Lo que se considera hoy como "mercancías peligrosas" nos rodea a diario. Están en la cocina, el taller de manualidades o en las fiestas del barrio. El término se utiliza en el transporte y son objetos que pueden presentar algún riesgo para la salud de las personas o el medio ambiente, y que son susceptibles de provocar una explosión. De media, el Puerto de La Luz y de Las Palmas, tiene entre 150 y 200 declaraciones mensuales de buques que cargan mercancías peligrosas, según la Autoridad Portuaria. Esta denominación abarca una gran clasificación entre la que se encuentran usos como gases para instalaciones hospitalarias, explosivos para obras civiles, cantería y pirotecnia, entre otros.

La naviera WEC Lines tiene una serie de portacontenedores en los que se almacenan y distribuyen por mar todo tipo de mercancías, entre ellas las peligrosas. Su responsable de oficina en Canarias, Víctor Mendoza, explica los protocolos que han de seguir todos los buques antes de llegar a las islas. "Antes de atracar en puerto, la consignataria debe avisar de su llegada y de sus existencias a todas las autoridades: Capitanía Marítima y Autoridad Portuaria, pues son quienes permiten la entrada del barco", comenta.

La empresa, añade Mendoza, "debe declarar todos los contenedores que porta con mercancía peligrosa, se bajen o no del barco, a través de un sistema informático, el Salvia". En cada puerto que paren deben añadir al fichero todo el género, tanto peligroso como no. Y esa información es la que deberán presentar en el siguiente puerto, 24 horas antes de su llegada. Si se omite esta información, las autoridades pueden negar el atraque del barco.

En los buques de la consignataria viajan un total de 12 tripulantes, que es el mínimo exigido por la marina mercante. Los barcos que llegan a Canarias son el WEC Sorolla, WEC Velázquez y el WEC Goya. Todas las semanas llega uno de estos portacontenedores a los puertos de Las Palmas y Tenerife, y mantienen de forma muy estricta todos los protocolos de actuación.