Palmo a palmo, un grupo de bomberos inspecciona y graba en su memoria las paredes del túnel Julio Luengo en Las Palmas de Gran Canaria. Deben tener muy claro dónde se hallan todas y cada una de las medidas de seguridad con las que trabajarían si se produjera un incendio. Son las dos de la madrugada, ha llegado la calma a la ciudad y 22 efectivos del cuerpo de bomberos de Las Palmas de Gran Canaria se disponen a llevar a cabo una serie de ejercicios relacionados con los protocolos de actuación establecidos en caso de incendio.

Una de las primeras actividades es precisamente calcular lo que tardarían las unidades en llegar al túnel. Las isocronas, como se denominan, han quedado en una media de tres minutos para el coche que sale de La Isleta y cinco minutos para los que salen del parque central y de Vegueta. Una vez está el equipo entero en la infraestructura, y tras preparar y acondicionar todo para el simulacro, lo más importante es recorrer con detenimiento los metros que componen el subterráneo para familiarizarse con las salidas de emergencia y entradas de agua. César Afonso, sargento del Parque de bomberos acompaña a los agentes en la inspección con un topómetro en la mano.

En caso de incendio

El ejercicio de sofocar un fuego en uno de los puntos de más difícil acceso, empieza en la entrada al Luengo por Pío XII, los agentes cargan cada uno con una botella de aire comprimido con la que controlarán la cantidad de aire que consumen y el tiempo que tienen para poder realizar la maniobra y evacuar a un herido. Cinco hombres trabajan en equipo para desplegar 14 mangueras de 25 metros, Santiago Ramos es el que se encarga de unir todas las mangueras. Mientras tanto, un equipo compuesto por otros cinco bomberos realiza la misma maniobra con un tendido de espuma, en el extremo contrario. Tras la despresurización del agua, y comprobar que habrían llegado con éxito al incendio, uno de los bomberos se tiende en la camilla para ser evacuado, cuando les quedan pocos minutos de aire, avisa el cabo Fernando Naranjo. Llegan a la salida del túnel tras realizar todas las maniobras y recordar las actuaciones a llevar a cabo y el trabajo en equipo.

Todos los miércoles de este mes los turnos de guardia hacen este simulacro, aprovechando los momentos de mantenimiento del túnel Julio Luengo, en un ejercicio que "potencia la formación de los efectivos", explica Sebastián Naranjo, sargento del parque central y alma del cuerpo, según sus propios compañeros.