La policía se incautó de un verdadero arsenal de artilugios sexuales en el domicilio de la pareja compuesta por Fernando Torres Baena y María José González Peña. En la madrugada del pasado 4 de febrero, el titular del Juzgado de Instrucción número 7 de Las Palmas de Gran Canaria, Miguel Ángel Parramón, ordenó la detención de los hasta ahora cinco imputados -tres de ellos en prisión preventiva- y los registros de la vivienda particular de la pareja y la sede de la Escuela de Kárate Torres Baena, donde las víctimas habían relatado que se producían los hechos.

En la urbanización El Edén, ubicada en Playa de Vargas (Agüimes), los agentes policiales que practicaron el registro se incautaron de todo tipo de artilugios sexuales con los que los investigadores consideran que pudieron cometerse presuntos abusos sexuales.

En ese chalé, en el que residía Fernando Torres con su compañera sentimental, los karatecas celebraban al parecer numerosas concentraciones los fines de semana con grupos de entre 10 y 15 jóvenes. En esas concentraciones, según relató a este periódico una de las víctimas, "ocurría de todo".

Por norma general, los jóvenes que eran invitados a las concentraciones, con el consentimiento de sus padres (ajenos a los hechos que se denuncian), eran excelentes deportistas que consiguieron importantes logros en el mundo del kárate. De hecho, la escuela cuenta con innumerables campeones de Canarias, de España, de Europa e incluso campeones mundiales.

Fuentes próximas a la investigación apuntan, además, que los jóvenes que se rebelaban contra los presuntos abusos sexuales eran menospreciados en el gimnasio, hasta el punto de que la mayoría tenía que abandonarlo. Muchos deportistas tuvieron que dejar la práctica del kárate por este motivo, según la información con la que cuentan los investigadores. Las pesquisas no paran.