de síntoma, que podemos establecer si aparece ya la enfermedad en el cerebro de los pacientes".

La puesta en marcha de este estudio supone un impulso en la investigación del mal de Alzheimer, una enfermedad con mucha prevalencia en la sociedad actual, pero en la que, por desgracia, no se han visto muchos avances terapéuticos aplicados a pacientes. Actualmente, la Clínica Universidad de Navarra mantiene abiertos otros tres ensayos para pacientes con alzhéimer. Todos siguen la línea de paralizar la expansión de la proteína amiloide, pero lo hacen de una forma más pasiva y menos natural para el paciente. Son investigaciones que consisten en inyectar un anticuerpo, previamente desarrollado en el laboratorio, al participante con el objetivo de comprobar si es capaz de combatir la proteína amiloide.

No obstante, el alzhéimer no solo lo provoca el acúmulo de la citada proteína amiloide. También existe otra proteína que se deposita en el cerebro, tau. Es la responsable del deterioro cognitivo y de la pérdida de memoria. Tau está más vinculada a los síntomas de esta enfermedad neurodegenerativa. Un factor importante del que también se investiga es la forma de paliarlo, señalan desde el centro sanitario. La clínica tiene prevista la apertura de otros ensayos, uno de ellos para estudiar un tratamiento eficaz contra la proteína tau.

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