"En su pueblo será una multa, pero si la señora hace eso en la carretera de La Coruña a Madrid, queda preventiva en prisión a la espera de juicio. Y en Canarias no va a ser distinto". El inspector de policía Eduardo Belda, la persona contra la que casi impacta de frente la esposa de un general del Ejército de Tierra que circulaba en sentido contrario por la carretera del Centro, impidió que la Guardia Civil camuflara como sanción administrativa el delito que la mujer posteriormente reconoció en el juzgado, según el propio relato del policía.

A lo largo de un informe de cinco folios redactado por el inspector, remitido a este periódico a través del sindicato al que pertenece (Sindicato Profesional de Policía), Eduardo Belda detalla cómo la Guardia Civil quiso hacerse con las diligencias del caso en la comisaría de Distrito Sur de la capital grancanaria, donde la tarde del 25 de junio pasado permanecía detenida María Esther Vaquero Martín, esposa del general de Brigada Francisco Martín Alonso.

En el momento en que el inspector jefe de la Brigada de Homicidios prestaba declaración en la comisaría en calidad de testigo, "sin permiso alguno se introducen en la habitación el teniente de la Agrupación de Tráfico y el jefe de Atestados de dicha unidad", ambos pertenecientes a la Guardia Civil, según explica en su informe el policía. "El teniente se sienta en la silla contigua a la mía, visiblemente alterado o calentado por ser más certeros, quejándose el mismo de que por parte del CNP se estuviera tramitando dicho asunto, preguntándome el motivo por el cual yo había detenido a la mujer y no había dejado actuar a la Guardia Civil".

El informe del inspector Belda, que también tienen el comisario Provincial de la Policía y la Delegación del Gobierno, explica cómo los mandos de la Guardia Civil tratan por todos los medios de hacerse con la instrucción de las diligencias: "Dicho teniente, lejos de entender mi explicación, por otro lado gratuita pues nadie me obligaba a relatarle los hechos, me reprochó la actuación diciéndome que estaba equivocado y que lo que había sucedido era una "mera sanción administrativa", a la cuál le contesté, como hice anteriormente con el teniente coronel del Ejército que se presentó en el lugar de los hechos, que recorrer más de un kilómetro con sentido contrario en una autovía no era infracción administrativa, asumiendo su acompañante, el jefe de Atestados de la Guardia Civil, mi afirmación".

El inspector Belda cuenta que las presiones siguieron a pesar de la explicación y que "el teniente continuó reprochándome la actuación, diciendo que lo tenían que haber llevado ellos y de nuevo insistiendo en que quedaría en una infracción administrativa". Posteriormente, "se debió molestar, se levantó y me preguntó que si yo estaba de servicio, a lo cual contesté que iba para mi casa, abandonando el lugar sin decir adiós y visiblemente contrariado".