La temporada de los cruceros reactiva la actividad comercial en el parque de Santa Catalina. Algunos comercios hablan de que las ventas llegan a duplicarse y hasta se triplican en jornadas como la de ayer, con la llegada al Puerto de casi 6.300 turistas en los tres cruceros Adventure of the Seas, Aida Sol y Ocean Countess. Pero, los negocios echan en falta la ansiada reforma integral de la zona para dotarla de servicios, generar un entorno más amable y atractivos para captar a visitantes de poder adquisitivo.

"Hace unos días una turista tuvo que volver al barco porque no había baños públicos y no pudo entrar en el de las cafeterías". Esta experiencia de Juan Carlos Villavicencio, que ocupa uno de los quioscos del parque, muestra una de las muchas carencias que sufren los cruceristas en la puerta de entrada de la ciudad, en un negocio que va en aumento, pero que choca en muchas ocasiones con la imagen mejorable de Las Palmas de Gran Canaria.

Los empresarios de la zona echan en falta una mayor cartelería informativa para los turistas nada más salir de la terminal de cruceros, ya que muchos entran en el Parque desorientados, si no fuese por los mapas turísticos, y y la transformación de estructuras como la de un torreón de la luz situada en un lateral.

Las mesas del Café da Vinci están llenas con turistas. En el local afirman que en días como ayer las ventas se triplican, sobre todo cuando llegan barcos que no ofrecen el todo incluido, y en la que una cerveza puede costarles dentro hasta ocho euros. En el Café demandan, en cambio, una mayor limpieza integral de la zona y acabar con las personas que se acercan a pedir a los clientes. "La zona es una desastre desde el punto de vista estético". Y coinciden con empresarios en la urgencia de acometer una promoción especial de la zona, para evitar la huida de los turistas. Francisca Hernández, de Artesanía Canaria, lamenta el bajo nivel de compras, ya que la mayoría gasta menos de 10 euros y cree un error la apertura dominical generalizada. Y en el bazar Karani coinciden en que los pasajeros compran "cosas baratas".