La Comunidad Autónoma de Canarias cuenta aún con 180 escuelas rurales en su territorio. Nadie cuestiona ya la calidad educativa que se imparte en estos centros, donde el docente es su principal motor. La escasez de niños en los municipios pequeños y el ritmo de vida actual pende, sin embargo, como una espada de Damocles sobre estas escuelas.

En 1929, la escuela rural de Las Goteras, en las medianías de Telde, abría sus puertas en la bodega de una casa familiar. Unos cincuenta niños conformaban el primer grupo de estudiantes. Corrían otros tiempos. Había carencia de recursos y gran absentismo escolar. Esa estampa forma parte ya de la historia. Pero el centro, tras 80 años en activo, sigue vivo hoy con 13 niños. Un ejemplo de que la escuela rural es posible en el siglo XXI.

Los centros unitarios han logrado mantenerse en Canarias a pesar de la despoblación del territorio y de las leyes educativas. En la actualidad, hay 180 escuelas rurales y 3.870 escolares matriculados este curso escolar.

Gran Canaria es la isla que más centros tiene con 50. La siguen Tenerife (49), La Palma (39), Lanzarote (16), Fuerteventura (14) y La Gomera y El Hierro, con seis cada una.

Carmelo Afonso Navarro, director de la escuela Las Goteras y autor del libro que recoge las anécdotas de la escuela, afirma que la visión que se tenía de estos centros hace "cincuenta años está ya superada" y que hoy ya nadie cuestiona su calidad educativa. "Éste es un modelo educativo que parece siempre estar en duda pero tras la Logse tenemos especialistas en los centros y hay recursos".

Es el trabajo más duro, sin duda alguna, para los docentes ya que en un aula pueden encontrarse mezclados niños de varias edades. Para el profesorado, sin embargo, esto no entraña ninguna dificultad y hablan sólo de un cambio en el "método de trabajo". Este año, 1.237 escolares de Infantil y Primaria estudian en este tipo de centros en la Isla.

Cada centro funciona como una entidad propia pero los docentes se coordinan con otras escuelas de la zona para planificar y coordinar el trabajo.

Julia Alvarado, coordinadora del Colectivo Escuelas Rurales de Santa Brígida-San Mateo, dice que los resultados escolares son "bastantes buenos" y que el temor a las mezclas de alumnos de distintos niveles ya está siendo usual en centros más grandes. "Nos coordinamos más con las APA y la mezcla de niveles enriquece a los chavales. Se vuelven más autónomos", dice.

Las nuevas tecnologías han roto su aislamiento y los problemas que tienen hoy estas escuelas son los mismos que los de cualquier otro centro.

CIERRE. El temor al cierre por la falta de alumnos es, sin embargo, la espada de Damocles que pende sobre estos centros. El Gamonal (Santa Brígida) contaba en el curso 2003/04 con 29 alumnos y este año sólo tiene 8. Las escuelas de Casablanca (Firgas), la de Barranquillo de Andrés (Mogán) y El Palmital (Santa María de Guía) no han tenido tanta suerte y tuvieron que echar el cierre este año por falta de niños.

Gutiérrez señala que Educación apuesta por el mantenimiento de estas escuelas porque ayudan a que la gente se quede en los municipios y, por tanto, a la "sostenibilidad" del territorio. Pero la realidad es que la escasez de niños en las zonas rurales y el ritmo de vida actual marca la supervivencia de estos centros.

"Las escuelas no las cerramos, se cierran solas por la falta de población y porque los padres al querer conciliar vida laboral y familiar prefieren llevar a sus hijos a centros más grandes donde tienen otros servicios como comedor, actividades escolares, atención temprana", añade.

La supervivencia en las próximas décadas de estos centros depende, pues, de la estabilidad de la población en las zonas rurales y de buscar alternativas para ofrecer los mismos servicios que los centros grandes para que las familias puedan conciliar vida laboral y familiar.

Cuatro escuelas unitarias de Teror -Sagrado Corazón, San Isidro, Espartero y Arbejales- han comenzado a dar ya un paso hacia adelante. Su propuesta, aprobada ya por la comunidad educativa, es concentrar a todos los chicos en la escuela de Arbejales y ampliar las instalaciones para que tengan más servicios educativos. Una iniciativa que puede ser la alternativa para evitar el cierre definitivo de muchas.