Los cortes de calles y carreteras por la acumulación de hasta una decena de obras distintas en el entorno de Triana y Vegueta convierten cada día la circulación por el casco histórico de la ciudad y sus accesos en un auténtico laberinto. Aproximadamente 130.000 trayectos de conductores que circulan cada día entre la avenida marítima, la carretera del centro y ambos barrios se ven afectados por los cortes, que llegan a colapsar algunos carriles de la autovía en horas punta.

Si la circulación por la zona ya era complicada con las obras de repavimentación del entorno de la Catedral y el cierre del principal eje de comunicación de Vegueta con el resto de la ciudad -Obispo Codina-, los cortes intermitentes por el soterramiento del cableado eléctrico aportan desde hace unas semanas un grado más de complejidad a una zona ya de por sí saturada. Los principales afectados son los cientos de trabajadores que acuden a Vegueta, en su mayoría abogados y funcionarios de Justicia, además de restauradores y repartidores.

Todos estos profesionales se quejan, además, de la ausencia de policías locales que controlen los flujos del tráfico en horas punta. "Hay días en los que sólo somos siete policías para toda la Zona 1 [desde Jinámar hasta Mesa y López] y es casi imposible que cubramos todos los barrios", aseguró un agente de tráfico que prefiere quedar en el anonimato.

Donde más echan de menos los conductores a los guardias es en los puntos negros que se han generado a causa de las obras. Uno de los más conflictivos es el cruce a nivel de la Avenida Marítima frente a la sede de la Audiencia entre los coches que quieren salir de Vegueta y los que quieren entrar. Este nudo se ve más atorado aún con las paradas a primera hora de la mañana de las guaguas escolares en colegios como los Jesuitas (calle Domingo Doreste) o Santo Domingo Sabio (Doctor Chil). La confluencia de ambas circunstancias se aprecia con colas de coches en dos de los tres carriles de la autovía que, en dirección sur-norte, llegan hasta los túneles de San José.