El dominó y la zanga aburren, ahora lo que estimula a los jubilados, y a los que aún cotizan, que frecuentan la zona de juegos del parque Santa Catalina es el póquer Texas Hold'em. Sí, sí, ese póquer que se ve en horas de madrugada en algunas televisiones y que arrastra a miles de internautas también desata pasiones ahora en el templo del ocio relajado y calmado que son las mesas de juego instaladas junto al puesto de la Policía Local del parque.

Allí, sobre tres mesas unidas por un tapete verde, se reparten fichas y cartas como si el Caesar's Palace de Las Vegas fuese. Eso sí, un Caesar's Palace de andar por casa porque los jugadores en vez de esmoquin lucen vistosos chándales o jerséis de las rebajas. Es el póquer de barrio que se juega en el parque, al aire libre, y en el que, según la asociación Amigos de Santa Catalina, no se hacen grandes apuestas. "Como mucho se juegan dos euros y el que gana no pasa de llevarse 20 euros", explica Jerónimo de León, presidente del citado colectivo, autorizado por el Ayuntamiento a gestionar la zona de juegos de Santa Catalina.

No es lo que piensan algunos vecinos de la zona, empezando por la presidenta de la asociación Istmo de Santa Catalina, María Dolores León. "Por lo que me han dicho otros vecinos que van por el parque allí se juegan mucho más de dos euros; de todas formas, sea uno, dos o diez euros, allí no se puede jugar con dinero, lo dicen las ordenanzas del Ayuntamiento", afirma rotunda la líder vecinal; "además, desde que se apuesta dinero esa zona especial del parque deja de ser un área de distracción para convertirse en un negocio".

"Retamos a esa señora y a quien quiera a que venga para que vea que aquí nadie hace negocio con el póquer ni con ningún otro juego", lanza un órdago Ramón Ramírez, vicepresidente de la asociación Amigos de Santa Catalina. Ramírez y De León aseguran, convencidos, que cuentan con el consentimiento expreso del Ayuntamiento para permitir el juego con apuestas en su espacio. "Siempre que no sean apuestas grandes nos han dicho que no hay problema, y dos euros no creo que sea una apuesta muy grande", afirma De León. "Se apuesta para darle aliciente al juego, no para hacer negocio, es como si te juegas un cubata al subastado ¿lo vas a prohibir por eso?".

Lo cierto es que la mesa que más expectación levanta es la del póquer. Siempre hay un grupito de noveleros alrededor atento a las jugadas y comentándolas como si fuera un partido de fútbol televisado. Junto al crupier (que lo hay) se sientan hasta 12 jugadores de lo más variado. A los jubilados cansados del dominó se suman muchos jóvenes en paro animados a probar suerte tras ver por la tele cómo se manejan los profesionales. "Estamos preparándonos para crear un equipo y cuando abran aquí al lado el Casino Las Palmas [en el local del antiguo Tony Roma's] nos inscribiremos para competir en sus torneos", señala Juan José Robaina, uno de los jugadores más veteranos.

Preguntado por las apuestas, coincide con la asociación Amigos de Santa Catalina. "Aquí amarras a todos los que jugamos a una verguilla y los pones cabeza abajo y no sacas más de 20 euros", comenta jocoso, "y si el Ayuntamiento se molesta que vaya a Las Canteras y pregunte a las señoras que juegan al bingo, que se sacan más que nosotros".