"Yo no estudié y a mí me va bien". Estas son algunas de las reacciones de los padres de menores absentistas con las que tienen que lidiar las psicólogas, animadoras socioculturales y trabajadoras sociales del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria.

Las profesionales, que acuden a los centros de Primaria y Secundaria, coinciden en la importancia que tiene para un menor que su familia reconozca el valor de la educación. El problema es que muchos progenitores miran para otro lado cuando sus hijos, menores de 16 años, no asisten a clase y no les imponen ningún tipo de disciplina para corregir la situación, según explica la psicóloga Elena Ortega.