La convivencia en positivo es uno de los temas que usted ha abordado en su intervención en el II Congreso Ineduca.
Hablo de la convivencia positiva, de una buena gestión del conflicto y de nunca nombrar una situación como es el niño, es el conflictivo, es el hiperactivo, es el disruptivo. En vez de eso, propongo describir la situación. Este niño no aguanta mucho rato sentado... la razón que sea, porque las conductas son, posiblemente, variables. El problema no es el niño sino el entorno y toda su influencia.
La conflictividad es algo innato a la convivencia. ¿Qué propone usted para mejorarla?
Sí, claro. Donde hay convivencia hay conflicto. Tenemos que tomar conciencia de todas las posibilidades que tenemos de vivir positivamente la convivencia escolar. Sin embargo, todavía tenemos gente que convive sin implicarse, sin relacionarse, se van porque dicen 'tengo un horario y un trabajo', pero no se fomentan las relaciones. También habrá gente que sobreviva y malviva. Y lo que buscamos es que todos podamos convivir positivamente y hay muchas herramientas para ello. Puede haber un modelo de gestión del conflicto que forme parte de la cultura, el carácter del centro y, para eso, hace falta un claustro que esté apostando en la misma dirección. Ir todos por el mismo camino cuando es un camino dirigido a convivir positivamente es la clave.
¿A qué tipo de herramientas se refiere?
El nuevo paradigma de la psicología positiva, la pedagogía sistémica y la disciplina positiva son referencias que nos han permitido darnos cuenta de que trabajando y relacionándonos de otra manera ganamos todos. Por supuesto, siempre habrá conflictos, pero se pueden gestionar desde el modelo de la justicia restaurativa, con práctica restaurativa en lugar de retributiva, de cómo superar el modelo punitivo en los centros educativos.
Uno de los recursos con los que cuenta la escuela para la resolución de conflictos es la mediación escolar.
En Canarias el desarrollo de la mediación es una realidad y eso es una práctica restaurativa, pero podemos seguir utilizando muchas más herramientas que se van incorporando. Hay muchos centros educativos que están desarrollando la implementación del modelo de convivencia positiva desde el diálogo, el sentido de pertenencia al grupo y la cohesión de grupo, desde todas esas herramientas que nos ayudan a construir un aula amable y un aula saludable.
¿Cuáles son los motivos principales de conflictividad en las aulas hoy en día?
Como en las mejores familias, donde hay convivencia, hay conflicto. El problema no son los conflictos, sino que no los gestionemos de forma pacífica. Si hubiera una causa... Se ha superado hace mucho tiempo ese reduccionismo lineal de causa efecto. Las situaciones siempre son complejas en las relaciones humanas y hay muchos factores determinantes y si trabajamos desde la prevención y con actuaciones proactivas, lo que podemos hacer del conflicto es una oportunidad para crecer y aprender y no para dañarnos.
¿Las nuevas tecnologías son una oportunidad o una desventaja para solucionar el conflicto?
Me considero una analfabeta tecnológica pero una aprendiz ilusionada. Las tecnologías forman parte de nuestra actualidad y tenemos que estar bien integrados en la sociedad, en la cultura que estamos construyendo.
¿La multiculturalidad resulta una ayuda?
En mi opinión, en este siglo hemos superado la multiculturalidad para trabajar y convivir en la interculturalidad. Indudablemente, es una riqueza pero seguimos teniendo prejuicios y motivos para discriminar. Los delitos de odio siguen existiendo y la escuela es un reflejo de la sociedad, pero eso no quiere decir que nos conformemos. Está en nuestras manos coger aquello que queremos tener, incorporar nuevos valores, transformar algunos o desechar otros.
