Su particular ángel los entregó ayer en el Albergue insular de Bañaderos tras desparasitarlos de pulgas, bañarlos y darles de comer. "Me dieron muchas pena. Si no tuviera perro me habría quedado con ellos", comentaba Naira, de 26 años, auxiliar de enfermería. En casa la espera Luna, un bichón maltés que compró hace un año y medio por 460 euros.

Los dos cachorros entraron ayer sin quererlo en la estadística anual de perros abandonados. Unas diez mil mascotas se abandonan anualmente en el Archipiélago, según señaló María Rosa González, directora del centro, a pesar de que la Ley de 1991 sobre Protección de los Animales de la comunidad canaria contempla el abandono como una "infracción muy grave" cuya multa oscila entre 1.500 y 15.000 euros.

Lo mismo le pasó a Golfillo, una mezcla de yorkshire de cinco años, la semana pasada. Y eso que él lleva un microchip. Se le encontró merodeando por la Clínica de Los Tarahales y con la "cadera tocada, probablemente de algún atropello".

El circuito electrónico permite localizar más rápidamente al propietario ya que por ley todos los perros deben estar censados en el Ayuntamiento en el que residen. Sin embargo, en su caso, el teléfono coincide con un banco y no con el de su dueño. El Albergue esperará 20 días y, después, decidirá qué hace con él.

La historia de Kiaria, un cooker negro de seis años, es de abandono y maltrato. Salió de la perrera con un año adoptada, pero hace unos días la devolvieron con una infección en el lomo en carne viva que le ha provocado la pérdida de pelo. Teresa, auxiliar de veterinaria, explica que la infección es producto de las pulgas y de que su dueña hizo dejación de atención. Algo también penado por ley como una falta "muy grave", pero difícil de que la Justicia castigue al infractor. Así lo afirman los trabajadores de la Asociación Albergue de Bañaderos, que lleva 16 años encargándose del centro y que en varias ocasiones ha llevado a los tribunales a los propietarios.

Desde 2009 está en el centro un pointer de unos siete años. Lo trajo el Ayuntamiento de San Mateo y no hay nada más sobre su historia vital. Su buen carácter, sin embargo, le hace ideal para todo tipo de compañía. Bruce Springsteen , sin raza determinada, tuvo hace tres meses mucha suerte. Su nueva dueña, Loli Reyes, ya tiene experiencia. "Es el único ser al que le late el corazón y nunca me dará la espalda".